¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con movidas raras en el BCR. Un grupito de inversionistas, algunos ya bien canejos y con los ahorritos puestos ahí, anduvieron encendidos este lunes en la sede central del banco, buscando respuestas y, pa’lante, un poco de justicia. Parece que la jugada del Parque Empresarial del Pacífico (PEP) les dejó un sabor amargo, más salado que la lejía.
La vaina es así: en el 2020, la Sociedad Administradora de Fondos de Inversión (SAFI) del BCR usó unos $70 millones que son pura plata de los inversionistas – gente trabajadora que pensaba meterle duro a su futuro – para comprar este parque empresarial. El problema, según dicen los afectados, es que la SAFI se fajó un precio infladito, con un sobreprecio que anda rondando los $30 millones. ¡Imagínate qué susto!
Después de una manifestación pacífica, pero con camisetas bien claras que ponían “Estafados por el BCR”, los inversionistas lograron hablar con el nuevo gerente general, Julio César Trejos. Rodrigo Carazo, uno de los que estaba allá, me contó que le explicaron la bronca: muchos de estos señores y señoras son adultos mayores, que dejaron todo su queso en esas inversiones pensando en vivir tranquilos. Uno de ellos me dijo que ahora apenas recibe $50 mensuales, ¡y dígale que ya nadie vive de pan y agua, chunches!
Lo que más les duele es que, según denuncian, hay funcionarios que estuvieron metidos hasta el cuello en esta compra turbia y todavía siguen laburando en el banco. Dicen que el BCR está tratando de tapar la verdad, de encubrir a la banda, y eso les indigna a razón. ¡Y con razón!, pues es su dinero el que se está jugando.
La Superintendencia General de Valores (Sugeval) ya le puso lupa al asunto y mandó que transfieran esos $70 millones al fondo afectado. ¡Una medida sensata!, porque si no, quién va a resarcir el daño a los inversionistas. Pero, sorpresa, el BCR, en lugar de aceptar la decisión, prefirió irse a la vía judicial. ¿Será que tienen algo que esconder?
Esto ha enfurecido aún más a los inversionistas, que ven cómo se alarga una situación que ya de por sí es complicada. Una cosa es clara: están cansados de promesas vacías y quieren ver resultados. Como dice don Rodrigo Carazo, “solo los ríos no se devuelven”, pero parece que el BCR está dispuesto a pelear batallas innecesarias, en lugar de admitir que se equivocó y corregir el rumbo.
En realidad, esta no es la primera vez que vemos a estos inversionistas protestando. Hace poquito, el 2 de octubre, andaban echando espuma afuera de la Asamblea Legislativa exigiendo que reactiven la investigación sobre la compra del PEP. Este caso huele a gallina hervida desde lejos, porque involucra a un banco estatal y a dineros públicos. Ya sabemos cómo suelen terminar estas cosas...
Ahora, diganme, ¿ustedes creen que el BCR debería aceptar la orden de Sugeval y dejar de darle largas a este proceso judicial? ¿O realmente hay razones de peso para defender la decisión tomada y ponerla en manos de los tribunales? ¡Déjennos sus opiniones en los comentarios!
La vaina es así: en el 2020, la Sociedad Administradora de Fondos de Inversión (SAFI) del BCR usó unos $70 millones que son pura plata de los inversionistas – gente trabajadora que pensaba meterle duro a su futuro – para comprar este parque empresarial. El problema, según dicen los afectados, es que la SAFI se fajó un precio infladito, con un sobreprecio que anda rondando los $30 millones. ¡Imagínate qué susto!
Después de una manifestación pacífica, pero con camisetas bien claras que ponían “Estafados por el BCR”, los inversionistas lograron hablar con el nuevo gerente general, Julio César Trejos. Rodrigo Carazo, uno de los que estaba allá, me contó que le explicaron la bronca: muchos de estos señores y señoras son adultos mayores, que dejaron todo su queso en esas inversiones pensando en vivir tranquilos. Uno de ellos me dijo que ahora apenas recibe $50 mensuales, ¡y dígale que ya nadie vive de pan y agua, chunches!
Lo que más les duele es que, según denuncian, hay funcionarios que estuvieron metidos hasta el cuello en esta compra turbia y todavía siguen laburando en el banco. Dicen que el BCR está tratando de tapar la verdad, de encubrir a la banda, y eso les indigna a razón. ¡Y con razón!, pues es su dinero el que se está jugando.
La Superintendencia General de Valores (Sugeval) ya le puso lupa al asunto y mandó que transfieran esos $70 millones al fondo afectado. ¡Una medida sensata!, porque si no, quién va a resarcir el daño a los inversionistas. Pero, sorpresa, el BCR, en lugar de aceptar la decisión, prefirió irse a la vía judicial. ¿Será que tienen algo que esconder?
Esto ha enfurecido aún más a los inversionistas, que ven cómo se alarga una situación que ya de por sí es complicada. Una cosa es clara: están cansados de promesas vacías y quieren ver resultados. Como dice don Rodrigo Carazo, “solo los ríos no se devuelven”, pero parece que el BCR está dispuesto a pelear batallas innecesarias, en lugar de admitir que se equivocó y corregir el rumbo.
En realidad, esta no es la primera vez que vemos a estos inversionistas protestando. Hace poquito, el 2 de octubre, andaban echando espuma afuera de la Asamblea Legislativa exigiendo que reactiven la investigación sobre la compra del PEP. Este caso huele a gallina hervida desde lejos, porque involucra a un banco estatal y a dineros públicos. Ya sabemos cómo suelen terminar estas cosas...
Ahora, diganme, ¿ustedes creen que el BCR debería aceptar la orden de Sugeval y dejar de darle largas a este proceso judicial? ¿O realmente hay razones de peso para defender la decisión tomada y ponerla en manos de los tribunales? ¡Déjennos sus opiniones en los comentarios!
