sin embargo, sucede que en ocasiones esa renuncia no ocasiona tal perjuicio a la entidad patronal, lo que deviene de la situación que impera hoy en día en el ámbito laboral que, como señala usted, es muy distinta a la que privó en el contexto histórico de 1943 cuando se creó el Código de Trabajo. En aquella época, sí existía para el patrono una importante dificultad para procurarse mano de obra calificada; ahí el preaviso cumplía su verdadero cometido, al otorgarse al patrono de un tiempo razonable para encontrar un sustituto para el puesto de trabajo.
Actualmente la situación ha variado, diversos factores, como el aumento de la población, mayores oportunidades de educación formal y capacitación, una oferta de servicios muy superior a la demanda, etc., obligan a analizar esta figura jurídica en otro contexto económico-social, y en ese sentido, no pude obviarse, que las diversas instituciones públicas cuentan con registros de personal elegible para cada uno de los puestos de trabajo, lo que hace que en caso de presentarse una vacante, se pueda contar de manera expedita con la persona adecuada para el puesto.