Maes, ¿se acuerdan de Celso Gamboa? Diay, es una pregunta retórica, porque parece que la novela judicial de este señor no tiene final y nos la recetan en el noticiero cada dos por tres. Cuando uno cree que ya ha visto todo, sale un capítulo nuevo más enredado que el anterior. La última es que, mientras los gringos afilan los papeles para la extradición por narcotráfico, aquí en Tiquicia seguimos en un puro patín con los juicios que tiene pendientes. La vara es un despiche: una audiencia importantísima se aplaza por meses y, al mismo tiempo, otro juicio se adelanta y se mueve a una sede de máxima seguridad. ¡Un enredo de aquí a la China!
Vamos por partes, para no volvernos locos. Primero, la audiencia que se fue al traste. Resulta que el 16 de setiembre se iba a decidir si Gamboa iba a juicio por un supuesto tráfico de influencias de cuando era magistrado. ¿Se acuerdan de ese despiche? La acusación dice que el mae andaba llamando diputados para que no fueran a la Asamblea y reventaran el cuórum el día que lo iban a destituir. Bueno, esa audiencia clave ahora será hasta el 25 de noviembre. ¿La razón? El abogado defensor tenía otro brete en Limón con un cliente privado de libertad. Y uno aquí, esperando que la justicia avance, y la vara se atrasa por un cruce de agendas. ¡Qué torta! Es casi cómico, si no fuera porque se trata de un caso tan serio que terminó con un magistrado fuera de la Corte.
Pero aquí es donde la trama se pone color de hormiga y parece sacada de una serie de narcos. Mientras ese proceso se enfría, otro se calienta. A Gamboa le adelantaron un juicio por aparente falsedad ideológica para este mismo 25 de setiembre. Y no solo eso, ¡lo movieron de Cartago a los tribunales especializados en Delincuencia Organizada (JEDO) en San José! ¿Por qué? Porque el Poder Judicial teme que intenten rescatarlo o, peor aún, atentar contra su vida. Lean eso de nuevo. Estamos hablando de que se necesitan instalaciones con "mayores condiciones de seguridad" para juzgar a un exmagistrado y exministro. Esto ya no es un simple caso de corrupción, esto huele a algo mucho más grande y peligroso.
Y es que si uno empieza a jalar el hilo de esta madeja, salen nombres y conexiones por todo lado que dan escalofríos. En este caso de la falsificación, el otro implicado es Irving Malespín, exdirector de la Policía Fiscal, un compa de Gamboa de toda la vida. La acusación es que Malespín le firmó un papel falso a Gamboa para justificar una ausencia en el juzgado, alegando un problema con el carro. Pero la red no para ahí. El artículo menciona hasta al cirujano que le ponía bótox en el mismo condominio donde vive el presidente Chaves y cómo la DEA vincula a Gamboa con otro extraditable, alias "Pecho de Rata", en temas de lavado de dinero con un equipo de fútbol. ¡Un arroz con mango de influencias, política y crimen organizado!
Al final, todo este circo judicial deja un sinsabor terrible. Por un lado, vemos un sistema que se traba y pospone audiencias por meses, dando la impresión de una lentitud desesperante. Por otro, vemos al mismo sistema corriendo para blindar un juicio por temor a un ataque digno de una película de acción. Y mientras tanto, la solicitud de extradición de Estados Unidos está ahí, como una nube negra esperando a ver si aquí somos capaces de resolver nuestro propio despiche. Es un panorama que genera más preguntas que respuestas y una desconfianza enorme en que se llegue a hacer justicia de verdad.
Maes, honestamente, con todo este enredo judicial, cambios de fecha, sedes de máxima seguridad y la extradición pendiente... ¿ustedes creen que la justicia tica realmente va a poder con este paquete antes de que los gringos metan la cuchara? ¿O todo esto es puro show para alargar la vara hasta que se vuelva insostenible?
Vamos por partes, para no volvernos locos. Primero, la audiencia que se fue al traste. Resulta que el 16 de setiembre se iba a decidir si Gamboa iba a juicio por un supuesto tráfico de influencias de cuando era magistrado. ¿Se acuerdan de ese despiche? La acusación dice que el mae andaba llamando diputados para que no fueran a la Asamblea y reventaran el cuórum el día que lo iban a destituir. Bueno, esa audiencia clave ahora será hasta el 25 de noviembre. ¿La razón? El abogado defensor tenía otro brete en Limón con un cliente privado de libertad. Y uno aquí, esperando que la justicia avance, y la vara se atrasa por un cruce de agendas. ¡Qué torta! Es casi cómico, si no fuera porque se trata de un caso tan serio que terminó con un magistrado fuera de la Corte.
Pero aquí es donde la trama se pone color de hormiga y parece sacada de una serie de narcos. Mientras ese proceso se enfría, otro se calienta. A Gamboa le adelantaron un juicio por aparente falsedad ideológica para este mismo 25 de setiembre. Y no solo eso, ¡lo movieron de Cartago a los tribunales especializados en Delincuencia Organizada (JEDO) en San José! ¿Por qué? Porque el Poder Judicial teme que intenten rescatarlo o, peor aún, atentar contra su vida. Lean eso de nuevo. Estamos hablando de que se necesitan instalaciones con "mayores condiciones de seguridad" para juzgar a un exmagistrado y exministro. Esto ya no es un simple caso de corrupción, esto huele a algo mucho más grande y peligroso.
Y es que si uno empieza a jalar el hilo de esta madeja, salen nombres y conexiones por todo lado que dan escalofríos. En este caso de la falsificación, el otro implicado es Irving Malespín, exdirector de la Policía Fiscal, un compa de Gamboa de toda la vida. La acusación es que Malespín le firmó un papel falso a Gamboa para justificar una ausencia en el juzgado, alegando un problema con el carro. Pero la red no para ahí. El artículo menciona hasta al cirujano que le ponía bótox en el mismo condominio donde vive el presidente Chaves y cómo la DEA vincula a Gamboa con otro extraditable, alias "Pecho de Rata", en temas de lavado de dinero con un equipo de fútbol. ¡Un arroz con mango de influencias, política y crimen organizado!
Al final, todo este circo judicial deja un sinsabor terrible. Por un lado, vemos un sistema que se traba y pospone audiencias por meses, dando la impresión de una lentitud desesperante. Por otro, vemos al mismo sistema corriendo para blindar un juicio por temor a un ataque digno de una película de acción. Y mientras tanto, la solicitud de extradición de Estados Unidos está ahí, como una nube negra esperando a ver si aquí somos capaces de resolver nuestro propio despiche. Es un panorama que genera más preguntas que respuestas y una desconfianza enorme en que se llegue a hacer justicia de verdad.
Maes, honestamente, con todo este enredo judicial, cambios de fecha, sedes de máxima seguridad y la extradición pendiente... ¿ustedes creen que la justicia tica realmente va a poder con este paquete antes de que los gringos metan la cuchara? ¿O todo esto es puro show para alargar la vara hasta que se vuelva insostenible?