Maes, pónganle atención a esta vara porque está a otro nivel. Cuando uno piensa en robots, se imagina a Terminator o un chunche que le limpia la casa. Pero diay, resulta que aquí en Tiquicia tenemos a una ingeniera que se la está jugando toda para que los robots se encarguen del brete más tedioso de las empresas. Se llama Adriana Lizano, y la mente maestra detrás de una compañía que se llama ADA Robotics. Y no, el nombre no es casualidad: es un homenaje a Ada Lovelace, la primera programadora de la historia. ¡Qué nivel empezar así!
La historia de cómo arrancó todo es de película. En 2017, la empresa donde Adriana breteaba quebró. Para muchos, eso habría sido el final, un “¡qué sal!”. Pero para ella, fue la señal que necesitaba para mandarse por la libre. En lugar de echarse a morir, vio la oportunidad perfecta para empezar su propio proyecto con una visión clarísima: hacer que la tecnología de punta, como la robótica y la inteligencia artificial, no fuera solo para las empresas chayotonas con billeteras infinitas. Su pregunta era: ¿cómo hacemos para que la pyme de aquí, la que de verdad mueve la economía, pueda acceder a estas herramientas para competir? ¡Pura vida y pura visión!
Entonces, ¿qué es lo que hace ADA Robotics? En palabras sencillas, ellos “entrenan” robots de software (lo que los cargas llaman RPA) para que hagan esas tareas que a todos nos dan pereza. Piensen en el brete más repetitivo y mamón de su oficina: hacer cientos de reportes, revisar solicitudes de crédito una por una, calcular comisiones, tramitar reclamos... ese tipo de vara. Adriana y su equipo diseñan un “robot” que aprende a hacer esos pasos y los ejecuta sin quejarse, 24/7. Mientras uno está viendo una serie o durmiendo la mona, el chunche ese está facturando, sin errores y a una velocidad que un humano jamás podría alcanzar.
Ok, ok, ya los oigo desde aquí: "¡Mae, pero nos van a quitar el brete!". Calma, pueblo. Adriana lo explica de una forma muy tuanis. Un banco que es cliente suyo tenía a ocho personas haciendo análisis de crédito. Después de implementar la automatización, solo dejaron a dos supervisando el proceso. ¿Y los otros seis? ¿Para la casa? ¡Para nada! Los pasaron al área comercial, a pulsearla en la calle, a visitar clientes, a hacer esa parte humana que un robot no puede hacer. El resultado fue que el banco ahora tramita el doble de solicitudes y tiene más gente generando negocio. La idea no es reemplazar gente, sino potenciarla para que se dediquen a pensar, a crear estrategias y a tomarse un cafecito en paz, mientras el software se encarga de la parte mecánica.
Al final del día, lo de Adriana Lizano es un ejemplo que está a cachete. Es la prueba de que en Costa Rica hay talento de sobra para jugar en las grandes ligas de la tecnología. No se trata solo de crear una empresa exitosa, sino de cambiarle la cara a cientos de negocios en la región, dándoles herramientas para ser más eficientes y competitivos. ¡Qué chiva ver a una tica liderando una vara tan potente! Esto demuestra que una crisis puede ser el mejor combustible para la innovación. Diay, maes, ¿ustedes qué opinan? ¿Le tienen miedo a la vara esta de la automatización o más bien creen que ya era hora de que un robot se encargue de las tareas más tediosas del brete? ¿En qué usarían un robot si pudieran ponerlo a trabajar mañana mismo en su oficina?
La historia de cómo arrancó todo es de película. En 2017, la empresa donde Adriana breteaba quebró. Para muchos, eso habría sido el final, un “¡qué sal!”. Pero para ella, fue la señal que necesitaba para mandarse por la libre. En lugar de echarse a morir, vio la oportunidad perfecta para empezar su propio proyecto con una visión clarísima: hacer que la tecnología de punta, como la robótica y la inteligencia artificial, no fuera solo para las empresas chayotonas con billeteras infinitas. Su pregunta era: ¿cómo hacemos para que la pyme de aquí, la que de verdad mueve la economía, pueda acceder a estas herramientas para competir? ¡Pura vida y pura visión!
Entonces, ¿qué es lo que hace ADA Robotics? En palabras sencillas, ellos “entrenan” robots de software (lo que los cargas llaman RPA) para que hagan esas tareas que a todos nos dan pereza. Piensen en el brete más repetitivo y mamón de su oficina: hacer cientos de reportes, revisar solicitudes de crédito una por una, calcular comisiones, tramitar reclamos... ese tipo de vara. Adriana y su equipo diseñan un “robot” que aprende a hacer esos pasos y los ejecuta sin quejarse, 24/7. Mientras uno está viendo una serie o durmiendo la mona, el chunche ese está facturando, sin errores y a una velocidad que un humano jamás podría alcanzar.
Ok, ok, ya los oigo desde aquí: "¡Mae, pero nos van a quitar el brete!". Calma, pueblo. Adriana lo explica de una forma muy tuanis. Un banco que es cliente suyo tenía a ocho personas haciendo análisis de crédito. Después de implementar la automatización, solo dejaron a dos supervisando el proceso. ¿Y los otros seis? ¿Para la casa? ¡Para nada! Los pasaron al área comercial, a pulsearla en la calle, a visitar clientes, a hacer esa parte humana que un robot no puede hacer. El resultado fue que el banco ahora tramita el doble de solicitudes y tiene más gente generando negocio. La idea no es reemplazar gente, sino potenciarla para que se dediquen a pensar, a crear estrategias y a tomarse un cafecito en paz, mientras el software se encarga de la parte mecánica.
Al final del día, lo de Adriana Lizano es un ejemplo que está a cachete. Es la prueba de que en Costa Rica hay talento de sobra para jugar en las grandes ligas de la tecnología. No se trata solo de crear una empresa exitosa, sino de cambiarle la cara a cientos de negocios en la región, dándoles herramientas para ser más eficientes y competitivos. ¡Qué chiva ver a una tica liderando una vara tan potente! Esto demuestra que una crisis puede ser el mejor combustible para la innovación. Diay, maes, ¿ustedes qué opinan? ¿Le tienen miedo a la vara esta de la automatización o más bien creen que ya era hora de que un robot se encargue de las tareas más tediosas del brete? ¿En qué usarían un robot si pudieran ponerlo a trabajar mañana mismo en su oficina?