¡Qué alivio, raza! Después de tanto batallar, la Asamblea Legislativa le dio luz verde al proyecto que elimina la posibilidad de meterle cárcel a los periodistas por expresar sus opiniones. Un día histórico para la libertad de prensa en Costa Rica, pa’ que los comunicadores podamos hacer nuestro brete sin andar temblando por si nos inventan algún delito de honor.
La movida viene desde atrás, con artículos de la Ley de Imprenta que ponían entre las cuerdas a los reporteros, amenazándolos con pasar unos días tras las rejas si alguien se sentía ofendido por algo que escribíamos o decíamos. Una verdadera torta, porque eso terminaba censurando la información y limitando el derecho a la libre expresión, algo sagrado en una democracia como la nuestra. Esta Ley venía arrastrando polvo desde tiempos inmemoriales, y muchos decían que nunca iba a cambiar, pero bueno, a veces las cosas sí se mueven, aunque muy despacio, diay.
El expediente 24.185, impulsado por el Partido Liberal Progresista (PLP), básicamente busca borrar los artículos 7 y 8 de esa vieja Ley de Imprenta. Gracias a Dios que Gilberto Campos y compañía no se rindieron, insistiendo en sacar esto adelante. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ya había dicho que esas penas de cárcel eran una barbaridad, y también la Constitución Política nos dice que todos tenemos derecho a comunicar nuestras ideas libremente, siempre y cuando no abusemos del poder de la palabra. Por eso, el argumento de Campos era clarísimo: proteger la libertad de prensa es defender nuestros derechos constitucionales.
La aprobación en primer debate tuvo un respaldo contundente: 42 votos a favor, mientras que 15 diputados decidieron faltar a la cita… Qué pena, se perdieron una batalla importante por la libertad de expresión. Pero bueno, todavía queda mucho camino por recorrer, porque ahora el proyecto tiene que volver a debatirse en segundo debate durante las sesiones extraordinarias. Hay que estar pendientes para que no le hagan cambios raros que puedan echarlo todo a perder. Esto se va a poner interesante, chunche.
Muchos colegas periodistas estamos celebrando este avance, porque sentirnos libres para investigar y denunciar sin miedo a represalias es fundamental para hacer un periodismo serio y comprometido con la sociedad. Ya era hora de quitarle el peso de encima a los medios de comunicación y permitirles ejercer su labor con autonomía y responsabilidad. Al fin tendremos un respiro, y podremos enfocarnos en darle al pueblo la información que necesita, sin tener que preocuparnos por si alguien decide mandar a alguien a la cárcel por un artículo.
La reacción de los gremios de periodistas ha sido mayoritaria y positiva. Reconocen que esto representa un paso importante hacia la modernización de la legislación costarricense en materia de libertad de expresión. Algunos incluso comentan que esta aprobación podría servir de ejemplo para otros países de la región donde aún existen leyes similares que restringen la labor de los comunicadores. La verdad es que, aunque todavía hay mucho por hacer, esta es una victoria para toda la sociedad costarricense.
Claro que, como en todo, habrá detractores y gente que diga que esto abre la puerta a la impunidad y al abuso de la libertad de expresión. Pero ojo, que nadie piense que esto significa que podemos decir cualquier cosa que se nos venga a la cabeza. Sigo valiendo mi responsabilidad como periodista, y tengo que ceñirme a la ética y a los principios básicos del buen periodismo. La ley establece que debemos ser responsables de los abusos que cometamos, así que nadie espere que me vaya a tirar por la ventana, maé.
En fin, una noticia que da esperanza y demuestra que las luchas por la libertad de prensa pueden llegar a buen término. Ahora, la gran pregunta es: ¿Lograrán aprobar este proyecto en segundo debate sin que le metan ganchos ni cambien la esencia de la propuesta? ¿Creen que este cambio legal marcará una diferencia significativa en la forma en que se ejerce el periodismo en Costa Rica?
	
		
			
		
		
	
				
			La movida viene desde atrás, con artículos de la Ley de Imprenta que ponían entre las cuerdas a los reporteros, amenazándolos con pasar unos días tras las rejas si alguien se sentía ofendido por algo que escribíamos o decíamos. Una verdadera torta, porque eso terminaba censurando la información y limitando el derecho a la libre expresión, algo sagrado en una democracia como la nuestra. Esta Ley venía arrastrando polvo desde tiempos inmemoriales, y muchos decían que nunca iba a cambiar, pero bueno, a veces las cosas sí se mueven, aunque muy despacio, diay.
El expediente 24.185, impulsado por el Partido Liberal Progresista (PLP), básicamente busca borrar los artículos 7 y 8 de esa vieja Ley de Imprenta. Gracias a Dios que Gilberto Campos y compañía no se rindieron, insistiendo en sacar esto adelante. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ya había dicho que esas penas de cárcel eran una barbaridad, y también la Constitución Política nos dice que todos tenemos derecho a comunicar nuestras ideas libremente, siempre y cuando no abusemos del poder de la palabra. Por eso, el argumento de Campos era clarísimo: proteger la libertad de prensa es defender nuestros derechos constitucionales.
La aprobación en primer debate tuvo un respaldo contundente: 42 votos a favor, mientras que 15 diputados decidieron faltar a la cita… Qué pena, se perdieron una batalla importante por la libertad de expresión. Pero bueno, todavía queda mucho camino por recorrer, porque ahora el proyecto tiene que volver a debatirse en segundo debate durante las sesiones extraordinarias. Hay que estar pendientes para que no le hagan cambios raros que puedan echarlo todo a perder. Esto se va a poner interesante, chunche.
Muchos colegas periodistas estamos celebrando este avance, porque sentirnos libres para investigar y denunciar sin miedo a represalias es fundamental para hacer un periodismo serio y comprometido con la sociedad. Ya era hora de quitarle el peso de encima a los medios de comunicación y permitirles ejercer su labor con autonomía y responsabilidad. Al fin tendremos un respiro, y podremos enfocarnos en darle al pueblo la información que necesita, sin tener que preocuparnos por si alguien decide mandar a alguien a la cárcel por un artículo.
La reacción de los gremios de periodistas ha sido mayoritaria y positiva. Reconocen que esto representa un paso importante hacia la modernización de la legislación costarricense en materia de libertad de expresión. Algunos incluso comentan que esta aprobación podría servir de ejemplo para otros países de la región donde aún existen leyes similares que restringen la labor de los comunicadores. La verdad es que, aunque todavía hay mucho por hacer, esta es una victoria para toda la sociedad costarricense.
Claro que, como en todo, habrá detractores y gente que diga que esto abre la puerta a la impunidad y al abuso de la libertad de expresión. Pero ojo, que nadie piense que esto significa que podemos decir cualquier cosa que se nos venga a la cabeza. Sigo valiendo mi responsabilidad como periodista, y tengo que ceñirme a la ética y a los principios básicos del buen periodismo. La ley establece que debemos ser responsables de los abusos que cometamos, así que nadie espere que me vaya a tirar por la ventana, maé.
En fin, una noticia que da esperanza y demuestra que las luchas por la libertad de prensa pueden llegar a buen término. Ahora, la gran pregunta es: ¿Lograrán aprobar este proyecto en segundo debate sin que le metan ganchos ni cambien la esencia de la propuesta? ¿Creen que este cambio legal marcará una diferencia significativa en la forma en que se ejerce el periodismo en Costa Rica?
 
	 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		