¡Ay, Dios mío! Resulta que la Contraloría General de la República (CGR) le metió el dedo en el ojo al Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) por cómo han llevado las cosas con la Identidad Ciudadana Digital (ICD). Parece que hubo más despiche que otra cosa y ahora nos toca limpiar el brete.
Según el Informe N.° DFOE-CAP-IAD-00004-2025, la gestión del Micitt pa’ esta vaina no ha cumplido con los requisitos técnicos y legales. ¡Imagínate!, revisaron hasta la última coma y encontraron una buena cantidad de traspiés. No solamente eso, sino que también dicen que hay contradicciones en los documentos del proyecto y que los informes de avance… bueno, digámoslo claro: no pintan la realidad. Como si estuvieran tratando de esconder algo, diay.
Para ponerlos en contexto, la ICD es como tener un pase dorado digital para hacer trámites y acceder a servicios sin andar arrastrándote por ventanillas ni recordando mil contraseñas distintas. Suena chivísimo, ¿verdad? La idea era agilizar todo, evitar fraudes y hacer la vida más fácil a los ciudadanos. Pero parece que todavía estamos lejos de esa utopía, pura agua pa' los patos.
Ahora, la jugada es que el Micitt y el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) tienen roles definidos en esto: el Micitt es el administrador y el TSE el patrocinador. El problema es que el Micitt parece estar intentando meterle mano al proyecto del TSE, llamado “Identidad Digital Costarricense”, que busca darle una identidad digital a los mayores de doce años para trámites presenciales. ¡Pero esperen!, que esto no es lo mismo que la ICD, que apunta a usarse en trámites online. ¡Qué carreta!
La Contraloría explica clarito: la Identidad Digital Costarricense es un borrador previo, una base pa’ construir la ICD, pero no es ella misma. El TSE quiere enfocarse en validar identidades en celulares para trámites en personita, mientras que la ICD aspira a crear una identidad universal para todos los trámites digitales. Vamos, que son dos vainas distintas con objetivos diferentes, y el Micitt anda confundiendo las aguas. ¡Qué pena ajena!
Y no es que el Micitt no tenga las herramientas pa’ hacerlo bien. Dicen que sí tienen el perfil del proyecto y todo el arsenal tecnológico necesario. Lo que parece faltar es... digamos, organización y visión clara. Como si estuvieran construyendo una casa sin planos, diay. Además, la CGR resalta la importancia de este proyecto; la gestión estratégica es vital para modernizar el sector público, permitir la comprobación de identidad online, simplificar trámites y compartir datos seguros entre instituciones.
Ahora, la pregunta es: ¿cómo vamos a salir del hoyo con esto? El Micitt aún no ha dado su versión oficial, así que estaremos atentos a ver qué sale del chape. Por lo pronto, esto nos deja pensando en la necesidad de tener una supervisión más estricta de estos proyectos tecnológicos y asegurarnos de que realmente sirvan para mejorar la vida de los ciudadanos, y no para complicarla más. Porque al final, nosotros somos los que pagamos la cuenta, ¡y queremos resultados!
Con tanta vaina revoloteando, me pregunto: ¿cree usted que el gobierno debería contratar a un gestor externo independiente para tomar las riendas de la ICD y asegurar que se cumplan los plazos y objetivos? ¿O deberíamos dejar que el Micitt siga adelante con sus propios medios, confiando en que aprenderán de sus errores?
Según el Informe N.° DFOE-CAP-IAD-00004-2025, la gestión del Micitt pa’ esta vaina no ha cumplido con los requisitos técnicos y legales. ¡Imagínate!, revisaron hasta la última coma y encontraron una buena cantidad de traspiés. No solamente eso, sino que también dicen que hay contradicciones en los documentos del proyecto y que los informes de avance… bueno, digámoslo claro: no pintan la realidad. Como si estuvieran tratando de esconder algo, diay.
Para ponerlos en contexto, la ICD es como tener un pase dorado digital para hacer trámites y acceder a servicios sin andar arrastrándote por ventanillas ni recordando mil contraseñas distintas. Suena chivísimo, ¿verdad? La idea era agilizar todo, evitar fraudes y hacer la vida más fácil a los ciudadanos. Pero parece que todavía estamos lejos de esa utopía, pura agua pa' los patos.
Ahora, la jugada es que el Micitt y el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) tienen roles definidos en esto: el Micitt es el administrador y el TSE el patrocinador. El problema es que el Micitt parece estar intentando meterle mano al proyecto del TSE, llamado “Identidad Digital Costarricense”, que busca darle una identidad digital a los mayores de doce años para trámites presenciales. ¡Pero esperen!, que esto no es lo mismo que la ICD, que apunta a usarse en trámites online. ¡Qué carreta!
La Contraloría explica clarito: la Identidad Digital Costarricense es un borrador previo, una base pa’ construir la ICD, pero no es ella misma. El TSE quiere enfocarse en validar identidades en celulares para trámites en personita, mientras que la ICD aspira a crear una identidad universal para todos los trámites digitales. Vamos, que son dos vainas distintas con objetivos diferentes, y el Micitt anda confundiendo las aguas. ¡Qué pena ajena!
Y no es que el Micitt no tenga las herramientas pa’ hacerlo bien. Dicen que sí tienen el perfil del proyecto y todo el arsenal tecnológico necesario. Lo que parece faltar es... digamos, organización y visión clara. Como si estuvieran construyendo una casa sin planos, diay. Además, la CGR resalta la importancia de este proyecto; la gestión estratégica es vital para modernizar el sector público, permitir la comprobación de identidad online, simplificar trámites y compartir datos seguros entre instituciones.
Ahora, la pregunta es: ¿cómo vamos a salir del hoyo con esto? El Micitt aún no ha dado su versión oficial, así que estaremos atentos a ver qué sale del chape. Por lo pronto, esto nos deja pensando en la necesidad de tener una supervisión más estricta de estos proyectos tecnológicos y asegurarnos de que realmente sirvan para mejorar la vida de los ciudadanos, y no para complicarla más. Porque al final, nosotros somos los que pagamos la cuenta, ¡y queremos resultados!
Con tanta vaina revoloteando, me pregunto: ¿cree usted que el gobierno debería contratar a un gestor externo independiente para tomar las riendas de la ICD y asegurar que se cumplan los plazos y objetivos? ¿O deberíamos dejar que el Micitt siga adelante con sus propios medios, confiando en que aprenderán de sus errores?
