¡Aguante, mi gente! La bichota sigue pasando por nuestro territorio, y eso no es ningún secreto. Las autoridades nos soltaron las garras con unas estadísticas que, pa' ponerle chinchorro, no son precisamente motivo de celebración. Según datos del Ministerio de Seguridad Pública y la organización InSight Crime, Costa Rica figura como el segundo país centroamericano con más cocaína decomisada en los últimos tres años, solo por debajo de Panamá. ¡Qué vara!
Para refrescarles la memoria a algunos, miremos los números fríos: En 2022, Panamá incautó 108 toneladas, mientras que nosotros tuvimos que lidiar con 33,1. Después vinieron El Salvador con 12, Honduras con 7,1 y Guatemala con 5,9. Belice, como siempre, quedó ahí tranquilito con cero, y Nicaragua ni les cuento. Luego, en 2023, la cosa cambió un poquito, con Panamá liderando con 95,7 toneladas, seguido por Costa Rica con 21,4, Guatemala con 5,04, El Salvador con 3,18 y así sucesivamente.
Y llegamos al 2024, donde Panamá se mandó de nuevo, esta vez con 99,3 toneladas; Honduras sorprendentemente escaló a 26; El Salvador a 22,6 y Guatemala a 18,2. Nosotros seguimos ahí, en el segundo lugar con 27 toneladas, mientras que Nicaragua apenas alcanzó las 2,2. Parece que el negocio del chunche va viento en popa por la región, y nosotros estamos en medio del quite. El ministro, tratando de ponerle tierra bajo los pies, resaltó el esfuerzo de las autoridades nacionales y la cooperación con Estados Unidos. Pero, díganme, ¿con qué cooperan si todos saben que somos punto estratégico?
Lo que me da más pena es que esto ya es rutinario, pura novela repetida. Siempre estaremos en la mira de estos malditos narcotraficantes. Nuestro territorio, con sus costas extensas, nuestros puertos y nuestra ubicación geográfica, nos convierten en un canal perfecto para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y Europa. No hay asombro alguno, este panorama era previsible... y así seguimos, royendo cables.
Recientemente, la gota que derramó el vaso fue el decomiso de dos toneladas de cocaína en Golfito. ¡Dos toneladas, diay! Imaginen cuánta plata mueve eso. Una lancha cargada hasta arriba, navegando tranquilamente por nuestras aguas… Demuestra la facilidad con la que operan estas bandas criminales. Y lo peor de todo es que sabemos que esas dos toneladas son solo la punta del iceberg. Hay mucha más droga dando vueltas por acá, esperando su oportunidad para cruzar fronteras.
Algunos expertos dicen que la clave está en atacar las causas profundas del problema: la pobreza, la falta de oportunidades, la corrupción. Pero eso suena a discurso político, a promesa vacía. Mientras tanto, la bichota sigue fluyendo, y nosotros seguimos siendo cómplices involuntarios. Necesitamos soluciones más efectivas, estrategias más audaces, que vayan más allá de los decomisos ocasionales. Ya basta de paliativos, necesitamos una política antidrogas que realmente funcione, ¡y rápido!
Además, la situación preocupa porque vemos cómo el crimen organizado se expande por todo el país. No solo afecta las zonas costeras, sino también las comunidades rurales, donde reclutan jóvenes desesperados. Se mete hasta en las escuelas, corrompiendo a los niños con promesas fáciles. Es un cáncer que nos está comiendo por dentro, y si no le ponemos freno ahora, la cosa se va a ir al traste. Tenemos que fortalecer las instituciones, mejorar la seguridad ciudadana y educar a la población sobre los peligros de las drogas.
Así que, mi gente, pongámonos las pilas. ¿Hasta cuándo vamos a seguir aguantando esta pesadilla? ¿Qué medidas urgentes cree usted que debería tomar el gobierno para combatir el narcotráfico y proteger a nuestro país de esta amenaza creciente? ¡Déjeme sus opiniones en el foro, estoy deseando leerlas!
Para refrescarles la memoria a algunos, miremos los números fríos: En 2022, Panamá incautó 108 toneladas, mientras que nosotros tuvimos que lidiar con 33,1. Después vinieron El Salvador con 12, Honduras con 7,1 y Guatemala con 5,9. Belice, como siempre, quedó ahí tranquilito con cero, y Nicaragua ni les cuento. Luego, en 2023, la cosa cambió un poquito, con Panamá liderando con 95,7 toneladas, seguido por Costa Rica con 21,4, Guatemala con 5,04, El Salvador con 3,18 y así sucesivamente.
Y llegamos al 2024, donde Panamá se mandó de nuevo, esta vez con 99,3 toneladas; Honduras sorprendentemente escaló a 26; El Salvador a 22,6 y Guatemala a 18,2. Nosotros seguimos ahí, en el segundo lugar con 27 toneladas, mientras que Nicaragua apenas alcanzó las 2,2. Parece que el negocio del chunche va viento en popa por la región, y nosotros estamos en medio del quite. El ministro, tratando de ponerle tierra bajo los pies, resaltó el esfuerzo de las autoridades nacionales y la cooperación con Estados Unidos. Pero, díganme, ¿con qué cooperan si todos saben que somos punto estratégico?
Lo que me da más pena es que esto ya es rutinario, pura novela repetida. Siempre estaremos en la mira de estos malditos narcotraficantes. Nuestro territorio, con sus costas extensas, nuestros puertos y nuestra ubicación geográfica, nos convierten en un canal perfecto para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos y Europa. No hay asombro alguno, este panorama era previsible... y así seguimos, royendo cables.
Recientemente, la gota que derramó el vaso fue el decomiso de dos toneladas de cocaína en Golfito. ¡Dos toneladas, diay! Imaginen cuánta plata mueve eso. Una lancha cargada hasta arriba, navegando tranquilamente por nuestras aguas… Demuestra la facilidad con la que operan estas bandas criminales. Y lo peor de todo es que sabemos que esas dos toneladas son solo la punta del iceberg. Hay mucha más droga dando vueltas por acá, esperando su oportunidad para cruzar fronteras.
Algunos expertos dicen que la clave está en atacar las causas profundas del problema: la pobreza, la falta de oportunidades, la corrupción. Pero eso suena a discurso político, a promesa vacía. Mientras tanto, la bichota sigue fluyendo, y nosotros seguimos siendo cómplices involuntarios. Necesitamos soluciones más efectivas, estrategias más audaces, que vayan más allá de los decomisos ocasionales. Ya basta de paliativos, necesitamos una política antidrogas que realmente funcione, ¡y rápido!
Además, la situación preocupa porque vemos cómo el crimen organizado se expande por todo el país. No solo afecta las zonas costeras, sino también las comunidades rurales, donde reclutan jóvenes desesperados. Se mete hasta en las escuelas, corrompiendo a los niños con promesas fáciles. Es un cáncer que nos está comiendo por dentro, y si no le ponemos freno ahora, la cosa se va a ir al traste. Tenemos que fortalecer las instituciones, mejorar la seguridad ciudadana y educar a la población sobre los peligros de las drogas.
Así que, mi gente, pongámonos las pilas. ¿Hasta cuándo vamos a seguir aguantando esta pesadilla? ¿Qué medidas urgentes cree usted que debería tomar el gobierno para combatir el narcotráfico y proteger a nuestro país de esta amenaza creciente? ¡Déjeme sus opiniones en el foro, estoy deseando leerlas!
