¡Ay, Dios mío! Se armó un quite en Juan Viñas, Turrialba. Resulta que el OIJ entró con todo esta mañana a registrar un negocio familiar. Al parecer, no era solo pan fresco lo que estaban vendiendo ahí, sino también otras cosillas que no van ni cagando con la ley.
La movida, según fuentes cercanas al caso, empezó hace unos meses, allá por junio, cuando algunos vecinos empezaron a mosquearse con ruidos extraños y movimientos sospechosos alrededor de la panadería. Dicen que hasta escuchaban conversaciones que no eran precisamente sobre cómo hacer el mejor empanado de gallina pintada….
Al final, agarraron a un mae identificado como Méndez, de 28 pirulos, justo en medio del brete. Lo acusan de estar usando la panadería, que pertenece a su papá, para mover sustancia ilícita. ¡Imagínate la bronca que tiene el viejito ahora! Eso sí que es tener una vara complicada. Parece que el muchacho había ideado un sistema de entregas a domicilio, y entre bollos y galletas, iba pasando la mercancía prohibida en paquetitos discretos.
Ahora, los detectives del OIJ andan más movidos que nunca buscando todos los detalles. Hasta donde sabemos, decomisaron varias cosas durante el allanamiento, pero todavía no nos dan los números exactos ni qué tipo de tóxicos encontraron. Se guardan esas cartucheras, ¿verdad?
Por lo que pudo averiguar este servidor, el detenido ya está a disposición del Ministerio Público, quien tendrá que decidir si le cae el juez o si lo dejan respirar un rato. Ya saben, tramites, abogados, papeleos... toda la novela. Esto va pa’ largo, chunches.
Lo curioso de todo esto es que la panadería siempre ha sido un lugar tranquilo, conocido por sus deliciosos quesadillas y panecillos con queso. Era un punto de encuentro para muchos vecinos, un lugar donde uno podía ir a relajarse y tomarse un café con calma. Ahora, todo eso queda manchado por esta terrible acusación. No se puede negar, la situación es bastante delicada para la comunidad.
Esta vaya al lote de esos casos que te hacen rascar la cabeza y preguntarte cómo llegó un buen negocio familiar a involucrarse en estas vainas. Me imagino la tensión en casa, los familiares preocupados, la vergüenza… ¡qué pena ajena! Estos asuntos siempre traen consecuencias devastadoras para todos los involucrados, no solo para el acusado.
En fin, parece que la vida en Turrialba dio un vuelco inesperado. Un giro extraño que nos deja pensando en la fragilidad de las apariencias y en cómo el peligro puede esconderse detrás de cualquier fachada, incluso la de una humilde panadería. ¿Ustedes creen que este caso podría ser un indicativo de problemas mayores en la zona, o simplemente un incidente aislado? ¡Den su opinión en el foro!
La movida, según fuentes cercanas al caso, empezó hace unos meses, allá por junio, cuando algunos vecinos empezaron a mosquearse con ruidos extraños y movimientos sospechosos alrededor de la panadería. Dicen que hasta escuchaban conversaciones que no eran precisamente sobre cómo hacer el mejor empanado de gallina pintada….
Al final, agarraron a un mae identificado como Méndez, de 28 pirulos, justo en medio del brete. Lo acusan de estar usando la panadería, que pertenece a su papá, para mover sustancia ilícita. ¡Imagínate la bronca que tiene el viejito ahora! Eso sí que es tener una vara complicada. Parece que el muchacho había ideado un sistema de entregas a domicilio, y entre bollos y galletas, iba pasando la mercancía prohibida en paquetitos discretos.
Ahora, los detectives del OIJ andan más movidos que nunca buscando todos los detalles. Hasta donde sabemos, decomisaron varias cosas durante el allanamiento, pero todavía no nos dan los números exactos ni qué tipo de tóxicos encontraron. Se guardan esas cartucheras, ¿verdad?
Por lo que pudo averiguar este servidor, el detenido ya está a disposición del Ministerio Público, quien tendrá que decidir si le cae el juez o si lo dejan respirar un rato. Ya saben, tramites, abogados, papeleos... toda la novela. Esto va pa’ largo, chunches.
Lo curioso de todo esto es que la panadería siempre ha sido un lugar tranquilo, conocido por sus deliciosos quesadillas y panecillos con queso. Era un punto de encuentro para muchos vecinos, un lugar donde uno podía ir a relajarse y tomarse un café con calma. Ahora, todo eso queda manchado por esta terrible acusación. No se puede negar, la situación es bastante delicada para la comunidad.
Esta vaya al lote de esos casos que te hacen rascar la cabeza y preguntarte cómo llegó un buen negocio familiar a involucrarse en estas vainas. Me imagino la tensión en casa, los familiares preocupados, la vergüenza… ¡qué pena ajena! Estos asuntos siempre traen consecuencias devastadoras para todos los involucrados, no solo para el acusado.
En fin, parece que la vida en Turrialba dio un vuelco inesperado. Un giro extraño que nos deja pensando en la fragilidad de las apariencias y en cómo el peligro puede esconderse detrás de cualquier fachada, incluso la de una humilde panadería. ¿Ustedes creen que este caso podría ser un indicativo de problemas mayores en la zona, o simplemente un incidente aislado? ¡Den su opinión en el foro!
