¡Ay, Dios mío, qué rollo! Aquí andamos viendo cómo se pone la cosa tensa en Jiménez, Cartago. Resulta que el vicealcalde, Ricardo Aguilar, soltó la bomba acusando al Gobierno de darle cositas a él y a la alcaldesa Isabel Azofeifa para que le pusieran la firma a una adhesión al Presidente Chaves. ¡Imagínate la bronca!
Todo empezó porque estaban invitados a la inauguración de la ruta 408 en Pejibaye. Según el vicealcalde, el Gobierno decidió que las autoridades municipales de Jiménez no iban a estar ahí – aparentemente, habían invitado a otros cantones pero se olvidaron de ellos – y luego, ¡bam!, aparecieron dos tipos con cara de pocos amigos en la municipalidad.
Y aquí viene lo bueno, según relata Aguilar en un video que circuló como agua en derretido en Facebook (la página de Comunicaciones Jiménez, para ser exactos). Le dijeron directamente que si querían ir a ver la inauguración de la carretera, tenían que ponerle la firma al Presidente. ¡Una condición bien salada! Un verdadero descaro, diay.
“Hace apenas ocho días, el Presidente vino a Jiménez, invitaron a autoridades municipales de otros cantones, pero no tomaron en cuenta a las de Jiménez,” explicó Aguilar, visiblemente molesto. “Llegaron dos ‘gorilas’ a la municipalidad y nos pidieron que firmáramos la adhesión para poder ir a inaugurar la 408 en Pejibaye”. Parece sacado de una novela, ¿verdad?
El vicealcalde no se quedó callado y lanzó críticas directas al gobierno, cuestionando la propia definición de libertad y democracia en el país. “¿Eso es libertad, eso es democracia, eso es celebrar los 204 años, eso es lo que el Gobierno nos está diciendo, a eso vamos en Costa Rica?”, exclamó, mostrando evidente frustración ante la situación.
Aguilar recalcó que esta jugada no era contra él personalmente ni contra la alcaldesa, sino contra toda la comunidad del cantón. “No fue una bofetada para mí ni para la alcaldesa, es una bofetada para ustedes, para cada uno de los miembros de este cantón. No podemos seguir permitiendo esto”. ¡Que te digan así a uno! Una falta de respeto pa’ toda la gente de Jiménez.
La alcaldesa Azofeifa, aunque no tan expresiva como el vicealcalde en sus declaraciones públicas hasta ahora, ha manifestado internamente su preocupación por el precedente que este tipo de acciones podría sentar. La presión política, parece, se siente incluso en los rincones más pequeños del país. Muchos se preguntan qué otras artimañas podrían estar usando desde San José para controlar a las autoridades locales, y qué tanto afectará esto la gobernabilidad del país a largo plazo. Este caso reaviva el debate sobre la independencia de las municipalidades y la influencia del Poder Ejecutivo en sus decisiones.
En fin, una vaina bien complicada que nos hace pensar: ¿Hasta dónde llegará el Gobierno para asegurarse lealtad? ¿Deberían existir mecanismos más fuertes para proteger a las autoridades locales de presiones políticas y garantizar su autonomía? Dime tú, ¿crees que este incidente sienta un peligroso precedente para la democracia costarricense o simplemente es un episodio aislado?
Todo empezó porque estaban invitados a la inauguración de la ruta 408 en Pejibaye. Según el vicealcalde, el Gobierno decidió que las autoridades municipales de Jiménez no iban a estar ahí – aparentemente, habían invitado a otros cantones pero se olvidaron de ellos – y luego, ¡bam!, aparecieron dos tipos con cara de pocos amigos en la municipalidad.
Y aquí viene lo bueno, según relata Aguilar en un video que circuló como agua en derretido en Facebook (la página de Comunicaciones Jiménez, para ser exactos). Le dijeron directamente que si querían ir a ver la inauguración de la carretera, tenían que ponerle la firma al Presidente. ¡Una condición bien salada! Un verdadero descaro, diay.
“Hace apenas ocho días, el Presidente vino a Jiménez, invitaron a autoridades municipales de otros cantones, pero no tomaron en cuenta a las de Jiménez,” explicó Aguilar, visiblemente molesto. “Llegaron dos ‘gorilas’ a la municipalidad y nos pidieron que firmáramos la adhesión para poder ir a inaugurar la 408 en Pejibaye”. Parece sacado de una novela, ¿verdad?
El vicealcalde no se quedó callado y lanzó críticas directas al gobierno, cuestionando la propia definición de libertad y democracia en el país. “¿Eso es libertad, eso es democracia, eso es celebrar los 204 años, eso es lo que el Gobierno nos está diciendo, a eso vamos en Costa Rica?”, exclamó, mostrando evidente frustración ante la situación.
Aguilar recalcó que esta jugada no era contra él personalmente ni contra la alcaldesa, sino contra toda la comunidad del cantón. “No fue una bofetada para mí ni para la alcaldesa, es una bofetada para ustedes, para cada uno de los miembros de este cantón. No podemos seguir permitiendo esto”. ¡Que te digan así a uno! Una falta de respeto pa’ toda la gente de Jiménez.
La alcaldesa Azofeifa, aunque no tan expresiva como el vicealcalde en sus declaraciones públicas hasta ahora, ha manifestado internamente su preocupación por el precedente que este tipo de acciones podría sentar. La presión política, parece, se siente incluso en los rincones más pequeños del país. Muchos se preguntan qué otras artimañas podrían estar usando desde San José para controlar a las autoridades locales, y qué tanto afectará esto la gobernabilidad del país a largo plazo. Este caso reaviva el debate sobre la independencia de las municipalidades y la influencia del Poder Ejecutivo en sus decisiones.
En fin, una vaina bien complicada que nos hace pensar: ¿Hasta dónde llegará el Gobierno para asegurarse lealtad? ¿Deberían existir mecanismos más fuertes para proteger a las autoridades locales de presiones políticas y garantizar su autonomía? Dime tú, ¿crees que este incidente sienta un peligroso precedente para la democracia costarricense o simplemente es un episodio aislado?