¡Ay, Dios mío, qué bronca! La cosa está que arde con este rollo del tiburón. Resulta que los pescadores, esos mae que le dan duro al mar para poner comida en la mesa, andan con el agua al cuello por culpa de una jueza y un abogado que parece sacado de película.
Todo empezó con una demanda del abogado Walter Brenes, quien consiguió que el Tribunal Contencioso suspenda la exportación de algunas especies de tiburones. Parece mentira, ¿verdad?, pero ahora los barcos están varados en la costa, con toneladas de pescado que no saben dónde meter. El gobierno dice que es por proteger a los tiburones, ¡pero a ver quién les explica eso a los pescadores!
El ministro de Agricultura, Víctor Carvajal, anda diciendo que esto afecta a unos ocho mil personas en las zonas costeras. Ocho mil familias, chunches, bretes enteros dependiendo de la pesca. Y todo por una supuesta medida “provisionalísima”. ¡Qué cargada! Uno se pregunta si el gobierno sabe realmente lo que está haciendo o si simplemente están buscando excusas para mandar mensajes a alguien más.
Según Brenes, él solo quería evitar la exportación de dos especies específicas: el tiburón zorro pelágico y el tiburón sedoso. Pero el tribunal metió toda la canasta y ahora ni siquiera pueden vender el pescado dentro del país. Y ahí entra la controversia: ¿Cómo es posible que se paralice una actividad económica entera por una medida tan radical?
Los pescadores, claro, están furiosos. Dicen que el gobierno y el abogado están conspirando en su contra, tratando de perjudicarlos y favoreciendo otros intereses. Algunos hablan de “cortinas de miedo” y de jueces influenciados. No sé yo, pero el ambiente está tenso, diay. Se siente el olor a bronca en el aire.
El abogado Brenes, por su parte, responde con uñas y dientes a las acusaciones. Dice que el gobierno lo persigue y trata de desacreditarlo. Afirma que la medida del tribunal tiene todo el sentido desde el punto de vista técnico y jurídico. Pero muchos se preguntan: ¿Realmente es así, o hay algo más detrás de todo esto? ¿Una pelea personal, intereses económicos ocultos…?
Lo cierto es que la situación es complicada y nadie sale ileso. Los pescadores pierden dinero y oportunidades, el gobierno se mete en un lío legal, y el medio ambiente, que es lo que supuestamente se quiere proteger, queda en segundo plano mientras los mae andan peleándose por encima. Este caso huele a despiche, a puras mentiras y falsedades, como bien dice Brenes. Es un verdadero batallón de problemas.
Ahora, díganme, queridos foreros: ¿Les parece justo que se paralice la economía de tantas personas por una medida judicial que, según algunos, es exagerada? ¿Creen que el gobierno debería retractarse y buscar una solución más sensata, o deberían mantener la postura y defender la protección de los tiburones a pesar de las consecuencias? ¡Déjenme sus opiniones, quiero saber qué piensan ustedes sobre este mamotreto!
Todo empezó con una demanda del abogado Walter Brenes, quien consiguió que el Tribunal Contencioso suspenda la exportación de algunas especies de tiburones. Parece mentira, ¿verdad?, pero ahora los barcos están varados en la costa, con toneladas de pescado que no saben dónde meter. El gobierno dice que es por proteger a los tiburones, ¡pero a ver quién les explica eso a los pescadores!
El ministro de Agricultura, Víctor Carvajal, anda diciendo que esto afecta a unos ocho mil personas en las zonas costeras. Ocho mil familias, chunches, bretes enteros dependiendo de la pesca. Y todo por una supuesta medida “provisionalísima”. ¡Qué cargada! Uno se pregunta si el gobierno sabe realmente lo que está haciendo o si simplemente están buscando excusas para mandar mensajes a alguien más.
Según Brenes, él solo quería evitar la exportación de dos especies específicas: el tiburón zorro pelágico y el tiburón sedoso. Pero el tribunal metió toda la canasta y ahora ni siquiera pueden vender el pescado dentro del país. Y ahí entra la controversia: ¿Cómo es posible que se paralice una actividad económica entera por una medida tan radical?
Los pescadores, claro, están furiosos. Dicen que el gobierno y el abogado están conspirando en su contra, tratando de perjudicarlos y favoreciendo otros intereses. Algunos hablan de “cortinas de miedo” y de jueces influenciados. No sé yo, pero el ambiente está tenso, diay. Se siente el olor a bronca en el aire.
El abogado Brenes, por su parte, responde con uñas y dientes a las acusaciones. Dice que el gobierno lo persigue y trata de desacreditarlo. Afirma que la medida del tribunal tiene todo el sentido desde el punto de vista técnico y jurídico. Pero muchos se preguntan: ¿Realmente es así, o hay algo más detrás de todo esto? ¿Una pelea personal, intereses económicos ocultos…?
Lo cierto es que la situación es complicada y nadie sale ileso. Los pescadores pierden dinero y oportunidades, el gobierno se mete en un lío legal, y el medio ambiente, que es lo que supuestamente se quiere proteger, queda en segundo plano mientras los mae andan peleándose por encima. Este caso huele a despiche, a puras mentiras y falsedades, como bien dice Brenes. Es un verdadero batallón de problemas.
Ahora, díganme, queridos foreros: ¿Les parece justo que se paralice la economía de tantas personas por una medida judicial que, según algunos, es exagerada? ¿Creen que el gobierno debería retractarse y buscar una solución más sensata, o deberían mantener la postura y defender la protección de los tiburones a pesar de las consecuencias? ¡Déjenme sus opiniones, quiero saber qué piensan ustedes sobre este mamotreto!
