Maes, hoy el Partido Liberación Nacional (PLN) tiene su gran día. Su Asamblea Nacional para elegir a los compas que irán en las papeletas a diputados y las dos vicepresidencias que acompañarán a Álvaro Ramos. Suena a fiestón democrático, ¿verdad? Pues vieras que no. El ambiente que se respira huele más a intriga palaciega y a pleito de cantina que a unidad partidaria. La procesión va por dentro y, para ser sinceros, también se está desbordando por fuera. La vara está que arde y todo apunta a que hoy se puede armar una buena.
El fantasma que nadie quiere nombrar, pero que está sentado en primera fila, es el de San Ramón. Acuérdense de esa joyita: la imposibilidad de renovar estructuras por falta de quórum. Esa fue una torta monumental que se jalaron, y ahora el TSE los tiene en la mira con la amenaza de dejarlos sin acceso a la deuda política. ¡Qué sal! Con esa sombra encima, uno pensaría que llegarían a la asamblea de hoy caminando de puntillas, buscando consensos hasta debajo de las piedras. Pero no, esto es Liberación, y parece que el deporte favorito sigue siendo el serrucho entre “compañeros”.
Y aquí es donde la cosa se pone buena, nivel novela de las nueve. El chisme que explotó el viernes y que tiene a todo el mundo hablando es la posible exclusión del Secretario General del partido, el propio Miguel Guillén, de las listas de diputados. Según múltiples fuentes internas que, obviamente, pidieron anonimato (nadie quiere quedar pegado), la decisión ya estaría tomada y contaría con el visto bueno del candidato, Álvaro Ramos. Diay, ¿qué es esa vara? Dejar por fuera al Secretario General en un proceso como este no es cualquier cosa, es una declaración de guerra con todas las letras. El rumor dice que todo es parte de un acuerdo con el grupo del exalcalde de San Ramón, Nixon Ureña, para calmar las aguas. Pero Ureña ya salió a decir que naranjas, que no hay ni hubo ningún pacto. Un clásico “dime y direte” que solo aumenta la sensación de que todo es un despiche.
Lo más irónico de todo es el discurso oficial. El partido saca un comunicado hablando de que la Asamblea “reafirma el compromiso con la democracia y con Costa Rica”. ¡Pura vida! Mientras por un lado tiran flores, por el otro parece que se afilan los cuchillos. Figuras históricas que ya se habían apartado de la campaña de Ramos, disputas entre las diferentes corrientes internas que vienen desde las asambleas cantonales… El panorama es de una división que ya ni se molestan en disimular. Si el plan era proyectar fuerza y unidad para volver al poder después de 12 años, parece que el brete les está quedando grande y la estrategia podría irse al traste antes de empezar.
Al final, la Asamblea de hoy tiene todos los ingredientes para ser un espectáculo. El TSE ya confirmó que todos los delegados acreditados pueden participar, desmintiendo rumores de más exclusiones, pero eso no garantiza la paz. Hoy se definen puestos, se cobran facturas y se miden fuerzas. El PLN se juega no solo las papeletas del 2026, sino la credibilidad de un partido que le dice al país que puede gobernarlo, pero que a lo interno parece no poder gobernarse ni a sí mismo. Amanecerá y veremos si logran salir con un acuerdo bajo el brazo o con más heridas de las que ya traían.
El fantasma que nadie quiere nombrar, pero que está sentado en primera fila, es el de San Ramón. Acuérdense de esa joyita: la imposibilidad de renovar estructuras por falta de quórum. Esa fue una torta monumental que se jalaron, y ahora el TSE los tiene en la mira con la amenaza de dejarlos sin acceso a la deuda política. ¡Qué sal! Con esa sombra encima, uno pensaría que llegarían a la asamblea de hoy caminando de puntillas, buscando consensos hasta debajo de las piedras. Pero no, esto es Liberación, y parece que el deporte favorito sigue siendo el serrucho entre “compañeros”.
Y aquí es donde la cosa se pone buena, nivel novela de las nueve. El chisme que explotó el viernes y que tiene a todo el mundo hablando es la posible exclusión del Secretario General del partido, el propio Miguel Guillén, de las listas de diputados. Según múltiples fuentes internas que, obviamente, pidieron anonimato (nadie quiere quedar pegado), la decisión ya estaría tomada y contaría con el visto bueno del candidato, Álvaro Ramos. Diay, ¿qué es esa vara? Dejar por fuera al Secretario General en un proceso como este no es cualquier cosa, es una declaración de guerra con todas las letras. El rumor dice que todo es parte de un acuerdo con el grupo del exalcalde de San Ramón, Nixon Ureña, para calmar las aguas. Pero Ureña ya salió a decir que naranjas, que no hay ni hubo ningún pacto. Un clásico “dime y direte” que solo aumenta la sensación de que todo es un despiche.
Lo más irónico de todo es el discurso oficial. El partido saca un comunicado hablando de que la Asamblea “reafirma el compromiso con la democracia y con Costa Rica”. ¡Pura vida! Mientras por un lado tiran flores, por el otro parece que se afilan los cuchillos. Figuras históricas que ya se habían apartado de la campaña de Ramos, disputas entre las diferentes corrientes internas que vienen desde las asambleas cantonales… El panorama es de una división que ya ni se molestan en disimular. Si el plan era proyectar fuerza y unidad para volver al poder después de 12 años, parece que el brete les está quedando grande y la estrategia podría irse al traste antes de empezar.
Al final, la Asamblea de hoy tiene todos los ingredientes para ser un espectáculo. El TSE ya confirmó que todos los delegados acreditados pueden participar, desmintiendo rumores de más exclusiones, pero eso no garantiza la paz. Hoy se definen puestos, se cobran facturas y se miden fuerzas. El PLN se juega no solo las papeletas del 2026, sino la credibilidad de un partido que le dice al país que puede gobernarlo, pero que a lo interno parece no poder gobernarse ni a sí mismo. Amanecerá y veremos si logran salir con un acuerdo bajo el brazo o con más heridas de las que ya traían.