¡Ay, Dios mío! Resulta que la Asamblea Legislativa, con 39 votos a favor, le dio luz verde al cuarto presupuesto extraordinario de este 2025. Parece mentira, ¿verdad?, pero otra vez tenemos que remendar el presupuesto porque, según parece, alguien no hizo bien las cuentas. No sé ustedes, pero yo empiezo a pensar que esto se ha convertido en una costumbre más tica que el café con leche.
La jugada es simple: se van a transferir ¢1.500 millones del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) al Ministerio de Trabajo. Dinero que, aparentemente, se necesita urgentemente para cubrir los pagos de las pensiones del régimen no contributivo. ¡Imagínense la bronca que tienen los obreros del MOPT con esto! Ya saben cómo andan las cosas ahí, siempre apretándole a un lado y a otro.
El diputado del Frente Amplio, Jonathan Acuña, no se quedó callado y soltó la verdad: “Creía que era para dar pensiones, pero es para pagar las que ya están otorgadas”. ¡Una rajada directa al gobierno! Él dice que esto demuestra la mala gestión financiera y la falta de previsión en los cálculos de pagos. Y, bueno, teniendo en cuenta cómo han ido las cosas, no le podemos tener mucha razón.
La discusión de este tema arrastró varias semanas, llegando a una sesión maratoniana este martes. Al final, aunque hubo debate y algunos ánimos calientes, el proyecto se aprobó. Pero ojo, que no todo fue fácil: las diputadas independientes Cynthia Córdoba y Kattia Cambronero levantaron la mano en contra. ¡Un gesto de desacuerdo que, sin duda, generará conversación!
Pero eso no es todo, chunches. Además de salvarle el pellejo a las pensiones, también se destinaron ¢1.300 millones al Ministerio de Educación Pública para asegurar que los comedores escolares tengan qué servir en diciembre. Inicialmente, ese dinero estaba destinado al pago de exmuelleros de Moín, pero Hacienda descubrió que muchos de los beneficiarios ya habían partido de este mundo. ¡Qué sal! Dejarle paguitos a los difuntos nunca es buena onda.
Así que, como dicen por ahí, ‘la necesidad quita el miedo’. Ante la imposibilidad de resolver el tema de los exmuelleros a tiempo, se propuso y aprobó mover los fondos a los comedores. Una solución rápida, sí, pero que deja entrever la falta de planificación inicial. Porque, díganlo conmigo, ¿cómo llegamos a este brete?
Ahora, con este primer debate superado, falta una última votación el jueves para que se concrete la aprobación definitiva y el presidente pueda darle el sello final. Eso sí, no se descarta que haya nuevos cambios de último momento, porque en política, como en el juego de billar, la bola puede tomar rumbos inesperados. Así que agárrense, que todavía falta un trecho.
Y hablando de todo esto, me pregunto... ¿No deberíamos empezar a exigir a nuestros representantes mayor responsabilidad y transparencia en la gestión de los recursos públicos? ¿Hasta cuándo vamos a seguir viendo presupuestos extraordinarios como pan caliente? ¡Demos nuestro punto de vista en el foro!
La jugada es simple: se van a transferir ¢1.500 millones del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) al Ministerio de Trabajo. Dinero que, aparentemente, se necesita urgentemente para cubrir los pagos de las pensiones del régimen no contributivo. ¡Imagínense la bronca que tienen los obreros del MOPT con esto! Ya saben cómo andan las cosas ahí, siempre apretándole a un lado y a otro.
El diputado del Frente Amplio, Jonathan Acuña, no se quedó callado y soltó la verdad: “Creía que era para dar pensiones, pero es para pagar las que ya están otorgadas”. ¡Una rajada directa al gobierno! Él dice que esto demuestra la mala gestión financiera y la falta de previsión en los cálculos de pagos. Y, bueno, teniendo en cuenta cómo han ido las cosas, no le podemos tener mucha razón.
La discusión de este tema arrastró varias semanas, llegando a una sesión maratoniana este martes. Al final, aunque hubo debate y algunos ánimos calientes, el proyecto se aprobó. Pero ojo, que no todo fue fácil: las diputadas independientes Cynthia Córdoba y Kattia Cambronero levantaron la mano en contra. ¡Un gesto de desacuerdo que, sin duda, generará conversación!
Pero eso no es todo, chunches. Además de salvarle el pellejo a las pensiones, también se destinaron ¢1.300 millones al Ministerio de Educación Pública para asegurar que los comedores escolares tengan qué servir en diciembre. Inicialmente, ese dinero estaba destinado al pago de exmuelleros de Moín, pero Hacienda descubrió que muchos de los beneficiarios ya habían partido de este mundo. ¡Qué sal! Dejarle paguitos a los difuntos nunca es buena onda.
Así que, como dicen por ahí, ‘la necesidad quita el miedo’. Ante la imposibilidad de resolver el tema de los exmuelleros a tiempo, se propuso y aprobó mover los fondos a los comedores. Una solución rápida, sí, pero que deja entrever la falta de planificación inicial. Porque, díganlo conmigo, ¿cómo llegamos a este brete?
Ahora, con este primer debate superado, falta una última votación el jueves para que se concrete la aprobación definitiva y el presidente pueda darle el sello final. Eso sí, no se descarta que haya nuevos cambios de último momento, porque en política, como en el juego de billar, la bola puede tomar rumbos inesperados. Así que agárrense, que todavía falta un trecho.
Y hablando de todo esto, me pregunto... ¿No deberíamos empezar a exigir a nuestros representantes mayor responsabilidad y transparencia en la gestión de los recursos públicos? ¿Hasta cuándo vamos a seguir viendo presupuestos extraordinarios como pan caliente? ¡Demos nuestro punto de vista en el foro!
