¡Ay, Dios mío! La Asamblea Legislativa, después de cuatro largos meses, le metió turbo al trámite y aprobó en segundo debate el polémico proyecto que permite al Estado regalarle hasta los hornos a la Asociación Obras del Espíritu Santo, liderada por el siempre movido Padre Sergio Valverde. Esto ya huele a gallina hervida, diay… parece que algunos diputados tienen la vista corta o simplemente les encanta tirar la casa por la ventana.
La iniciativa, presentada por el diputado Óscar Izquierdo del PLN – el mismo que anda buscando brillar con estas cosas –, pasó por un proceso consultativo a la Sala Constitucional, donde los magistrados, por pura formalidad, dijeron que no veía ningún problema con esto. Como si fuera tan sencillo, ¿eh? Parece que los jueces están apurados por aprobar todo lo que les llega, sin pensar demasiado en las consecuencias.
Y ahora, el balón está en la cancha del Presidente Chaves, quien tendrá que poner su firma para que esto entre en vigor. Ya nos imaginamos la cara de preocupación del Ministro Arenas, porque seguramente tendrá que justificar cómo se van a estar gastando nuestros impuestos en esta jugada. ¡Qué brete!
Según el proyecto aprobado, prácticamente todas las entidades públicas – ministerios, municipalidades, empresas públicas, ¡hasta los entes no estatales! – pueden donarle a Obras del Espíritu Santo “toda clase de bienes muebles e inmuebles”, servicios, dinero, derechos… ¡lo que se les antoje! Claramente, quieren facilitarles la vida a estos señores, aunque nosotros, los ciudadanos, sigamos apremiados como cucarachas.
Pero ojo, que no todo es miel sobre hojuelas. La asociación tendrá que rendir cuentas ante la Comisión de Ingresos y Gastos Públicos de la Asamblea, presentando estados financieros auditados anualmente. Además, la Contraloría General estará echándoles un ojo avispado para ver si no se andan luciendo con nuestras guayas. Aunque, siendo sinceros, ¿cuánto puede controlar la Contraloría cuando hay tanto interés político detrás?
La Asociación Obras del Espíritu Santo, como bien sabemos, está buscando recaudar medio billón de colones para construir una torre que albergará a hombres en riesgo social. No estoy diciendo que eso no sea importante, pero me pregunto qué criterio utilizarán para seleccionar a los beneficiarios. ¿Será por afinidad política? ¿Por recomendaciones de amigos? Estas son preguntas que deberíamos hacernos, chunches.
Este caso pone de manifiesto una vez más la falta de transparencia en el manejo de los fondos públicos. Siempre aparecen organizaciones con proyectos nobles, pero ¿quién vigila realmente cómo se gasta el dinero? Me preocupa que esto genere una cultura de favoritismo y corrupción, donde unos pocos se benefician a costa del esfuerzo de todos. No digo que Obras del Espíritu Santo sea corrupta, pero estos canales abren espacio para malas prácticas, y eso nos afecta a todos, mae.
En fin, esta aprobación ha levantado ampollas en muchos sectores de la población. Algunos defienden la iniciativa argumentando que Obras del Espíritu Santo realiza un trabajo invaluable para ayudar a los más necesitados. Otros, como yo, creen que esto es un abuso de poder y un desperdicio de recursos. Ahora, díganme ustedes, ¿creen que esta donación es necesaria y justificable, o estamos frente a otro escándalo a la vista? ¿Deberían establecerse límites más estrictos para evitar posibles irregularidades?
La iniciativa, presentada por el diputado Óscar Izquierdo del PLN – el mismo que anda buscando brillar con estas cosas –, pasó por un proceso consultativo a la Sala Constitucional, donde los magistrados, por pura formalidad, dijeron que no veía ningún problema con esto. Como si fuera tan sencillo, ¿eh? Parece que los jueces están apurados por aprobar todo lo que les llega, sin pensar demasiado en las consecuencias.
Y ahora, el balón está en la cancha del Presidente Chaves, quien tendrá que poner su firma para que esto entre en vigor. Ya nos imaginamos la cara de preocupación del Ministro Arenas, porque seguramente tendrá que justificar cómo se van a estar gastando nuestros impuestos en esta jugada. ¡Qué brete!
Según el proyecto aprobado, prácticamente todas las entidades públicas – ministerios, municipalidades, empresas públicas, ¡hasta los entes no estatales! – pueden donarle a Obras del Espíritu Santo “toda clase de bienes muebles e inmuebles”, servicios, dinero, derechos… ¡lo que se les antoje! Claramente, quieren facilitarles la vida a estos señores, aunque nosotros, los ciudadanos, sigamos apremiados como cucarachas.
Pero ojo, que no todo es miel sobre hojuelas. La asociación tendrá que rendir cuentas ante la Comisión de Ingresos y Gastos Públicos de la Asamblea, presentando estados financieros auditados anualmente. Además, la Contraloría General estará echándoles un ojo avispado para ver si no se andan luciendo con nuestras guayas. Aunque, siendo sinceros, ¿cuánto puede controlar la Contraloría cuando hay tanto interés político detrás?
La Asociación Obras del Espíritu Santo, como bien sabemos, está buscando recaudar medio billón de colones para construir una torre que albergará a hombres en riesgo social. No estoy diciendo que eso no sea importante, pero me pregunto qué criterio utilizarán para seleccionar a los beneficiarios. ¿Será por afinidad política? ¿Por recomendaciones de amigos? Estas son preguntas que deberíamos hacernos, chunches.
Este caso pone de manifiesto una vez más la falta de transparencia en el manejo de los fondos públicos. Siempre aparecen organizaciones con proyectos nobles, pero ¿quién vigila realmente cómo se gasta el dinero? Me preocupa que esto genere una cultura de favoritismo y corrupción, donde unos pocos se benefician a costa del esfuerzo de todos. No digo que Obras del Espíritu Santo sea corrupta, pero estos canales abren espacio para malas prácticas, y eso nos afecta a todos, mae.
En fin, esta aprobación ha levantado ampollas en muchos sectores de la población. Algunos defienden la iniciativa argumentando que Obras del Espíritu Santo realiza un trabajo invaluable para ayudar a los más necesitados. Otros, como yo, creen que esto es un abuso de poder y un desperdicio de recursos. Ahora, díganme ustedes, ¿creen que esta donación es necesaria y justificable, o estamos frente a otro escándalo a la vista? ¿Deberían establecerse límites más estrictos para evitar posibles irregularidades?
