¡Ay, Dios mío! La CCSS acaba de aprobar un presupuesto de ¢7,3 billones para el 2026. Sí, leíste bien, ¡siete mil trescientos millones de colones! Una cifra récord que, en teoría, debería asegurar que todos podamos ir al médico sin tener que vender la casa ni pedir prestado hasta a los perros. Suena chiva, ¿verdad?
Pero aquí viene el pero, mi querido público. Este presupuesto monumental se supone que cubre tanto el seguro de salud – entre hospitales, Ebáis, medicinas y salarios – como los pagos de las pensiones, que afectan a un montón de gente que ya se está preparando para pasarla tranquila en la vejez. De esos ¢7,3 billones, unos ¢4,5 van directos al Seguro de Salud, otros ¢2,5 al IVM (Invalidez, Vejez y Muerte), y el resto, ¢167 millones, se destinan al Régimen No Contributivo.
Además de eso, quieren meterle mano a la infraestructura hospitalaria, porque claro, los hospitales andan más viejos que yo. Modernizar los consultorios, comprar aparatitos nuevos… tocará echarle ganas para que los doctores tengan con qué trabajar y nosotros nos sintamos más seguros cuando tengamos que ir a emergencias. Ojalá realmente se hagan las mejoras, porque algunos lugares parecen sacados de una película de terror, diay.
El problema es que la gerencia financiera de la CCSS ya puso el grito en el cielo. Parece que el Ministerio de Hacienda, con sus jugaditas financieras, solo va a cubrir alrededor del 55% de lo que legalmente tienen que pagar al Seguro Social. ¡Imagínate la bronca! Están metiendo las manos donde no les toca y poniendo en riesgo la salud de todos los costarricenses. Esto es como intentar llenar un balde lleno de agujeros con un vaso de agua: simplemente, no funciona.
Y no es ningún secreto que el Estado le debe una montaña de plata a la CCSS desde hace años. Esta deuda acumulada se ha convertido en una amenaza seria para la estabilidad de toda la seguridad social, y si siguen así, vamos a terminar en cana. Ya varias veces han dicho que esto no puede seguir así, que hay que ponerle orden al chlote, pero parece que nadie quiere ceder terreno. ¡Qué vara!
Algunos expertos dicen que la solución pasa por aumentar los impuestos, otros proponen recortar gastos en otras áreas. Lo cierto es que no hay una fórmula mágica, y cualquier decisión que se tome tendrá consecuencias para todos. Nadie quiere pagar más impuestos, pero tampoco queremos ver cómo el sistema de salud se derrumba. Es un brete complicado, y las soluciones fáciles no existen.
Claro, mientras tanto, seguimos escuchando promesas vacías de políticos que aparecen en época de elecciones para decirnos que van a solucionar todo, pero luego se olvidan de nosotros tan pronto como toman posesión. Es la misma vaina de siempre: promesas incumplidas y problemas que nunca se resuelven. Uno ya se desespera, diay. Necesitamos una inyección de realidad y, sobre todo, necesitamos que nuestros representantes tomen decisiones pensando en el bienestar de la gente, no en sus propios intereses. Estos mae a veces parecen estar en otra onda, ¿eh?
En fin, la situación es complicada, pero no imposible. Ahora la pregunta es: ¿creen ustedes que el gobierno logrará cumplir con sus obligaciones hacia la CCSS y garantizar la sostenibilidad del sistema de seguridad social a largo plazo, o estamos condenados a ver cómo nuestra salud pública se desmorona poco a poco? Déjenme saber sus opiniones en los comentarios, ¡quiero leer qué piensa la masa!
Pero aquí viene el pero, mi querido público. Este presupuesto monumental se supone que cubre tanto el seguro de salud – entre hospitales, Ebáis, medicinas y salarios – como los pagos de las pensiones, que afectan a un montón de gente que ya se está preparando para pasarla tranquila en la vejez. De esos ¢7,3 billones, unos ¢4,5 van directos al Seguro de Salud, otros ¢2,5 al IVM (Invalidez, Vejez y Muerte), y el resto, ¢167 millones, se destinan al Régimen No Contributivo.
Además de eso, quieren meterle mano a la infraestructura hospitalaria, porque claro, los hospitales andan más viejos que yo. Modernizar los consultorios, comprar aparatitos nuevos… tocará echarle ganas para que los doctores tengan con qué trabajar y nosotros nos sintamos más seguros cuando tengamos que ir a emergencias. Ojalá realmente se hagan las mejoras, porque algunos lugares parecen sacados de una película de terror, diay.
El problema es que la gerencia financiera de la CCSS ya puso el grito en el cielo. Parece que el Ministerio de Hacienda, con sus jugaditas financieras, solo va a cubrir alrededor del 55% de lo que legalmente tienen que pagar al Seguro Social. ¡Imagínate la bronca! Están metiendo las manos donde no les toca y poniendo en riesgo la salud de todos los costarricenses. Esto es como intentar llenar un balde lleno de agujeros con un vaso de agua: simplemente, no funciona.
Y no es ningún secreto que el Estado le debe una montaña de plata a la CCSS desde hace años. Esta deuda acumulada se ha convertido en una amenaza seria para la estabilidad de toda la seguridad social, y si siguen así, vamos a terminar en cana. Ya varias veces han dicho que esto no puede seguir así, que hay que ponerle orden al chlote, pero parece que nadie quiere ceder terreno. ¡Qué vara!
Algunos expertos dicen que la solución pasa por aumentar los impuestos, otros proponen recortar gastos en otras áreas. Lo cierto es que no hay una fórmula mágica, y cualquier decisión que se tome tendrá consecuencias para todos. Nadie quiere pagar más impuestos, pero tampoco queremos ver cómo el sistema de salud se derrumba. Es un brete complicado, y las soluciones fáciles no existen.
Claro, mientras tanto, seguimos escuchando promesas vacías de políticos que aparecen en época de elecciones para decirnos que van a solucionar todo, pero luego se olvidan de nosotros tan pronto como toman posesión. Es la misma vaina de siempre: promesas incumplidas y problemas que nunca se resuelven. Uno ya se desespera, diay. Necesitamos una inyección de realidad y, sobre todo, necesitamos que nuestros representantes tomen decisiones pensando en el bienestar de la gente, no en sus propios intereses. Estos mae a veces parecen estar en otra onda, ¿eh?
En fin, la situación es complicada, pero no imposible. Ahora la pregunta es: ¿creen ustedes que el gobierno logrará cumplir con sus obligaciones hacia la CCSS y garantizar la sostenibilidad del sistema de seguridad social a largo plazo, o estamos condenados a ver cómo nuestra salud pública se desmorona poco a poco? Déjenme saber sus opiniones en los comentarios, ¡quiero leer qué piensa la masa!