¡Ay, Dios mío, qué vara nos cayó encima! Resulta que la diputada Pilar Cisneros, en medio del Plenario Legislativo, soltó la bomba: el ministro Arnold Zamora, a pesar de todas las aguas revueltas, se queda en su puesto. Y eso, según ella, “para pena o para desgracia de todos aquellos que quieren que ruede su cabeza”. ¡Imagínate el ambiente ahí!
Todo esto viene porque hay una denuncia penal contra Zamora, un asunto delicado, por presunta violación. El ministro, como buen político, salió a defenderse con un video que compartió por todos lados – redes sociales, canales oficiales, ¡todo! – pero ojo, puso en la mira a la víctima, lo cual levantó aún más polémicas. Claramente, no le ha ido como esperaba.
Ahora, la Comisión de Ingresos y Gastos Públicos ya mandó a citar a Zamora para que les explique dónde fueron a parar los fondos que usó para hacer ese video. Algunos legisladores de la oposición dicen que se fajó con plata pública para limpiar su nombre, ¡y eso no se puede, mael! Ya hasta le piden la renuncia, pero parece que la jefa Cisneros no anda muy por la labor de facilitarle las cosas.
Pero la cosa se pone aún más turbia. Resulta que el periodista que lo denunció contactó a Cisneros hace unos días en un hotel de Escazú, buscando hablar del tema. Primero ella dijo que no le contó nada al Presidente Chaves, pero luego se retractó y confesó que sí se lo había comentado. ¡Uf, cuánta comezón! Este cambalache de versiones solo alimenta más sospechas.
Y ni hablar de la investigación que lleva adelante la Fiscalía. Dicen que tienen una testigo clave que vio cuando llevaron a la víctima a una de las habitaciones del hotel, aparentemente drogadita por licor. Esto lo confirma un informe toxicológico que le hicieron en un hospital privado justo cuando su mamá la rescataba del brete. ¡Qué sal! Más y más detalles salen a la luz, y no son bonitos para Zamora.
Según la denuncia, la víctima fue citada al hotel por su jefe, precisamente para ofrecerle un trabajo mejor. El ministro, por su parte, admite que se reunió con el periodista, que tomaron unas copas y que él incluso pagó la habitación para evitar que alguno manejara borracho. Pero niega rotundamente haberla agredido sexualmente. ¡Un clásico negacionismo!
Lo cierto es que este caso ha sacudido al país entero. Se habla de abuso de poder, de corrupción y de encubrimiento. Las redes sociales están explotando, la gente está indignada y el gobierno está tratando de navegar en estas aguas turbulentas. El futuro de Arnold Zamora pinta bastante incierto, y la credibilidad del gobierno Chaves está en juego.
Con tanta controversia y tantas vueltas, ¿cree usted que el Ministro Zamora debería renunciar a su cargo, independientemente de los resultados de la investigación? ¿O deberían esperar a que la justicia haga su trabajo, aunque eso signifique que siga ocupando su puesto y generando aún más polémica?
Todo esto viene porque hay una denuncia penal contra Zamora, un asunto delicado, por presunta violación. El ministro, como buen político, salió a defenderse con un video que compartió por todos lados – redes sociales, canales oficiales, ¡todo! – pero ojo, puso en la mira a la víctima, lo cual levantó aún más polémicas. Claramente, no le ha ido como esperaba.
Ahora, la Comisión de Ingresos y Gastos Públicos ya mandó a citar a Zamora para que les explique dónde fueron a parar los fondos que usó para hacer ese video. Algunos legisladores de la oposición dicen que se fajó con plata pública para limpiar su nombre, ¡y eso no se puede, mael! Ya hasta le piden la renuncia, pero parece que la jefa Cisneros no anda muy por la labor de facilitarle las cosas.
Pero la cosa se pone aún más turbia. Resulta que el periodista que lo denunció contactó a Cisneros hace unos días en un hotel de Escazú, buscando hablar del tema. Primero ella dijo que no le contó nada al Presidente Chaves, pero luego se retractó y confesó que sí se lo había comentado. ¡Uf, cuánta comezón! Este cambalache de versiones solo alimenta más sospechas.
Y ni hablar de la investigación que lleva adelante la Fiscalía. Dicen que tienen una testigo clave que vio cuando llevaron a la víctima a una de las habitaciones del hotel, aparentemente drogadita por licor. Esto lo confirma un informe toxicológico que le hicieron en un hospital privado justo cuando su mamá la rescataba del brete. ¡Qué sal! Más y más detalles salen a la luz, y no son bonitos para Zamora.
Según la denuncia, la víctima fue citada al hotel por su jefe, precisamente para ofrecerle un trabajo mejor. El ministro, por su parte, admite que se reunió con el periodista, que tomaron unas copas y que él incluso pagó la habitación para evitar que alguno manejara borracho. Pero niega rotundamente haberla agredido sexualmente. ¡Un clásico negacionismo!
Lo cierto es que este caso ha sacudido al país entero. Se habla de abuso de poder, de corrupción y de encubrimiento. Las redes sociales están explotando, la gente está indignada y el gobierno está tratando de navegar en estas aguas turbulentas. El futuro de Arnold Zamora pinta bastante incierto, y la credibilidad del gobierno Chaves está en juego.
Con tanta controversia y tantas vueltas, ¿cree usted que el Ministro Zamora debería renunciar a su cargo, independientemente de los resultados de la investigación? ¿O deberían esperar a que la justicia haga su trabajo, aunque eso signifique que siga ocupando su puesto y generando aún más polémica?