¡Ay, Dios mío! Una vez más, la Asamblea Legislativa nos dejó boquiabiertos. Resulta que la semana terminaron cerrando las puertas a mitad de camino, sin ni siquiera llegar a sesionar. ¡Una torta tremenda! Parece que algunos diputados se les olvidó que tienen un brete importante entre manos.
La jugada fue clara: necesitaban al menos 38 diputados presentes para poder avanzar con las votaciones pendientes, especialmente las relacionadas con las famosas jornadas excepcionales de 12 horas – un tema que ya lleva dando dolores de cabeza a diestra y siniestra. Pero al hacer conteo, apenas lograron reunir 35. Ahí quedó claro: ¡la cosa estaba salada!
Según fuentes cercanas a la presidencia en ejercicio, Vanessa Castro, intentaron insistir, llamaron a cada uno de los ausentes, pero parecía que nadie quería moverse de sus lugares. Se dice que algunos estaban en reuniones particulares, otros “haciendo trámites”... ¡el clásico! Mientras tanto, el país se preguntaba si realmente estos señores entendían la urgencia de tomar decisiones importantes.
Si revisamos la planilla, vemos que el oficialismo tuvo solamente ocho diputados presentes, mientras que el PLN sacó adelante once. El PUSC aportó cinco, el PLProgresista dos, el Frente Amplio tres. Lo que preocupa es que Nueva República solo envió a dos representantes y los independientes cuatro. ¡Qué panorama tan disperso! Esto pinta feo para el futuro inmediato de la agenda legislativa.
Para ponerle pausa a este chururito, recordemos que estamos en la recta final de las sesiones ordinarias. Ya casi llegamos al 30 de octubre, día en que termina este periodo. Después de eso, arrancan las sesiones extraordinarias, donde el Poder Ejecutivo toma el control de la agenda. Así que prepárense, porque desde el 3 de noviembre, vamos a ver qué le toca al Gobierno sacar adelante.
Lo que más me da que pensar es cómo, en medio de tantas necesidades urgentes para el país, podemos tener este tipo de situaciones. Piensen en la educación, la salud, la seguridad… temas que necesitan atención inmediata. Y ahí tenemos a unos diputados que parecen más preocupados por sus propios asuntos que por el bienestar de la gente. ¡Qué pena ajena!
Además, según datos oficiales, todavía no se han votado ni siquiera el 27% de las enmiendas propuestas al proyecto de las jornadas 4-3. Este ritmo lento nos indica que aún queda mucho por recorrer y que la aprobación de este proyecto podría tardar bastante. Estaremos atentos a cómo evoluciona la situación, pero sinceramente, no tengo muchas esperanzas viendo cómo van las cosas. ¿Será que necesitamos una reforma electoral urgente?
En fin, amigos, esto es lo que tenemos. Un plenario paralizado, una agenda atascada y un país esperando soluciones. Ahora dime tú, ¿qué piensas? ¿Crees que es momento de reconsiderar la forma en que elegimos a nuestros diputados, o simplemente debemos acostumbrarnos a estas parálisis constantes?
La jugada fue clara: necesitaban al menos 38 diputados presentes para poder avanzar con las votaciones pendientes, especialmente las relacionadas con las famosas jornadas excepcionales de 12 horas – un tema que ya lleva dando dolores de cabeza a diestra y siniestra. Pero al hacer conteo, apenas lograron reunir 35. Ahí quedó claro: ¡la cosa estaba salada!
Según fuentes cercanas a la presidencia en ejercicio, Vanessa Castro, intentaron insistir, llamaron a cada uno de los ausentes, pero parecía que nadie quería moverse de sus lugares. Se dice que algunos estaban en reuniones particulares, otros “haciendo trámites”... ¡el clásico! Mientras tanto, el país se preguntaba si realmente estos señores entendían la urgencia de tomar decisiones importantes.
Si revisamos la planilla, vemos que el oficialismo tuvo solamente ocho diputados presentes, mientras que el PLN sacó adelante once. El PUSC aportó cinco, el PLProgresista dos, el Frente Amplio tres. Lo que preocupa es que Nueva República solo envió a dos representantes y los independientes cuatro. ¡Qué panorama tan disperso! Esto pinta feo para el futuro inmediato de la agenda legislativa.
Para ponerle pausa a este chururito, recordemos que estamos en la recta final de las sesiones ordinarias. Ya casi llegamos al 30 de octubre, día en que termina este periodo. Después de eso, arrancan las sesiones extraordinarias, donde el Poder Ejecutivo toma el control de la agenda. Así que prepárense, porque desde el 3 de noviembre, vamos a ver qué le toca al Gobierno sacar adelante.
Lo que más me da que pensar es cómo, en medio de tantas necesidades urgentes para el país, podemos tener este tipo de situaciones. Piensen en la educación, la salud, la seguridad… temas que necesitan atención inmediata. Y ahí tenemos a unos diputados que parecen más preocupados por sus propios asuntos que por el bienestar de la gente. ¡Qué pena ajena!
Además, según datos oficiales, todavía no se han votado ni siquiera el 27% de las enmiendas propuestas al proyecto de las jornadas 4-3. Este ritmo lento nos indica que aún queda mucho por recorrer y que la aprobación de este proyecto podría tardar bastante. Estaremos atentos a cómo evoluciona la situación, pero sinceramente, no tengo muchas esperanzas viendo cómo van las cosas. ¿Será que necesitamos una reforma electoral urgente?
En fin, amigos, esto es lo que tenemos. Un plenario paralizado, una agenda atascada y un país esperando soluciones. Ahora dime tú, ¿qué piensas? ¿Crees que es momento de reconsiderar la forma en que elegimos a nuestros diputados, o simplemente debemos acostumbrarnos a estas parálisis constantes?
