¡Ay, Dios mío, qué bronca! Aquí andamos con otro escándalo que sacude la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Resulta que Mónica Taylor, la presidentita, anda metida en una investigación de la Fiscalía Anticorrupción. Uno piensa, ‘¿Otra vez?’ porque parece que la transparencia en el país es más difícil de encontrar que buena cartera en diciembre.
La cosa es clara: tienen dos casos abiertos en su contra. Uno, por presunto tráfico de influencias – expediente 25-000206-1218-PE – que suena feo, eh. El otro… todavía no han puesto etiqueta, imaginen la novela. Y esto pasa apenas unos meses después de que la nombraran, un apuro que levantó sospechas desde el principio. Ya les digo, ¡qué chin!
Si nos vamos atrás, recuerden que Mónica llegó a la CCSS después de ser asesora de Don Rodri Chaves. Su llegada no fue precisamente un paseíto por el parque; causó tanto revuelo que hasta la Procuraduría de la Ética Pública tuvo que meterse en el brete. Undeca, el sindicato, gritaba a los cuatro vientos que el nombramiento era ilegal porque ella seguía con contrato en Hacienda, ¡una vara que no cuadra, mae!
Undeca, esos que siempre están al pie del cañón, clamarón que revisaran la jugada y aplicaran sanción si encontraban falla. Dicen que se violó la ley, se ignoró lo que dice la Constitución, y encima, la pobre señora parece que ni sabe cómo funciona la CCSS, pues ya vimos cómo se le fueron los datos en esas comisiones. ¡Más vale tarde que nunca, pero con esto la confianza se va perdiendo a pasos agigadados!
Pero no es solo la investigación actual lo que tiene a Taylorknockout en la mira. Recordemos el viaje a Malasia por 13 mil dólares, ¡una tajada considerable! Para “posicionar” a la CCSS, dijeron. Con Juan Carlos Esquivel de testigo, claro. Boletos carísimos y viáticos que podrían haber servido para comprar medicamentos o equipamiento, ¡más cosas que necesitamos urgente aquí en casa!
Y ahí no acabó la telenovela. Durante las comisiones de investigación, quedó clarísimo que la señora no domina ni el ABC de la salud pública. Le preguntaron por la cantidad de especialistas que faltan para operar bien la CCSS, ¡y no tenía ni idea! “No tengo el dato, la Gerencia Médica sí”, respondió, con toda la calma del mundo. Lo mismo pasó con el costo de formar un especialista o la situación del hospital de Alajuela. ¡Al final, tuvo que pedir un receso para chequear con los gerentes! Un verdadero despiste.
Diputados como Dinorah Barquero no dudaron en señalar la falta de preparación de la presidenta: “En un momento de crisis como el que vivimos, una persona tiene que saber a qué va”. Pues claro, señora, ¿cómo vas a solucionar problemas que ni conoces? Este tipo de situaciones golpean duro la credibilidad de la institución y generan frustración entre los trabajadores y los usuarios. Ya estamos cansados de ver cómo la salud pública se maneja a ciegas, ¡qué torta!
Así que llegamos a la pregunta del millón, mi gente: ¿Cree usted que la Presidenta de la CCSS debería renunciar mientras se desarrolla la investigación? ¿O deberían esperar a que la Fiscalía dé sus conclusiones definitivas? Dejen sus opiniones abajo, quiero leer qué piensa el pueblo sobre este nuevo chinazo en la Caja. ¡Que viva Costa Rica!
La cosa es clara: tienen dos casos abiertos en su contra. Uno, por presunto tráfico de influencias – expediente 25-000206-1218-PE – que suena feo, eh. El otro… todavía no han puesto etiqueta, imaginen la novela. Y esto pasa apenas unos meses después de que la nombraran, un apuro que levantó sospechas desde el principio. Ya les digo, ¡qué chin!
Si nos vamos atrás, recuerden que Mónica llegó a la CCSS después de ser asesora de Don Rodri Chaves. Su llegada no fue precisamente un paseíto por el parque; causó tanto revuelo que hasta la Procuraduría de la Ética Pública tuvo que meterse en el brete. Undeca, el sindicato, gritaba a los cuatro vientos que el nombramiento era ilegal porque ella seguía con contrato en Hacienda, ¡una vara que no cuadra, mae!
Undeca, esos que siempre están al pie del cañón, clamarón que revisaran la jugada y aplicaran sanción si encontraban falla. Dicen que se violó la ley, se ignoró lo que dice la Constitución, y encima, la pobre señora parece que ni sabe cómo funciona la CCSS, pues ya vimos cómo se le fueron los datos en esas comisiones. ¡Más vale tarde que nunca, pero con esto la confianza se va perdiendo a pasos agigadados!
Pero no es solo la investigación actual lo que tiene a Taylorknockout en la mira. Recordemos el viaje a Malasia por 13 mil dólares, ¡una tajada considerable! Para “posicionar” a la CCSS, dijeron. Con Juan Carlos Esquivel de testigo, claro. Boletos carísimos y viáticos que podrían haber servido para comprar medicamentos o equipamiento, ¡más cosas que necesitamos urgente aquí en casa!
Y ahí no acabó la telenovela. Durante las comisiones de investigación, quedó clarísimo que la señora no domina ni el ABC de la salud pública. Le preguntaron por la cantidad de especialistas que faltan para operar bien la CCSS, ¡y no tenía ni idea! “No tengo el dato, la Gerencia Médica sí”, respondió, con toda la calma del mundo. Lo mismo pasó con el costo de formar un especialista o la situación del hospital de Alajuela. ¡Al final, tuvo que pedir un receso para chequear con los gerentes! Un verdadero despiste.
Diputados como Dinorah Barquero no dudaron en señalar la falta de preparación de la presidenta: “En un momento de crisis como el que vivimos, una persona tiene que saber a qué va”. Pues claro, señora, ¿cómo vas a solucionar problemas que ni conoces? Este tipo de situaciones golpean duro la credibilidad de la institución y generan frustración entre los trabajadores y los usuarios. Ya estamos cansados de ver cómo la salud pública se maneja a ciegas, ¡qué torta!
Así que llegamos a la pregunta del millón, mi gente: ¿Cree usted que la Presidenta de la CCSS debería renunciar mientras se desarrolla la investigación? ¿O deberían esperar a que la Fiscalía dé sus conclusiones definitivas? Dejen sus opiniones abajo, quiero leer qué piensa el pueblo sobre este nuevo chinazo en la Caja. ¡Que viva Costa Rica!