¡Ay, Dios mío, qué bronca! Resulta que ahora encima de todo el lío del caso de la Fiscalía, tenemos que lidiar con esto del desafuero presidencial. Fuentes muy internas, de esas que ni te imaginas, me comentan que varios diputados recibieron llamadas directas desde Casa Presidencial intentando convencerlos de cambiar su voto sobre el tema. Parece que el asunto se puso más picante de lo que pensábamos, ¿eh?
Para ponerle pausa al chayazo, recordemos que Rodrigo Chaves enfrenta una investigación por presunta concusión, una vara bien pesada, y la Asamblea Legislativa va a votar el lunes si se levanta o no su inmunidad. Se necesitan 38 votos para poder pasar la medida y, aparentemente, la administración no estaba dispuesta a dejarlo andar así como así.
Lo curioso es que, según los datos que tengo, las llamadas no fueron precisamente de ‘conversación amigable’. Dicen que hubo cierto tono de presión, incluso llegaron a calificarlo como ‘amenazante’ para influir en el criterio de los legisladores. ¡Imagínate la torta! Hablarle a un diputado como si estuviera debiéndole la vida por un simple voto… eso sí que es meterse en un brete profundo.
Y no solo eso, parece que en esos mismos llamados se tocó el tema de los retiros de visas de Estados Unidos y otras negociaciones internacionales. Esto abre otro pandeón de preguntas, ¿verdad? ¿Están usando estas cartas diplomáticas como moneda de cambio político? ¡Qué sal! Una cosa lleva a la otra y todo se complica más.
Intentamos contactar directamente a Casa Presidencial para que nos dieran su versión oficial de estos hechos, porque obviamente queríamos saber qué onda, si era cierto o pura invención. Pero hasta ahora silencio absoluto. Esperamos una respuesta, aunque conociendo cómo andan las cosas, no me hago muchas ilusiones. ¡Qué carga!
En la Asamblea Legislativa, los diputados que recibieron las llamadas han sido bastante esquivos. No quieren soltar ni prenda sobre quiénes hicieron las comunicaciones desde Zapote, probablemente para evitar meterse en más problemas. Entiendo totalmente la jugada, a veces es mejor mantenerse en un segundo plano, especialmente cuando hay aguas turbulentas.
Algunos analistas políticos opinan que esta situación podría afectar seriamente la imagen de la presidencia, generando aún más controversia y desconfianza en el gobierno. Otros sugieren que es una táctica desesperada ante la inminente votación, un intento de último momento por salvar la cara. De cualquier manera, el ambiente está tenso y la polarización política ha llegado a niveles alarmantes. Y eso, mis queridos foreros, nunca es bueno para nadie, ni siquiera para quienes están en el poder.
Con todo esto, surge la pregunta: ¿Hasta dónde puede llegar el poder ejecutivo para influir en decisiones legislativas, y cuál debería ser el límite entre la persuasión legítima y la presión indebida? ¿Creen que estas acciones comprometen la independencia de los diputados y la democracia en nuestro país? Compartan sus opiniones, ¡me interesa mucho saber qué piensan ustedes sobre este mamotreto!
Para ponerle pausa al chayazo, recordemos que Rodrigo Chaves enfrenta una investigación por presunta concusión, una vara bien pesada, y la Asamblea Legislativa va a votar el lunes si se levanta o no su inmunidad. Se necesitan 38 votos para poder pasar la medida y, aparentemente, la administración no estaba dispuesta a dejarlo andar así como así.
Lo curioso es que, según los datos que tengo, las llamadas no fueron precisamente de ‘conversación amigable’. Dicen que hubo cierto tono de presión, incluso llegaron a calificarlo como ‘amenazante’ para influir en el criterio de los legisladores. ¡Imagínate la torta! Hablarle a un diputado como si estuviera debiéndole la vida por un simple voto… eso sí que es meterse en un brete profundo.
Y no solo eso, parece que en esos mismos llamados se tocó el tema de los retiros de visas de Estados Unidos y otras negociaciones internacionales. Esto abre otro pandeón de preguntas, ¿verdad? ¿Están usando estas cartas diplomáticas como moneda de cambio político? ¡Qué sal! Una cosa lleva a la otra y todo se complica más.
Intentamos contactar directamente a Casa Presidencial para que nos dieran su versión oficial de estos hechos, porque obviamente queríamos saber qué onda, si era cierto o pura invención. Pero hasta ahora silencio absoluto. Esperamos una respuesta, aunque conociendo cómo andan las cosas, no me hago muchas ilusiones. ¡Qué carga!
En la Asamblea Legislativa, los diputados que recibieron las llamadas han sido bastante esquivos. No quieren soltar ni prenda sobre quiénes hicieron las comunicaciones desde Zapote, probablemente para evitar meterse en más problemas. Entiendo totalmente la jugada, a veces es mejor mantenerse en un segundo plano, especialmente cuando hay aguas turbulentas.
Algunos analistas políticos opinan que esta situación podría afectar seriamente la imagen de la presidencia, generando aún más controversia y desconfianza en el gobierno. Otros sugieren que es una táctica desesperada ante la inminente votación, un intento de último momento por salvar la cara. De cualquier manera, el ambiente está tenso y la polarización política ha llegado a niveles alarmantes. Y eso, mis queridos foreros, nunca es bueno para nadie, ni siquiera para quienes están en el poder.
Con todo esto, surge la pregunta: ¿Hasta dónde puede llegar el poder ejecutivo para influir en decisiones legislativas, y cuál debería ser el límite entre la persuasión legítima y la presión indebida? ¿Creen que estas acciones comprometen la independencia de los diputados y la democracia en nuestro país? Compartan sus opiniones, ¡me interesa mucho saber qué piensan ustedes sobre este mamotreto!