¡Ay, Dios mío! Esto sí que está pesado. La Universidad Nacional (UNA) tuvo que mandar a volar a toda la gente de todos sus campus y sedes este lunes pasado, luego de una amenaza de bomba que puso a todo mundo en vilo. Imagínate, en medio de la mañana llegó un email diciéndole a la Rectora que iban a haberle metido un ataque armado. ¡Qué torta!
Según nos contó el Rector Jorge Herrera, la cosa se salió de control rápido. Se activó el COE – Comité de Emergencias – y sin pensarlo dos veces, ordenaron evacuar todo. Desde el campus central hasta las sedes más alejadas, todo cerrado. Ahora, todos los funcionarios andan jalándose el pelo desde casa, haciendo teletrabajo, y las clases fueron a parar al mundo virtual. Las giras, ni hablar, canceladas hasta el miércoles.
Pero esto no es la primera vez que pasa, ¡para nada! Resulta que estamos viendo una tendencia preocupante con las universidades públicas. Hace apenas un mes, la Universidad de Costa Rica (UCR) también recibió una amenaza similar, firmada por un grupito raro que se hace llamar “764”. Ese mensaje era aún peor, decía textualmente: “Estoy a punto de hacer un ataque armado en una institución de la UCR. Iré armado con dos pistolas y cuchillos y mataré a tanta gente como sea posible”. El tipo incluso amenazaba con quitarse la vida y aseguraba que era toda una venganza por 'todo el dolor' que le habían hecho sentir. Un verdadero espanto.
Y si eso no fuera suficiente, un mes después volvieron a darle otro susto a la UCR. Y ahora, esta vez, le tocó a la UNA. Pero no solo les está pasando a estas dos gigantes. El Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) ha recibido amenazas tres veces en tan solo dos semanas – los días 14, 18 y 20 de noviembre. En todas esas ocasiones tuvieron que suspender las clases y evacuar las instalaciones, generando incertidumbre entre estudiantes, profesores y personal administrativo. ¡Imagínate el estrés!
Lo más loco de todo es que estos emails amenazantes tienen un patrón, llega una alarma durante la noche o temprano en la mañana y, pum, al día siguiente está todo el mundo corriendo. Todavía no hay claro quién está detrás de esto, pero la Policía está investigando a fondo. Según fuentes cercanas a la investigación, parecen ser ataques coordinados, quizás orquestados por alguien con conocimientos técnicos y ganas de causar pánico. Muchos se preguntan qué motiva a esta persona u organización a atacar las universidades, justo ahora.
Ahora, muchos se preguntan si esto tiene que ver con el ambiente político caliente que tenemos ahorita en el país. Algunos rumores apuntan a grupos inconformes con ciertas políticas educativas, otros dicen que podría ser obra de algún ex alumno resentido. Lo cierto es que nadie lo sabe con certeza. Pero lo que sí es seguro es que esta situación está poniendo en jaque la seguridad y el bienestar de toda la comunidad universitaria. Además, está afectando seriamente el desarrollo académico y la tranquilidad general del ambiente estudiantil. ¿Cómo vamos a concentrarnos en estudiar si siempre estamos pensando en si va a explotar una bomba?
Las autoridades universitarias han prometido reforzar la seguridad en todos los campus y sedes, así como colaborar estrechamente con las fuerzas policiales para identificar y detener a los responsables. También han anunciado que se van a implementar nuevas medidas de control de acceso y vigilancia, aunque todavía no han dado detalles específicos. Por ahora, lo único que podemos hacer es esperar y tomar precauciones. Y tratar de mantener la calma, aunque sea difícil. ¡Qué vara!, parece que vamos a vivir con el miedo pegado por un buen rato.
Este panorama pinta feo, ¿verdad, compas? Con tantas amenazas escalando y la seguridad universitaria en riesgo, ¿creen que es momento de replantearnos cómo protegemos nuestras instituciones educativas y a las personas que ahí trabajan y estudian? ¿Deberían implementarse medidas más drásticas, como contratar guardias de seguridad privados en cada campus? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!
Según nos contó el Rector Jorge Herrera, la cosa se salió de control rápido. Se activó el COE – Comité de Emergencias – y sin pensarlo dos veces, ordenaron evacuar todo. Desde el campus central hasta las sedes más alejadas, todo cerrado. Ahora, todos los funcionarios andan jalándose el pelo desde casa, haciendo teletrabajo, y las clases fueron a parar al mundo virtual. Las giras, ni hablar, canceladas hasta el miércoles.
Pero esto no es la primera vez que pasa, ¡para nada! Resulta que estamos viendo una tendencia preocupante con las universidades públicas. Hace apenas un mes, la Universidad de Costa Rica (UCR) también recibió una amenaza similar, firmada por un grupito raro que se hace llamar “764”. Ese mensaje era aún peor, decía textualmente: “Estoy a punto de hacer un ataque armado en una institución de la UCR. Iré armado con dos pistolas y cuchillos y mataré a tanta gente como sea posible”. El tipo incluso amenazaba con quitarse la vida y aseguraba que era toda una venganza por 'todo el dolor' que le habían hecho sentir. Un verdadero espanto.
Y si eso no fuera suficiente, un mes después volvieron a darle otro susto a la UCR. Y ahora, esta vez, le tocó a la UNA. Pero no solo les está pasando a estas dos gigantes. El Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) ha recibido amenazas tres veces en tan solo dos semanas – los días 14, 18 y 20 de noviembre. En todas esas ocasiones tuvieron que suspender las clases y evacuar las instalaciones, generando incertidumbre entre estudiantes, profesores y personal administrativo. ¡Imagínate el estrés!
Lo más loco de todo es que estos emails amenazantes tienen un patrón, llega una alarma durante la noche o temprano en la mañana y, pum, al día siguiente está todo el mundo corriendo. Todavía no hay claro quién está detrás de esto, pero la Policía está investigando a fondo. Según fuentes cercanas a la investigación, parecen ser ataques coordinados, quizás orquestados por alguien con conocimientos técnicos y ganas de causar pánico. Muchos se preguntan qué motiva a esta persona u organización a atacar las universidades, justo ahora.
Ahora, muchos se preguntan si esto tiene que ver con el ambiente político caliente que tenemos ahorita en el país. Algunos rumores apuntan a grupos inconformes con ciertas políticas educativas, otros dicen que podría ser obra de algún ex alumno resentido. Lo cierto es que nadie lo sabe con certeza. Pero lo que sí es seguro es que esta situación está poniendo en jaque la seguridad y el bienestar de toda la comunidad universitaria. Además, está afectando seriamente el desarrollo académico y la tranquilidad general del ambiente estudiantil. ¿Cómo vamos a concentrarnos en estudiar si siempre estamos pensando en si va a explotar una bomba?
Las autoridades universitarias han prometido reforzar la seguridad en todos los campus y sedes, así como colaborar estrechamente con las fuerzas policiales para identificar y detener a los responsables. También han anunciado que se van a implementar nuevas medidas de control de acceso y vigilancia, aunque todavía no han dado detalles específicos. Por ahora, lo único que podemos hacer es esperar y tomar precauciones. Y tratar de mantener la calma, aunque sea difícil. ¡Qué vara!, parece que vamos a vivir con el miedo pegado por un buen rato.
Este panorama pinta feo, ¿verdad, compas? Con tantas amenazas escalando y la seguridad universitaria en riesgo, ¿creen que es momento de replantearnos cómo protegemos nuestras instituciones educativas y a las personas que ahí trabajan y estudian? ¿Deberían implementarse medidas más drásticas, como contratar guardias de seguridad privados en cada campus? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!