¡Ay, Dios mío, qué crack! Quién iba a decir que el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) llegaba tan lejos. Resulta que agarraron una calificatoria AA+, ¡una pasada! Uno de los premios más gordos que puede tener una institución así a nivel mundial. Parece mentira, pero sí, señores, esto es pura verdad.
Para ponerlos al día, el BCIE ha estado dándole vueltas a mejorar su estatus, buscando que los inversionistas internacionales confíen más en ellos. Y parece que todo ese esfuerzo dio frutos, porque S&P Global Ratings, que es como un juez muy serio en el mundo financiero, les puso esa nota excelente. Ya van cuatro veces este año que le dan una palmadita en la espalda al banco, demostrando que va por buen camino.
Según S&P, esta calificación tan buena se debe a varias cosas: primero, porque el BCIE tiene plata de sobra – solidez financiera, dicen ellos –, segundo, porque saben manejar bien el negocio y no se meten en líos, y tercero, porque siempre cumplen con lo que prometen. En pocas palabras, son unos profesionales de verdad. ¡Y eso es bueno para todos!
Esto significa que ahora el BCIE puede pedir prestado dinero afuera a precios mucho más bajos. Y ¿adónde va esa diferencia? Pues precisamente a nosotros, los ticos y a los demás países centroamericanos. Tendremos acceso a financiamiento más barato para construir carreteras, hospitales, escuelas, plantas de energía… ¡todo lo que necesitamos para crecer como país!
Pero no todo es miel sobre hojuelas, ¿eh? Para llegar a este punto, tuvieron que trabajar duro. Firmaron acuerdos con otros bancos internacionales, como el CAF y el CDB, por un montón de lana – ¡casi mil doscientos millones de dólares!– para diversificar sus inversiones y no depender tanto de una sola fuente. Además, se esforzaron por conseguir que los países miembros apoyen al banco, que ahí esté el respaldo.
Y hablando de respaldos, hay que darle honores a Gisela Sánchez, la presidenta del BCIE. Ella llegó al puesto hace poquito, en diciembre del año pasado, y desde entonces ha ido sacando pecho y mostrando de qué está hecha. Su liderazgo, su ética, su transparencia… todo eso ha ayudado a que el BCIE llegue a este nivel. ¡Una mujer ejemplar, diay!
Sánchez, con toda la razón del mundo, dijo que esta calificación es “un hecho histórico” y que beneficia a todos los 15 países que forman parte del BCIE. Agregó que gracias a su trabajo, al rigor técnico y a la excelencia en todo lo que hacen, han logrado resultados concretos. ¡Así se habla, mija!
Ahora, con esta calificación de lujo, el BCIE está al mismo nivel que países poderosos como Estados Unidos, Austria y Nueva Zelanda. ¡Imagínense eso! Un banco centroamericano compitiendo con las potencias económicas del mundo. Pero dime, ¿crees que este éxito del BCIE realmente se traducirá en mejoras tangibles para la gente común y corriente de Costa Rica o será otra promesa incumplida?
Para ponerlos al día, el BCIE ha estado dándole vueltas a mejorar su estatus, buscando que los inversionistas internacionales confíen más en ellos. Y parece que todo ese esfuerzo dio frutos, porque S&P Global Ratings, que es como un juez muy serio en el mundo financiero, les puso esa nota excelente. Ya van cuatro veces este año que le dan una palmadita en la espalda al banco, demostrando que va por buen camino.
Según S&P, esta calificación tan buena se debe a varias cosas: primero, porque el BCIE tiene plata de sobra – solidez financiera, dicen ellos –, segundo, porque saben manejar bien el negocio y no se meten en líos, y tercero, porque siempre cumplen con lo que prometen. En pocas palabras, son unos profesionales de verdad. ¡Y eso es bueno para todos!
Esto significa que ahora el BCIE puede pedir prestado dinero afuera a precios mucho más bajos. Y ¿adónde va esa diferencia? Pues precisamente a nosotros, los ticos y a los demás países centroamericanos. Tendremos acceso a financiamiento más barato para construir carreteras, hospitales, escuelas, plantas de energía… ¡todo lo que necesitamos para crecer como país!
Pero no todo es miel sobre hojuelas, ¿eh? Para llegar a este punto, tuvieron que trabajar duro. Firmaron acuerdos con otros bancos internacionales, como el CAF y el CDB, por un montón de lana – ¡casi mil doscientos millones de dólares!– para diversificar sus inversiones y no depender tanto de una sola fuente. Además, se esforzaron por conseguir que los países miembros apoyen al banco, que ahí esté el respaldo.
Y hablando de respaldos, hay que darle honores a Gisela Sánchez, la presidenta del BCIE. Ella llegó al puesto hace poquito, en diciembre del año pasado, y desde entonces ha ido sacando pecho y mostrando de qué está hecha. Su liderazgo, su ética, su transparencia… todo eso ha ayudado a que el BCIE llegue a este nivel. ¡Una mujer ejemplar, diay!
Sánchez, con toda la razón del mundo, dijo que esta calificación es “un hecho histórico” y que beneficia a todos los 15 países que forman parte del BCIE. Agregó que gracias a su trabajo, al rigor técnico y a la excelencia en todo lo que hacen, han logrado resultados concretos. ¡Así se habla, mija!
Ahora, con esta calificación de lujo, el BCIE está al mismo nivel que países poderosos como Estados Unidos, Austria y Nueva Zelanda. ¡Imagínense eso! Un banco centroamericano compitiendo con las potencias económicas del mundo. Pero dime, ¿crees que este éxito del BCIE realmente se traducirá en mejoras tangibles para la gente común y corriente de Costa Rica o será otra promesa incumplida?
