¡Ay, Dios mío! Quién lo diría… resulta que detrás de esas paginas de citas virtuales, había una red bien organizada metiendo mano al bolsillo de gente desesperada. El OIJ desbarató una operación que parecía sacada de una telenovela, con madres e hijas involucradas en extorsiones online. ¡Qué nivel de desfachatez!
La banda, liderada por una señora de apellido Rojas, de unos 47 tacos, y sus dos hijas, operaba desde hace varios años, engañando a personas que buscaban compañía virtual. Según las investigaciones, creaban perfiles falsos en páginas de citas dedicadas a encuentros, usando fotos y descripciones atractivas para atraer a sus víctimas. Una verdadera lástima cómo la tecnología se presta para estas cosas.
Lo macabro de todo esto es que, una vez que lograban establecer contacto con la víctima, jamás concretaban el encuentro prometido. ¡Ni hablar! En cambio, entraban en juego otros cómplices para empezar a apremiar a la víctima económicamente, amenazándola con revelar información comprometedora o incluso dañar a sus familiares. ¡Un pincho! Parece un guion digno de Netflix.
Las autoridades realizaron ocho allanamientos simultáneos en diferentes puntos del país, incluyendo El Progreso, Chacarita, El Roble, Barranca y el centro de Puntarenas. En estos operativos lograron detener a trece personas, todas ellas acusadas de formar parte de esta estructura criminal. ¡Eso sí que es darle con todo al hampa!
El modus operandi era bastante sofisticado. Después de la falsa promesa de un encuentro íntimo, la víctima recibía una llamada de alguien que se hacía pasar por otra persona, exigiendo dinero a cambio de silencio. Si la víctima ya había pagado por el servicio falso, aún así tenía que soltar más billetes, argumentando que eran “gastos administrativos” o “seguros”. ¡Se agarraban de to’ pa’ sacar provecho!
Hasta ahora, el OIJ ha logrado identificar a 53 víctimas que cayeron en esta estafa. El monto total de las pérdidas económicas asciende a aproximadamente 50 millones de colones, una suma considerable que, para colmo, estaba siendo enviada en remesas a República Dominicana, donde, al parecer, se escondían los cabecillas de la organización. ¡Qué manera de meterse en líos!
Este caso nos demuestra que hay que tener mucho ojo abierto al usar plataformas de citas online. No todo lo que brilla es oro, y a veces, detrás de una sonrisa digital puede esconderse una intención muy turbia. Es importante verificar la identidad de la persona con la que estás hablando y nunca enviar dinero por adelantado, ni siquiera si te prometen el cielo y la tierra. Hay que ponerle pausa y pensar bien las cosas, porque luego se viene el ¡qué salga!
En fin, parece que esta maraña de engaños y extorsiones tendrá consecuencias legales importantes para los implicados. Pero la pregunta que me queda rondando la cabeza es: ¿Cómo podemos proteger mejor a las personas vulnerables de estas estafas online y educarlos sobre los riesgos que implica buscar relaciones sentimentales en internet? ¿Ustedes creen que debería haber campañas masivas de concientización?
La banda, liderada por una señora de apellido Rojas, de unos 47 tacos, y sus dos hijas, operaba desde hace varios años, engañando a personas que buscaban compañía virtual. Según las investigaciones, creaban perfiles falsos en páginas de citas dedicadas a encuentros, usando fotos y descripciones atractivas para atraer a sus víctimas. Una verdadera lástima cómo la tecnología se presta para estas cosas.
Lo macabro de todo esto es que, una vez que lograban establecer contacto con la víctima, jamás concretaban el encuentro prometido. ¡Ni hablar! En cambio, entraban en juego otros cómplices para empezar a apremiar a la víctima económicamente, amenazándola con revelar información comprometedora o incluso dañar a sus familiares. ¡Un pincho! Parece un guion digno de Netflix.
Las autoridades realizaron ocho allanamientos simultáneos en diferentes puntos del país, incluyendo El Progreso, Chacarita, El Roble, Barranca y el centro de Puntarenas. En estos operativos lograron detener a trece personas, todas ellas acusadas de formar parte de esta estructura criminal. ¡Eso sí que es darle con todo al hampa!
El modus operandi era bastante sofisticado. Después de la falsa promesa de un encuentro íntimo, la víctima recibía una llamada de alguien que se hacía pasar por otra persona, exigiendo dinero a cambio de silencio. Si la víctima ya había pagado por el servicio falso, aún así tenía que soltar más billetes, argumentando que eran “gastos administrativos” o “seguros”. ¡Se agarraban de to’ pa’ sacar provecho!
Hasta ahora, el OIJ ha logrado identificar a 53 víctimas que cayeron en esta estafa. El monto total de las pérdidas económicas asciende a aproximadamente 50 millones de colones, una suma considerable que, para colmo, estaba siendo enviada en remesas a República Dominicana, donde, al parecer, se escondían los cabecillas de la organización. ¡Qué manera de meterse en líos!
Este caso nos demuestra que hay que tener mucho ojo abierto al usar plataformas de citas online. No todo lo que brilla es oro, y a veces, detrás de una sonrisa digital puede esconderse una intención muy turbia. Es importante verificar la identidad de la persona con la que estás hablando y nunca enviar dinero por adelantado, ni siquiera si te prometen el cielo y la tierra. Hay que ponerle pausa y pensar bien las cosas, porque luego se viene el ¡qué salga!
En fin, parece que esta maraña de engaños y extorsiones tendrá consecuencias legales importantes para los implicados. Pero la pregunta que me queda rondando la cabeza es: ¿Cómo podemos proteger mejor a las personas vulnerables de estas estafas online y educarlos sobre los riesgos que implica buscar relaciones sentimentales en internet? ¿Ustedes creen que debería haber campañas masivas de concientización?
