¡Ay, Dios mío! Ya estamos casi encima del límite para que los partidos políticos puedan meterle mano a sus candidaturas para la presidencia y la Asamblea Legislativa. Si no, ¡se van al traste!
Como bien saben, el 17 de octubre es el día fatal donde los partidos tienen que dejar claro quién va a representar su planilla. Luego, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), esos jeves que trabajan duro, se pondrán a revisar todos los papeles pa' asegurarse que todo esté legalito y listo.
Imagínense la faena que le toca al TSE: validar cada nombre, verificar si cumplen con los requisitos de ley, chequear la paridad de género, la alternancia en las listas... ¡Un brete! Pero así se asegura que la competencia sea justa pa’ todos los contendientes, sin importar si son los gallitos de siempre o alguna sorpresa nueva.
Y ojo, porque la posición en la boleta sí importa, aunque algunos digan que no. Pa’ los partidos chiquititos, conseguir un buen lugar en la papeleta es como encontrar oro en Parrita; les da más visibilidad entre tanta sigla y tanto candidato. Por eso, el sorteo de posiciones, programado para el 29 de este mes, es un momento crucial para ellos. Se pone a sudar la camiseta, diay.
Pero tranquilos, no todo es papeleo y nerviosismo. Durante noviembre y diciembre, el TSE estará organizando las juntas receptoras de votantes, preparando las listas de electores y capacitando a los miembros de mesa. También van a acreditar a los fiscales de los partidos y a los observadores internacionales, pa’ que todo esté limpio y transparente el día de las elecciones. Con eso se asegura que nadie se pueda ir con la suya, ni mañanear.
Y luego viene la pausa navideña, ¡qué alivio! Del 16 de diciembre al 2 de enero, silencio absoluto en materia política. Ni mitines, ni carteles, ni discursos estridentes. Un respiro pa’ el electorado, que ya anda cansado de escuchar promesas vacías. Aunque los candidatos a la Presidencia sí podrán mandar sus mensajes navideños, pero solo tres, eh. Que no se pasen de cargas.
Una vez pasado el Año Nuevo, la carrera vuelve a arrancar con todo. Giras, debates, concentraciones... ¡el manicomio completo! Los partidos intentarán convencer a los indecisos, esos que todavía no han decidido por quién votar. Y justo ahí, en la recta final, se entregará el material electoral y se juramentarán las juntas receptoras de votos. Será una locura, ¡pero emocionante!
Así que ya saben, el 25 de enero cierra la puerta a cualquier actividad proselitista y el 28 de enero dejan de publicar encuestas y propaganda. Después, ¡veda total! El 1 de febrero, más de tres millones setecientas mil personas tendremos que salir a votar y decidir quién gobernará Costa Rica durante los próximos seis años. ¿Creen que este año veremos una sorpresa en las urnas, o los clásicos se seguirán llevando la batuta?
Como bien saben, el 17 de octubre es el día fatal donde los partidos tienen que dejar claro quién va a representar su planilla. Luego, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), esos jeves que trabajan duro, se pondrán a revisar todos los papeles pa' asegurarse que todo esté legalito y listo.
Imagínense la faena que le toca al TSE: validar cada nombre, verificar si cumplen con los requisitos de ley, chequear la paridad de género, la alternancia en las listas... ¡Un brete! Pero así se asegura que la competencia sea justa pa’ todos los contendientes, sin importar si son los gallitos de siempre o alguna sorpresa nueva.
Y ojo, porque la posición en la boleta sí importa, aunque algunos digan que no. Pa’ los partidos chiquititos, conseguir un buen lugar en la papeleta es como encontrar oro en Parrita; les da más visibilidad entre tanta sigla y tanto candidato. Por eso, el sorteo de posiciones, programado para el 29 de este mes, es un momento crucial para ellos. Se pone a sudar la camiseta, diay.
Pero tranquilos, no todo es papeleo y nerviosismo. Durante noviembre y diciembre, el TSE estará organizando las juntas receptoras de votantes, preparando las listas de electores y capacitando a los miembros de mesa. También van a acreditar a los fiscales de los partidos y a los observadores internacionales, pa’ que todo esté limpio y transparente el día de las elecciones. Con eso se asegura que nadie se pueda ir con la suya, ni mañanear.
Y luego viene la pausa navideña, ¡qué alivio! Del 16 de diciembre al 2 de enero, silencio absoluto en materia política. Ni mitines, ni carteles, ni discursos estridentes. Un respiro pa’ el electorado, que ya anda cansado de escuchar promesas vacías. Aunque los candidatos a la Presidencia sí podrán mandar sus mensajes navideños, pero solo tres, eh. Que no se pasen de cargas.
Una vez pasado el Año Nuevo, la carrera vuelve a arrancar con todo. Giras, debates, concentraciones... ¡el manicomio completo! Los partidos intentarán convencer a los indecisos, esos que todavía no han decidido por quién votar. Y justo ahí, en la recta final, se entregará el material electoral y se juramentarán las juntas receptoras de votos. Será una locura, ¡pero emocionante!
Así que ya saben, el 25 de enero cierra la puerta a cualquier actividad proselitista y el 28 de enero dejan de publicar encuestas y propaganda. Después, ¡veda total! El 1 de febrero, más de tres millones setecientas mil personas tendremos que salir a votar y decidir quién gobernará Costa Rica durante los próximos seis años. ¿Creen que este año veremos una sorpresa en las urnas, o los clásicos se seguirán llevando la batuta?