¡Ay, Dios mío! Esto sí que es tremendo. Resulta que nuestros wachos del OIJ y la PCD le agarraron duro a cuatro tipos que estaban pidiendo pista en Estados Unidos. Estos señores, que andaban moviéndose por el sur, eran tan buscados que ya casi se volvían leyendas urbanas. Parece que la DEA nos dio una manito y ahora, ¡boom!, los tienen bien presos.
La onda es que estos sujetos no son precisamente gente menuda. Estamos hablando de William Iván Ramírez Arguedas, alias “Kimba” o “Rambo”, y Gerardo Castro Muñoz, apodado “Lalo” o “Precioso”. ¡Qué nombres, chícharos! Al parecer, estos dos eran los cabecillas de una banda que hacía negocios turbios con la cocaína desde tiempos inmemoriales – bueno, desde el 2017, pa’ ser exactos. Un brete lo que se armó.
Y qué hacían exactamente, se preguntarán? Pues resulta que tenían una operación bien aceitada en Golfito y Coto Brus. Eran los jefes de logística, transportando la blanca desde Colombia hasta acá. Se fajaban travesuras usando barcos, avionetas – ¡imagínense la bronca de esconder toda esa mercadería! – y camiones de carga pa’ pasarla a Guatemala y luego a México, camino a Estados Unidos. Un diay cómo se complicaron las cosas, pero mira nomás, ¡le pegamos un buen susto!
Las autoridades gringas llevaban tiempo detrás de estos vándalos, pidiendo su extradición por cargos de conspiración para traficar drogas y lavar billetes. Parece que andaban lavando tanto billete que ya se les estaba empañando la vista. Nuestro sistema judicial obviamente tenía que colaborar, porque esto no es un juego limpio. Nos toca mantener el orden y colaborar con nuestros aliados internacionales.
Esta jugada es prueba de que la colaboración entre Costa Rica y Estados Unidos está dando frutos. No es ningún secreto que nuestro país ha sido usado como trampolín para mandar droga al norte, pero parece que estamos poniendole el freno a esos malos actores. Ya han caído varias bandas que usaban nuestras tierras para hacer sus negocios sucios, y esto demuestra que no vamos a dejar que siga pasando.
El OIJ dice que esto es sólo el principio. Que todavía hay más peces gordos por atrapar y que llevan meses trabajando en esta investigación a punta de paciencia. Imagínense la cantidad de horas invertidas en seguirles la corriente a estos tipo. Es un trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo, ¿verdad?
La verdad, me da gusto ver que la policía está haciendo bien su trabajo. A veces uno piensa que todo está perdido, pero luego salen estas noticias y te recuerdan que aún hay esperanza. Se necesita más de eso, claro, pero es un buen comienzo. Además, menos delincuentes significan calles más seguras y tranquilidad para todos nosotros, y eso no tiene precio. Me pregunto cuántos más van a caer ahora que se destapó el pandero…
Ahora, dime tú, ¿crees que deberíamos endurecer las penas para quienes usan Costa Rica como puente para el tráfico de drogas, o prefieres enfocarte en atacar las causas sociales que empujan a la gente a meterse en estos negocios? ¡Déjanos tus ideas en los comentarios y platiquemos sobre esto!
La onda es que estos sujetos no son precisamente gente menuda. Estamos hablando de William Iván Ramírez Arguedas, alias “Kimba” o “Rambo”, y Gerardo Castro Muñoz, apodado “Lalo” o “Precioso”. ¡Qué nombres, chícharos! Al parecer, estos dos eran los cabecillas de una banda que hacía negocios turbios con la cocaína desde tiempos inmemoriales – bueno, desde el 2017, pa’ ser exactos. Un brete lo que se armó.
Y qué hacían exactamente, se preguntarán? Pues resulta que tenían una operación bien aceitada en Golfito y Coto Brus. Eran los jefes de logística, transportando la blanca desde Colombia hasta acá. Se fajaban travesuras usando barcos, avionetas – ¡imagínense la bronca de esconder toda esa mercadería! – y camiones de carga pa’ pasarla a Guatemala y luego a México, camino a Estados Unidos. Un diay cómo se complicaron las cosas, pero mira nomás, ¡le pegamos un buen susto!
Las autoridades gringas llevaban tiempo detrás de estos vándalos, pidiendo su extradición por cargos de conspiración para traficar drogas y lavar billetes. Parece que andaban lavando tanto billete que ya se les estaba empañando la vista. Nuestro sistema judicial obviamente tenía que colaborar, porque esto no es un juego limpio. Nos toca mantener el orden y colaborar con nuestros aliados internacionales.
Esta jugada es prueba de que la colaboración entre Costa Rica y Estados Unidos está dando frutos. No es ningún secreto que nuestro país ha sido usado como trampolín para mandar droga al norte, pero parece que estamos poniendole el freno a esos malos actores. Ya han caído varias bandas que usaban nuestras tierras para hacer sus negocios sucios, y esto demuestra que no vamos a dejar que siga pasando.
El OIJ dice que esto es sólo el principio. Que todavía hay más peces gordos por atrapar y que llevan meses trabajando en esta investigación a punta de paciencia. Imagínense la cantidad de horas invertidas en seguirles la corriente a estos tipo. Es un trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo, ¿verdad?
La verdad, me da gusto ver que la policía está haciendo bien su trabajo. A veces uno piensa que todo está perdido, pero luego salen estas noticias y te recuerdan que aún hay esperanza. Se necesita más de eso, claro, pero es un buen comienzo. Además, menos delincuentes significan calles más seguras y tranquilidad para todos nosotros, y eso no tiene precio. Me pregunto cuántos más van a caer ahora que se destapó el pandero…
Ahora, dime tú, ¿crees que deberíamos endurecer las penas para quienes usan Costa Rica como puente para el tráfico de drogas, o prefieres enfocarte en atacar las causas sociales que empujan a la gente a meterse en estos negocios? ¡Déjanos tus ideas en los comentarios y platiquemos sobre esto!