¡Ay, Dios mío! La cosa está dura, chunches. El Observatorio Económico y Social de la U dice que la pérdida de trabajos en Costa Rica sigue picando, y no es cualquier vaina, sino los bretes que le dan duro a la gente con poca escuela. Estamos hablando de agricultura, construcción, y hasta limpiar casas… ¡una espina dorsal de nuestra economía!
Según los números, en los últimos seis años hemos perdido más de 153 mil empleos en estos sectores. Esto, diay, afecta directamente a la población que ni la secundaria ha terminado, esos mae que, aunque trabajadoras, quedan fuera del juego por la falta de oportunidades. Y eso, mis queridos, es una vara bien pesada que tenemos que enfrentar.
Roxana Morales, la investigadora de la U, nos explica que el problema va más allá de simplemente que “ya no haya trabajo”. Dice que el sector agrícola, que antes era importantísimo, ahora aporta menos al empleo, y eso nos hace depender más de importar comida, lo cual es un problemón pa’ la seguridad alimentaria del país. ¡Imagínate tener que comprar casi todo lo que comemos! Eso no mola, ¿eh?
Y ojo, porque según datos del INEC, casi la mitad de la fuerza laboral no tiene título de secundaria. Se crea una brecha gigante entre lo que necesita el mercado laboral – trabajos que exigen secundaria completa, inglés, y hasta cursos técnicos – y lo que puede ofrecer la gente. Es como tratar de meter un clavo cuadrado en un agujero redondo, ¡qué torta!
La verdad, es difícil echarle la culpa a nadie. Ya somos adultos que tenemos que buscar formas de adaptarnos, pero ¿cómo hacemos esto si el sistema educativo no anda agarrado de las manos con lo que pide el mundo laboral? Tenemos que voltear a ver cómo capacitar a esta gente, porque no se trata de dejarlos varados. Ahí sí sería un despiche.
Pero no todo está perdido, mis amigos. Los investigadores sugieren que debemos empujar trabajos de baja y media calificación para jóvenes, mujeres, y aquellos que no terminaron la escuela. También dicen que hay que darle un respiro al sector agrícola para producir más comida acá mismo y generar empleo en las zonas rurales. ¡Eso suena chiva, pero requiere esfuerzo y visión!
Se habla también de mejorar la comunicación entre las escuelas y las empresas, para que sepan qué habilidades necesitamos y adaptar los programas educativos. Un buen chunche sería crear cursos rápidos y efectivos para que la gente pueda adquirir las herramientas necesarias para conseguir un trabajo digno. Porque todos merecemos tener la oportunidad de salir adelante, ¿verdad?
En fin, la situación es complicada, pero no insuperable. Lo importante es reconocer el problema y empezar a buscar soluciones creativas y enfocadas en las personas que más lo necesitan. Ahora me pregunto, chunches, ¿ustedes creen que el gobierno está haciendo suficiente para apoyar a la población con baja escolaridad y ayudarles a adaptarse a este nuevo panorama laboral? ¿Qué medidas ustedes harían si estuvieran en el poder?
Según los números, en los últimos seis años hemos perdido más de 153 mil empleos en estos sectores. Esto, diay, afecta directamente a la población que ni la secundaria ha terminado, esos mae que, aunque trabajadoras, quedan fuera del juego por la falta de oportunidades. Y eso, mis queridos, es una vara bien pesada que tenemos que enfrentar.
Roxana Morales, la investigadora de la U, nos explica que el problema va más allá de simplemente que “ya no haya trabajo”. Dice que el sector agrícola, que antes era importantísimo, ahora aporta menos al empleo, y eso nos hace depender más de importar comida, lo cual es un problemón pa’ la seguridad alimentaria del país. ¡Imagínate tener que comprar casi todo lo que comemos! Eso no mola, ¿eh?
Y ojo, porque según datos del INEC, casi la mitad de la fuerza laboral no tiene título de secundaria. Se crea una brecha gigante entre lo que necesita el mercado laboral – trabajos que exigen secundaria completa, inglés, y hasta cursos técnicos – y lo que puede ofrecer la gente. Es como tratar de meter un clavo cuadrado en un agujero redondo, ¡qué torta!
La verdad, es difícil echarle la culpa a nadie. Ya somos adultos que tenemos que buscar formas de adaptarnos, pero ¿cómo hacemos esto si el sistema educativo no anda agarrado de las manos con lo que pide el mundo laboral? Tenemos que voltear a ver cómo capacitar a esta gente, porque no se trata de dejarlos varados. Ahí sí sería un despiche.
Pero no todo está perdido, mis amigos. Los investigadores sugieren que debemos empujar trabajos de baja y media calificación para jóvenes, mujeres, y aquellos que no terminaron la escuela. También dicen que hay que darle un respiro al sector agrícola para producir más comida acá mismo y generar empleo en las zonas rurales. ¡Eso suena chiva, pero requiere esfuerzo y visión!
Se habla también de mejorar la comunicación entre las escuelas y las empresas, para que sepan qué habilidades necesitamos y adaptar los programas educativos. Un buen chunche sería crear cursos rápidos y efectivos para que la gente pueda adquirir las herramientas necesarias para conseguir un trabajo digno. Porque todos merecemos tener la oportunidad de salir adelante, ¿verdad?
En fin, la situación es complicada, pero no insuperable. Lo importante es reconocer el problema y empezar a buscar soluciones creativas y enfocadas en las personas que más lo necesitan. Ahora me pregunto, chunches, ¿ustedes creen que el gobierno está haciendo suficiente para apoyar a la población con baja escolaridad y ayudarles a adaptarse a este nuevo panorama laboral? ¿Qué medidas ustedes harían si estuvieran en el poder?