¡Ay, Dios mío! El país entero está sacudido por la muerte de Paloma Nicole, una chama de apenas 14 añitos que dejó este mundo luego de una cirugía estética. El caso ha levantado toda clase de reacciones, porque, díganme, ¿a qué edad deberían meterle mano al hocico a una niña?
Según cuentan los hechos, la jovencita se sometió a un procedimiento en una clínica privada el 12 de septiembre pasado, aparentemente sin el consentimiento expreso de su papá, Don Carlos Arellano. Él, bien mosco, salió a decir que su hija fue víctima de una negligencia criminal, acusando directamente al doctor V.M.R.G. y a la propia mamá de la fallecida. Qué vara tan pesada.
El drama se agrava porque, inicialmente, el certificado de defunción puso la causa de la muerte como “enfermedad”, hablando de edema cerebral y encefalopatía hipóxica. ¡Imagínate la torta! El papá, claro, no se tragó eso ni pedazo y llevó el caso a la Fiscalía de Durango, pidiendo que investiguen a fondo a todos los responsables. Quiere justicia, y con razón.
La licenciada Sonia Yadira de la Garza, la fiscal estatal, ya confirmó que tienen el caso en investigación y enviaron el cuerpo al Instituto Médico Forense para una autopsia completa. Parece que encontraron edema cerebral y complicaciones pulmonares, pero los resultados finales pueden tardar unos 20 días. Esperemos que la verdad salga a la luz, porque esto apesta a chamusquina.
Legalmente, la cosa está caliente. A la mamá le podrían caer cargos por omisión de cuidados, pues puso a su hija en riesgo. El doctor, por su lado, enfrenta la posibilidad de ser acusado de homicidio culposo. ¿Pero cómo llegamos a esta situación, diay? ¿Quién dio la autorización para operar a una chama de 14 años?
Esto nos hace pensar, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar con estas cirugías estéticas? Pareciera que hay una presión social enorme para que las jóvenes tengan el “cuerpo perfecto” desde muy temprano. ¡Qué nivel de superficialidad! El caso de Paloma deja ver unas fallas claras en la supervisión de las clínicas privadas, y nos obliga a cuestionar si realmente estamos protegiendo a nuestros niños y niñas.
En Durango, el hashtag #JusticiaParaPaloma está prendidísimo en las redes sociales. Organizaciones civiles están pidiendo que este caso sirva de ejemplo para evitar que otras menores sufran el mismo destino. El clamor es generalizado: quieren que se ponga un alto a estas prácticas irresponsables y que los culpables paguen por sus actos. ¡Y con razón!
Este caso de Paloma Nicole nos golpea como un balde de agua fría. Nos recuerda que la salud y la integridad de nuestros jóvenes deben ser prioritarias, y que la búsqueda de la perfección física nunca justifica poner en riesgo sus vidas. Compas, me pregunto, ¿cree usted que deberíamos tener regulaciones aún más estrictas para las cirugías estéticas en menores de edad, o cree que los padres deberían tener mayor control sobre estas decisiones? Déjeme su opinión en los comentarios, quiero saber qué piensa el pueblo.
Según cuentan los hechos, la jovencita se sometió a un procedimiento en una clínica privada el 12 de septiembre pasado, aparentemente sin el consentimiento expreso de su papá, Don Carlos Arellano. Él, bien mosco, salió a decir que su hija fue víctima de una negligencia criminal, acusando directamente al doctor V.M.R.G. y a la propia mamá de la fallecida. Qué vara tan pesada.
El drama se agrava porque, inicialmente, el certificado de defunción puso la causa de la muerte como “enfermedad”, hablando de edema cerebral y encefalopatía hipóxica. ¡Imagínate la torta! El papá, claro, no se tragó eso ni pedazo y llevó el caso a la Fiscalía de Durango, pidiendo que investiguen a fondo a todos los responsables. Quiere justicia, y con razón.
La licenciada Sonia Yadira de la Garza, la fiscal estatal, ya confirmó que tienen el caso en investigación y enviaron el cuerpo al Instituto Médico Forense para una autopsia completa. Parece que encontraron edema cerebral y complicaciones pulmonares, pero los resultados finales pueden tardar unos 20 días. Esperemos que la verdad salga a la luz, porque esto apesta a chamusquina.
Legalmente, la cosa está caliente. A la mamá le podrían caer cargos por omisión de cuidados, pues puso a su hija en riesgo. El doctor, por su lado, enfrenta la posibilidad de ser acusado de homicidio culposo. ¿Pero cómo llegamos a esta situación, diay? ¿Quién dio la autorización para operar a una chama de 14 años?
Esto nos hace pensar, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar con estas cirugías estéticas? Pareciera que hay una presión social enorme para que las jóvenes tengan el “cuerpo perfecto” desde muy temprano. ¡Qué nivel de superficialidad! El caso de Paloma deja ver unas fallas claras en la supervisión de las clínicas privadas, y nos obliga a cuestionar si realmente estamos protegiendo a nuestros niños y niñas.
En Durango, el hashtag #JusticiaParaPaloma está prendidísimo en las redes sociales. Organizaciones civiles están pidiendo que este caso sirva de ejemplo para evitar que otras menores sufran el mismo destino. El clamor es generalizado: quieren que se ponga un alto a estas prácticas irresponsables y que los culpables paguen por sus actos. ¡Y con razón!
Este caso de Paloma Nicole nos golpea como un balde de agua fría. Nos recuerda que la salud y la integridad de nuestros jóvenes deben ser prioritarias, y que la búsqueda de la perfección física nunca justifica poner en riesgo sus vidas. Compas, me pregunto, ¿cree usted que deberíamos tener regulaciones aún más estrictas para las cirugías estéticas en menores de edad, o cree que los padres deberían tener mayor control sobre estas decisiones? Déjeme su opinión en los comentarios, quiero saber qué piensa el pueblo.