¡Ay, hombre! Contaremos una historia que te va a tocar el corazoncito, pura verdad. En pleno diciembre, época de compartir y alegría, la gente de Buenas Acciones de Monge le dio un vuelco navideño a la vida de una familia necesitadísima allá en Buenos Aires de Puntarenas. Se trata de Doña Angie, una jíbarita guerrera que anda luchando contra el cáncer, pero sin perder la fe ni el espíritu de ama de casa.
Esta señora, de 34 años, es jefa de hogar de seis angelitos: Gerald, Madelein, Aliana, Deyren, Yareth y el pequeñito Josué. Imagínate la bronca que es mantenerlos a flote, especialmente cuando uno está batallando contra una enfermedad tan pesada. Pero estos nenes, a pesar de las carencias, están sacándose pecho en la escuela; son unos estudiantes destacados, ¡qué orgullo!
La situación se puso más complicada cuando Doña Angie recibió el diagnóstico de cáncer cervical. Desde entonces, le ha sido imposible trabajar, y el sustento de la familia depende de las becas de los muchachos mayores y de unas rifitas que organiza ella misma, con toda la macana que puede. ¡Qué brete, mae! Hay que reconocerle la fortaleza a esta mujer, que sigue dando pelea con uñas y dientes.
Pero ahí es donde entra la magia de la solidaridad. Gracias al Club de Leones de San Sebastián, lograron construirles una casita nueva, a menos de un kilómetro de la vieja, que ya estaba hecha polvo. Una vivienda digna, donde poder celebrar la Navidad con tranquilidad y sin preocupaciones. ¡Qué alivio para Doña Angie y sus hijos!
Y eso no es todo, porque las Buenas Acciones de Monge llegaron para completar el panorama. Le obsequiaron un menaje completo para la casa nueva: línea blanca, electrodomésticos, muebles de sala y comedor, alacena, camas, colchones… ¡todo lo que necesitaba una familia para empezar de cero! Un verdadero regalo caído del cielo, diay.
Pero Monge no se quedó solo con eso. Pensando en el futuro de los niños, les dotaron de tecnología: cinco computadoras, una impresora multifuncional, cuatro tabletas, tres celulares… ¡imagínate las oportunidades educativas que esto les abre! Además, también recibieron cinco bicicletas para ir a la escuela, que queda un buen trecho de la casa. Con casi ¢4,2 millones en donaciones, ¡esta Navidad sí que les tocó oro!
Carlos Fernández, director del programa Buenas Acciones de Monge, expresó su felicidad por haber podido ayudar a esta familia. Dijo que esperan que Doña Angie pueda dejar atrás la angustia y enfocarse en su recuperación, y que todos juntos puedan disfrutar de esta nueva etapa llena de esperanza. ¡Qué linda actitud, pura bendición!
Es impresionante ver cómo pequeños gestos pueden marcar la diferencia en la vida de alguien. La solidaridad es el motor que mueve a nuestra sociedad, y ejemplos como este nos recuerdan que siempre hay motivos para creer en el lado bueno de la humanidad. Ahora dime, ¿crees que iniciativas como Buenas Acciones de Monge deberían recibir más apoyo y reconocimiento en nuestro país?
Esta señora, de 34 años, es jefa de hogar de seis angelitos: Gerald, Madelein, Aliana, Deyren, Yareth y el pequeñito Josué. Imagínate la bronca que es mantenerlos a flote, especialmente cuando uno está batallando contra una enfermedad tan pesada. Pero estos nenes, a pesar de las carencias, están sacándose pecho en la escuela; son unos estudiantes destacados, ¡qué orgullo!
La situación se puso más complicada cuando Doña Angie recibió el diagnóstico de cáncer cervical. Desde entonces, le ha sido imposible trabajar, y el sustento de la familia depende de las becas de los muchachos mayores y de unas rifitas que organiza ella misma, con toda la macana que puede. ¡Qué brete, mae! Hay que reconocerle la fortaleza a esta mujer, que sigue dando pelea con uñas y dientes.
Pero ahí es donde entra la magia de la solidaridad. Gracias al Club de Leones de San Sebastián, lograron construirles una casita nueva, a menos de un kilómetro de la vieja, que ya estaba hecha polvo. Una vivienda digna, donde poder celebrar la Navidad con tranquilidad y sin preocupaciones. ¡Qué alivio para Doña Angie y sus hijos!
Y eso no es todo, porque las Buenas Acciones de Monge llegaron para completar el panorama. Le obsequiaron un menaje completo para la casa nueva: línea blanca, electrodomésticos, muebles de sala y comedor, alacena, camas, colchones… ¡todo lo que necesitaba una familia para empezar de cero! Un verdadero regalo caído del cielo, diay.
Pero Monge no se quedó solo con eso. Pensando en el futuro de los niños, les dotaron de tecnología: cinco computadoras, una impresora multifuncional, cuatro tabletas, tres celulares… ¡imagínate las oportunidades educativas que esto les abre! Además, también recibieron cinco bicicletas para ir a la escuela, que queda un buen trecho de la casa. Con casi ¢4,2 millones en donaciones, ¡esta Navidad sí que les tocó oro!
Carlos Fernández, director del programa Buenas Acciones de Monge, expresó su felicidad por haber podido ayudar a esta familia. Dijo que esperan que Doña Angie pueda dejar atrás la angustia y enfocarse en su recuperación, y que todos juntos puedan disfrutar de esta nueva etapa llena de esperanza. ¡Qué linda actitud, pura bendición!
Es impresionante ver cómo pequeños gestos pueden marcar la diferencia en la vida de alguien. La solidaridad es el motor que mueve a nuestra sociedad, y ejemplos como este nos recuerdan que siempre hay motivos para creer en el lado bueno de la humanidad. Ahora dime, ¿crees que iniciativas como Buenas Acciones de Monge deberían recibir más apoyo y reconocimiento en nuestro país?
