¡Ay, Dios mío, qué vaina! La historia del bebé abandonado en el botadero sigue dando que hablar, y no precisamente porque haya buenas noticias. Después de salir del Hospital Nacional de Niños, el pequeñito está en manos de una familia de acogimiento temporal, esperando que el OIJ pueda hacer magia y aparecer la madre o el padre. Pero, diay, la cosa parece complicada, y todos nos preguntamos: ¿qué va a pasar si no los encuentran?
Como bien sabemos, la búsqueda de los progenitores biológicos es prioritaria. Tanto el OIJ como la Fiscalía, juntitos con el PANI, andan moviendo pieza tratando de ubicar a la madre, principalmente. Han publicado fotos del mameluco con los cohetes y planetas – ¡chivatísimo! –, y han pedido ayuda a la comunidad médica para ver si alguien reconoce ese atuendo. Pero hasta ahora, silencio radioactivo.
El Patronato ha explicado que, una vez ubicado el menor con la familia de acogimiento, se busca a la familia de sangre. Abuelos, tíos… toda la planilla. Si aparece alguien apto, ahí se evalúa la posibilidad de devolverle el nene. Pero si eso no funciona, y no aparecen parientes dispuestos a hacerse responsables, entonces viene el golpe gordo: el Juzgado de Niñez y Adolescencia tendrá que decidir la condición legal del bebé, incluyendo la posibilidad de declarar la pérdida de responsabilidad parental. ¡Imagínate el drama!
Y es ahí donde la cosa se pone turbia, mis queridos lectores. Porque con esa suspensión de derechos, abre paso a la adopción definitiva. Se elegirá a una de esas 76 familias aprobadas para el acogimiento, la más indicada para darle un hogar permanente. Según Rodolfo Meneses, abogado del PANI, estas familias están “prevaloradas” y consideradas “capaces y competentes”. Suena lindo, ¿verdad? Pero también da un poco de pena pensar que este pobre niño tenga que crecer sin saber quiénes fueron sus viejos.
Mientras tanto, el bebé sigue en custodia temporal, recibiendo cariño y atención, gracias a Dios. Dicen que le pusieron un nombre simbólico, acorde a las circunstancias de su hallazgo. No se puede decir cuál es, claro, para protegerlo, pero seguro que es algo bonito y significativo. Uno se alegra que al menos tengan ese detalle, que no pase totalmente desapercibido.
Ahora bien, hay que ser honestos: el hecho de que el OIJ no haya podido ubicar a los padres después de una semana plantea serias preguntas. ¿Se les escapó?, ¿nunca existieron?, ¿o simplemente no quieren saber nada de él? La investigación no es fácil, pero la presión social es enorme. La gente quiere respuestas, y espera que las autoridades hagan todo lo posible para esclarecer este caso. Que no quede impune, vaya.
Lo que más me preocupa es el impacto emocional que esto podría tener en el bebé a largo plazo. Crecer sabiendo que te abandonaron en un botadero, sin entender por qué… ¡qué torta! Aunque esté en un hogar amoroso, siempre habrá una sombra, una cicatriz invisible. Espero sinceramente que tenga la suerte de encontrar figuras paternas y maternas que lo llenen de afecto y confianza, y que pueda superar este terrible comienzo.
Así que, mi gente, vamos a reflexionar un poquito. Si el OIJ no logra ubicar a los padres de este bebé, ¿creen que debería acelerarse el proceso de adopción definitiva? ¿O deberíamos seguir buscando indefinidamente, aunque eso signifique prolongar la incertidumbre del niño? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes!
Como bien sabemos, la búsqueda de los progenitores biológicos es prioritaria. Tanto el OIJ como la Fiscalía, juntitos con el PANI, andan moviendo pieza tratando de ubicar a la madre, principalmente. Han publicado fotos del mameluco con los cohetes y planetas – ¡chivatísimo! –, y han pedido ayuda a la comunidad médica para ver si alguien reconoce ese atuendo. Pero hasta ahora, silencio radioactivo.
El Patronato ha explicado que, una vez ubicado el menor con la familia de acogimiento, se busca a la familia de sangre. Abuelos, tíos… toda la planilla. Si aparece alguien apto, ahí se evalúa la posibilidad de devolverle el nene. Pero si eso no funciona, y no aparecen parientes dispuestos a hacerse responsables, entonces viene el golpe gordo: el Juzgado de Niñez y Adolescencia tendrá que decidir la condición legal del bebé, incluyendo la posibilidad de declarar la pérdida de responsabilidad parental. ¡Imagínate el drama!
Y es ahí donde la cosa se pone turbia, mis queridos lectores. Porque con esa suspensión de derechos, abre paso a la adopción definitiva. Se elegirá a una de esas 76 familias aprobadas para el acogimiento, la más indicada para darle un hogar permanente. Según Rodolfo Meneses, abogado del PANI, estas familias están “prevaloradas” y consideradas “capaces y competentes”. Suena lindo, ¿verdad? Pero también da un poco de pena pensar que este pobre niño tenga que crecer sin saber quiénes fueron sus viejos.
Mientras tanto, el bebé sigue en custodia temporal, recibiendo cariño y atención, gracias a Dios. Dicen que le pusieron un nombre simbólico, acorde a las circunstancias de su hallazgo. No se puede decir cuál es, claro, para protegerlo, pero seguro que es algo bonito y significativo. Uno se alegra que al menos tengan ese detalle, que no pase totalmente desapercibido.
Ahora bien, hay que ser honestos: el hecho de que el OIJ no haya podido ubicar a los padres después de una semana plantea serias preguntas. ¿Se les escapó?, ¿nunca existieron?, ¿o simplemente no quieren saber nada de él? La investigación no es fácil, pero la presión social es enorme. La gente quiere respuestas, y espera que las autoridades hagan todo lo posible para esclarecer este caso. Que no quede impune, vaya.
Lo que más me preocupa es el impacto emocional que esto podría tener en el bebé a largo plazo. Crecer sabiendo que te abandonaron en un botadero, sin entender por qué… ¡qué torta! Aunque esté en un hogar amoroso, siempre habrá una sombra, una cicatriz invisible. Espero sinceramente que tenga la suerte de encontrar figuras paternas y maternas que lo llenen de afecto y confianza, y que pueda superar este terrible comienzo.
Así que, mi gente, vamos a reflexionar un poquito. Si el OIJ no logra ubicar a los padres de este bebé, ¿creen que debería acelerarse el proceso de adopción definitiva? ¿O deberíamos seguir buscando indefinidamente, aunque eso signifique prolongar la incertidumbre del niño? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes!