¡Ay, Dios mío! Ya empezamos con el chaparrón de octubre. El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) nos mandó un buen sustito ayer, avisándonos que hoy vamos a estar empapados de corrillo. Parece que el clima quiere jugar con nosotros y poner a prueba nuestra paciencia, ¿quién lo necesita?
La verdad, esto no es novedad. Hemos tenido unos meses bien lluviosos y la tierra ya está harta de absorber agua. Según el pronóstico, el Pacífico, el Valle Central y la Zona Norte van a recibir un golpe de temporal considerable. El IMN dice que podrían caer hasta 100 milímetros en algunos lugares, ¡una verdadera torta! Imagínense el río Virilla crecido... eso sí da qué pensar.
Y lo peor de todo es que los suelos ya están saturados, majes. Esto significa que cualquier aguacero fuerte puede provocar inundaciones y deslizamientos. Ya hemos visto cómo sufren algunos barrios cuando llueve a mares; los carros varados, las casas inundadas, la gente buscando dónde meterse del agua… ¡qué pesar!
Las zonas de Puntarenas, Esparza, Nicoya, Quepos y Corredores deberían estar especialmente alertas. Han sufrido bastante últimamente con estos temas de inundaciones, así que hay que tener los ojos bien abiertos y seguir las indicaciones de las autoridades. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) está vigilante, pero la responsabilidad también es de cada uno de nosotros.
Ahora, hablando en plata, ¿qué debemos hacer nosotros, la bola de peñas? Pues, obviamente, mantenernos informados. Estar pendientes de las actualizaciones del IMN y las recomendaciones de la CNE. No ir a meterse a cruzar ríos crecidos, ni siquiera en carro, porque ahí sí se arma un relajo. Reducir la velocidad en la carretera si está lloviendo a cántaros, y evitar pasar por zonas propensas a deslizamientos, especialmente si andamos por las montañas. Mejor prevenir que lamentar, ¿no creen?
Además, revisen sus techos, canaletas y patios, ¡por si acaso! Asegúrense de que todo esté en orden para que el agua pueda escurrirse bien. Si viven cerca de ríos o quebradas, estén preparados para cualquier eventualidad y tengan a mano un kit básico con cosas necesarias como agua potable, comida no perecedera, linternas y baterías. Nunca está de más estar precavidos, diay.
La cosa pinta fea, pero tranquilos, no entremos en pánico. Recordemos que somos ticos y sabemos salir adelante en las peores situaciones. La clave es mantener la calma, tomar precauciones y ayudarnos mutuamente. Y, por supuesto, no olvidar echarse unas risas para aliviar la tensión. Después de todo, ¿de qué sirve preocuparse si podemos disfrutar de un café calentito mientras escuchamos la lluvia?
Con todo este panorama, me pregunto: ¿Ustedes, considerando estos fuertes aguaceros, qué medidas extra tomarían para proteger a sus familias y hogares? ¿Creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para mitigar los riesgos de inundaciones y deslizamientos en nuestras comunidades?
La verdad, esto no es novedad. Hemos tenido unos meses bien lluviosos y la tierra ya está harta de absorber agua. Según el pronóstico, el Pacífico, el Valle Central y la Zona Norte van a recibir un golpe de temporal considerable. El IMN dice que podrían caer hasta 100 milímetros en algunos lugares, ¡una verdadera torta! Imagínense el río Virilla crecido... eso sí da qué pensar.
Y lo peor de todo es que los suelos ya están saturados, majes. Esto significa que cualquier aguacero fuerte puede provocar inundaciones y deslizamientos. Ya hemos visto cómo sufren algunos barrios cuando llueve a mares; los carros varados, las casas inundadas, la gente buscando dónde meterse del agua… ¡qué pesar!
Las zonas de Puntarenas, Esparza, Nicoya, Quepos y Corredores deberían estar especialmente alertas. Han sufrido bastante últimamente con estos temas de inundaciones, así que hay que tener los ojos bien abiertos y seguir las indicaciones de las autoridades. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) está vigilante, pero la responsabilidad también es de cada uno de nosotros.
Ahora, hablando en plata, ¿qué debemos hacer nosotros, la bola de peñas? Pues, obviamente, mantenernos informados. Estar pendientes de las actualizaciones del IMN y las recomendaciones de la CNE. No ir a meterse a cruzar ríos crecidos, ni siquiera en carro, porque ahí sí se arma un relajo. Reducir la velocidad en la carretera si está lloviendo a cántaros, y evitar pasar por zonas propensas a deslizamientos, especialmente si andamos por las montañas. Mejor prevenir que lamentar, ¿no creen?
Además, revisen sus techos, canaletas y patios, ¡por si acaso! Asegúrense de que todo esté en orden para que el agua pueda escurrirse bien. Si viven cerca de ríos o quebradas, estén preparados para cualquier eventualidad y tengan a mano un kit básico con cosas necesarias como agua potable, comida no perecedera, linternas y baterías. Nunca está de más estar precavidos, diay.
La cosa pinta fea, pero tranquilos, no entremos en pánico. Recordemos que somos ticos y sabemos salir adelante en las peores situaciones. La clave es mantener la calma, tomar precauciones y ayudarnos mutuamente. Y, por supuesto, no olvidar echarse unas risas para aliviar la tensión. Después de todo, ¿de qué sirve preocuparse si podemos disfrutar de un café calentito mientras escuchamos la lluvia?
Con todo este panorama, me pregunto: ¿Ustedes, considerando estos fuertes aguaceros, qué medidas extra tomarían para proteger a sus familias y hogares? ¿Creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para mitigar los riesgos de inundaciones y deslizamientos en nuestras comunidades?
