¡Ay, Dios mío, qué diay nos pasa! Parece que la cosa no mejora, má’ por el contrario. Un estudio reciente de la Universidad Nacional nos revienta la cruda verdad: ¡más de 150 mil personas se fueron del mercado laboral en los últimos seis años! Sí, lo leíste bien, medio cuarto de millón de pura gente buscando brete y no encontrándolo. Y eso que dicen que la economía va ‘pa’ arriba’, ¿dónde quedó eso?
Este análisis, hecho por Roxana Morales y Fernando Rodríguez del Observatorio Económico y Social (OES) de la UNA, revisó toda la planilla del INEC y nos dio la sombrerada. Básicamente, la encuesta continua de empleo pintó un panorama bastante feo: desde 2019 hasta ahora, hemos visto cómo se esfuman los trabajos, especialmente aquellos que no piden más que ganas de chambear.
Y ojo, que no es cualquier trabajo. Los sectores más afectados, esos que siempre andan regateando el salario, son la agricultura, la construcción y el servicio doméstico. Imagínate, donado, el campo que era el pulmón de Costa Rica, hoy anda dando tumbos, y el tipo que construye nuestra casa también se busca el pelo. ¡Qué pena!
Pero hay un chiste negro detrás de todo esto. Mientras algunos sectores lloran desconsoladamente, otros se bañan en miel. El sector de “actividades profesionales y administrativas de apoyo” se está hinchando como un globo. Eso significa que si tienes un título universitario y sabes manejar Excel, estás pecao. Pero, ¿qué pasa con el resto?
Además, parece que la onda es ser empleador, trabajador por cuenta propia, o andar ayudando a alguien sin recibir ni un pelao’. ¡Eso ya no da la talla! Ahora lo que pega es el empleo asalariado, donde te pagan puntualito, aunque sea poquito. Pero ahí está la carga, ¿no?
Si analizamos los números fríos, el sector que más perdió empleos fue el de la agricultura, ganadería y pesca. De tener casi 257 mil personas trabajando en el campo en 2019, pasamos a apenas 189 mil en 2025. ¡Una diferencia brutal! Le sigue la construcción, con más de 45 mil empleos perdidos, y los hogares, que ya nadie quiere contratar a la ama de llaves.
Ahora, la buena (si se le puede llamar así) noticia es que sí estamos generando empleos, pero... son empleos que requieren estudios avanzados. Profesionales, ingenieros, licenciados... ¡la crema y nata! Desde 2019, tuvimos un aumento de más de 64 mil empleos en esas áreas. Pero la realidad es que el mae promedio, el que terminó la escuela agrícola o aprendió oficios en el colégio, se queda viendo la tele.
Con toda esta vaina, me pregunto: ¿Estamos construyendo un país para unos pocos privilegiados o para todos? Con casi el 46% de la población sin terminar la secundaria y la mayoría de los nuevos empleos requiriendo educación superior, ¿cómo vamos a cerrar la brecha social y evitar que esta crisis laboral se convierta en una bomba de tiempo? Dígame usted, ¿qué podemos hacer para darle una oportunidad a todos y asegurarnos de que el esfuerzo de cada mae tenga sentido?
Este análisis, hecho por Roxana Morales y Fernando Rodríguez del Observatorio Económico y Social (OES) de la UNA, revisó toda la planilla del INEC y nos dio la sombrerada. Básicamente, la encuesta continua de empleo pintó un panorama bastante feo: desde 2019 hasta ahora, hemos visto cómo se esfuman los trabajos, especialmente aquellos que no piden más que ganas de chambear.
Y ojo, que no es cualquier trabajo. Los sectores más afectados, esos que siempre andan regateando el salario, son la agricultura, la construcción y el servicio doméstico. Imagínate, donado, el campo que era el pulmón de Costa Rica, hoy anda dando tumbos, y el tipo que construye nuestra casa también se busca el pelo. ¡Qué pena!
Pero hay un chiste negro detrás de todo esto. Mientras algunos sectores lloran desconsoladamente, otros se bañan en miel. El sector de “actividades profesionales y administrativas de apoyo” se está hinchando como un globo. Eso significa que si tienes un título universitario y sabes manejar Excel, estás pecao. Pero, ¿qué pasa con el resto?
Además, parece que la onda es ser empleador, trabajador por cuenta propia, o andar ayudando a alguien sin recibir ni un pelao’. ¡Eso ya no da la talla! Ahora lo que pega es el empleo asalariado, donde te pagan puntualito, aunque sea poquito. Pero ahí está la carga, ¿no?
Si analizamos los números fríos, el sector que más perdió empleos fue el de la agricultura, ganadería y pesca. De tener casi 257 mil personas trabajando en el campo en 2019, pasamos a apenas 189 mil en 2025. ¡Una diferencia brutal! Le sigue la construcción, con más de 45 mil empleos perdidos, y los hogares, que ya nadie quiere contratar a la ama de llaves.
Ahora, la buena (si se le puede llamar así) noticia es que sí estamos generando empleos, pero... son empleos que requieren estudios avanzados. Profesionales, ingenieros, licenciados... ¡la crema y nata! Desde 2019, tuvimos un aumento de más de 64 mil empleos en esas áreas. Pero la realidad es que el mae promedio, el que terminó la escuela agrícola o aprendió oficios en el colégio, se queda viendo la tele.
Con toda esta vaina, me pregunto: ¿Estamos construyendo un país para unos pocos privilegiados o para todos? Con casi el 46% de la población sin terminar la secundaria y la mayoría de los nuevos empleos requiriendo educación superior, ¿cómo vamos a cerrar la brecha social y evitar que esta crisis laboral se convierta en una bomba de tiempo? Dígame usted, ¿qué podemos hacer para darle una oportunidad a todos y asegurarnos de que el esfuerzo de cada mae tenga sentido?