¡Ay, Dios mío! Así amanecimos hoy martes, con un clima que da pereza salir de la cama, pero parece que ni eso nos va a salvar de las lluvias. El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) ya avisó: el Pacífico es donde vamos a sentirla más fuerte, y vaya que sí se siente. La humedad pegajosa te agarra desde temprano y la ropa se moja apenas sales, ¡qué dichaza!
Resulta que la combinación de la humedad que tenemos en el ambiente, que ya andaba espesa hace días, sumándole la cercanía de la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT), le dio al tiempo un buen empujón para descargar toda esta agua. El IMN explica que estos factores se juntaron para formar un combo explosivo de nubes cargadas de lluvia. Ya saben, esos tecnicismos que usan ellos, pero el resultado es el mismo: ¡lluvia a cántaros!
Y ni hablar de la sensación de calor bochorno que nos espera esta mañana. Con las altas temperaturas que estamos teniendo, y encima el aire pesado por la humedad, nos vamos a sentir como si estuviéramos dentro de un horno. Mejor quedarse adentro con el aire acondicionado puesto, a ver tremitos y esperar que pase pronto esta ola de calor… aunque con tanta lluvia, probablemente el aire acondicionado no rinda tanto, ¡vaya brete!
Pero la verdadera picardía viene para la tarde y primeras horas de la noche en el Pacífico, especialmente en el Pacífico Norte. Ahí, dicen, las lluvias van a estar más intensas. Imaginen el tráfico, los deslizamientos, los ríos crecidos... ¡Qué torta! Esperemos que todos estén tomando precauciones y cuidándose mucho. Los conductores deben tener extra cuidado porque la carretera resbaladiza es peligro.
El resto del país tampoco se salva, claro. El Valle Central, la Zona Norte y el Caribe también tendrán sus goterones, aunque de menor intensidad. Lo bueno es que al menos no tendremos tormentas feroces como en el Pacífico, pero igual hay que llevar paraguas o mameluco, por si acaso. Uno nunca sabe cuándo decide cambiarle el chip al tiempo, diay.
Esta situación me recuerda aquel año que llovió tanto que casi nos ahogamos todos. Las calles parecían ríos y los techos goteaban sin parar. Fue un verdadero caos, pero también recuerdo cómo nos reíamos con mis vecinos mientras intentábamos achicar el agua con baldes y ollas. Eso sí, la próxima vez prefiero quedarme viendo Netflix, ¡mucho más cómodo y seguro!
Ahora bien, analizando la situación, creo que lo importante es entender que estos fenómenos climáticos extremos son cada vez más frecuentes debido al cambio climático. Aunque aquí en Costa Rica somos muy conscientes de la naturaleza y trabajamos para protegerla, todavía queda mucho por hacer a nivel global. Tenemos que seguir promoviendo prácticas sostenibles y reduciendo nuestra huella de carbono si queremos evitar que estas lluvias torrenciales se conviertan en la norma.
En fin, amigos y amigas, con esta lluvia que nos cayó encima, les pregunto: ¿Cómo se están preparando para enfrentar este frente frío y qué medidas creen que deberíamos tomar como país para adaptarnos mejor a los efectos del cambio climático, especialmente en nuestras comunidades costeras?
Resulta que la combinación de la humedad que tenemos en el ambiente, que ya andaba espesa hace días, sumándole la cercanía de la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT), le dio al tiempo un buen empujón para descargar toda esta agua. El IMN explica que estos factores se juntaron para formar un combo explosivo de nubes cargadas de lluvia. Ya saben, esos tecnicismos que usan ellos, pero el resultado es el mismo: ¡lluvia a cántaros!
Y ni hablar de la sensación de calor bochorno que nos espera esta mañana. Con las altas temperaturas que estamos teniendo, y encima el aire pesado por la humedad, nos vamos a sentir como si estuviéramos dentro de un horno. Mejor quedarse adentro con el aire acondicionado puesto, a ver tremitos y esperar que pase pronto esta ola de calor… aunque con tanta lluvia, probablemente el aire acondicionado no rinda tanto, ¡vaya brete!
Pero la verdadera picardía viene para la tarde y primeras horas de la noche en el Pacífico, especialmente en el Pacífico Norte. Ahí, dicen, las lluvias van a estar más intensas. Imaginen el tráfico, los deslizamientos, los ríos crecidos... ¡Qué torta! Esperemos que todos estén tomando precauciones y cuidándose mucho. Los conductores deben tener extra cuidado porque la carretera resbaladiza es peligro.
El resto del país tampoco se salva, claro. El Valle Central, la Zona Norte y el Caribe también tendrán sus goterones, aunque de menor intensidad. Lo bueno es que al menos no tendremos tormentas feroces como en el Pacífico, pero igual hay que llevar paraguas o mameluco, por si acaso. Uno nunca sabe cuándo decide cambiarle el chip al tiempo, diay.
Esta situación me recuerda aquel año que llovió tanto que casi nos ahogamos todos. Las calles parecían ríos y los techos goteaban sin parar. Fue un verdadero caos, pero también recuerdo cómo nos reíamos con mis vecinos mientras intentábamos achicar el agua con baldes y ollas. Eso sí, la próxima vez prefiero quedarme viendo Netflix, ¡mucho más cómodo y seguro!
Ahora bien, analizando la situación, creo que lo importante es entender que estos fenómenos climáticos extremos son cada vez más frecuentes debido al cambio climático. Aunque aquí en Costa Rica somos muy conscientes de la naturaleza y trabajamos para protegerla, todavía queda mucho por hacer a nivel global. Tenemos que seguir promoviendo prácticas sostenibles y reduciendo nuestra huella de carbono si queremos evitar que estas lluvias torrenciales se conviertan en la norma.
En fin, amigos y amigas, con esta lluvia que nos cayó encima, les pregunto: ¿Cómo se están preparando para enfrentar este frente frío y qué medidas creen que deberíamos tomar como país para adaptarnos mejor a los efectos del cambio climático, especialmente en nuestras comunidades costeras?