Ay, mi gente, parece que la cosa se puso caliente en el tema de las casas en Naranjo. Fabricio Alvarado, el man del Frente Amplio… perdón, de Nueva República, le soltó la lengua al Presidente Chaves, acusándolo de meterle pata blanca en el proyecto La Esperanza. Un rollo, vamos. Todo por unas 120 familias que, por fin, van a tener techo decente, pa’ qué les cuento.
La vaina es que el proyecto venía gestándose desde antes de que el Presidente siquiera supiera dónde estaba Naranjo, según cuenta Alvarado. El regidor de su partido, Marco Ugalde, lleva meses dándole candela al papeleo, buscando soluciones pa' los problemas de conexión de agua que estaban frenando todo. Al parecer, Ugalde se reunió con las familias, armó una comisión y consiguió un acuerdo con el BANHVI. Un brete, diay, pero al final lo lograron.
Pero llegó el Presidente, con su solito y su séquito, y decidió “agilizar” el proceso. Alvarado dice que eso es puro marketing político, calculadora va, pensando en las próximas elecciones. Lo acusa de querer robarse el show, de apropiarse del crédito de un trabajo bien hecho por el regidor Ugalde. “Aunque sea por pura politiquería y calculando que ya se agota el tiempo para inaugurar obras, pues se logró una solución”, declaró Alvarado, tajante. ¡Qué carga!
Y ahí viene la parte jugosa. Alvarado no se anda con rodeos: dice que Chaves esperó a que la solución estuviera casi lista para poder darle bombo y hacerse ver como el salvador de la patria. Insiste en que el Presidente solo apareció cuando ya no había mucho que hacer, con tal de sumar puntos políticos antes de que arranque la campaña. Una movida bastante sospechosa, si me preguntan. El tipo realmente quiere mandar señales.
Ahora, no nos pongamos a decir que el Presidente hizo un mal trabajo; al final del día, esas familias sí van a tener sus casas. Pero el tema es cómo se manejó la situación, ¿me entienden? El tema de la transparencia es fundamental, chunches. No podemos permitir que las necesidades de la población sean usadas como herramienta política. Tenemos que exigir rendición de cuentas a nuestros gobernantes.
Más allá de las acusaciones cruzadas, lo importante es reconocer el esfuerzo del regidor Ugalde y de todas las personas involucradas en este proyecto. Ellos hicieron el trabajo sucio, mientras tanto, el Presidente se lució en la foto. Esto demuestra una vez más la importancia de tener funcionarios competentes y comprometidos con el bienestar de la comunidad, no solamente con el proselitismo.
Este asunto pinta pa’ un buen debate público, porque revela dos cosas: primero, la constante lucha por el protagonismo político en Costa Rica. Segundo, la necesidad de fortalecer las instituciones para evitar que decisiones importantes se tomen con fines puramente electorales. Que cada quién saque sus propias conclusiones, aunque yo creo que ya sabemos cuál es la bronca. Ya saben, la política a veces da risa, otras da pena, pero siempre da de qué hablar.
Definitivamente, este episodio levanta muchas preguntas: ¿Hasta dónde llega la politiquería en Costa Rica? ¿Deberían existir leyes más estrictas para regular la inauguración de obras públicas durante periodos preelectorales? Y ahora, cuéntenme, ustedes ¿creen que el Presidente Chaves se aprovechó de la situación para ganar votos, o simplemente buscaba acelerar la entrega de las viviendas?
La vaina es que el proyecto venía gestándose desde antes de que el Presidente siquiera supiera dónde estaba Naranjo, según cuenta Alvarado. El regidor de su partido, Marco Ugalde, lleva meses dándole candela al papeleo, buscando soluciones pa' los problemas de conexión de agua que estaban frenando todo. Al parecer, Ugalde se reunió con las familias, armó una comisión y consiguió un acuerdo con el BANHVI. Un brete, diay, pero al final lo lograron.
Pero llegó el Presidente, con su solito y su séquito, y decidió “agilizar” el proceso. Alvarado dice que eso es puro marketing político, calculadora va, pensando en las próximas elecciones. Lo acusa de querer robarse el show, de apropiarse del crédito de un trabajo bien hecho por el regidor Ugalde. “Aunque sea por pura politiquería y calculando que ya se agota el tiempo para inaugurar obras, pues se logró una solución”, declaró Alvarado, tajante. ¡Qué carga!
Y ahí viene la parte jugosa. Alvarado no se anda con rodeos: dice que Chaves esperó a que la solución estuviera casi lista para poder darle bombo y hacerse ver como el salvador de la patria. Insiste en que el Presidente solo apareció cuando ya no había mucho que hacer, con tal de sumar puntos políticos antes de que arranque la campaña. Una movida bastante sospechosa, si me preguntan. El tipo realmente quiere mandar señales.
Ahora, no nos pongamos a decir que el Presidente hizo un mal trabajo; al final del día, esas familias sí van a tener sus casas. Pero el tema es cómo se manejó la situación, ¿me entienden? El tema de la transparencia es fundamental, chunches. No podemos permitir que las necesidades de la población sean usadas como herramienta política. Tenemos que exigir rendición de cuentas a nuestros gobernantes.
Más allá de las acusaciones cruzadas, lo importante es reconocer el esfuerzo del regidor Ugalde y de todas las personas involucradas en este proyecto. Ellos hicieron el trabajo sucio, mientras tanto, el Presidente se lució en la foto. Esto demuestra una vez más la importancia de tener funcionarios competentes y comprometidos con el bienestar de la comunidad, no solamente con el proselitismo.
Este asunto pinta pa’ un buen debate público, porque revela dos cosas: primero, la constante lucha por el protagonismo político en Costa Rica. Segundo, la necesidad de fortalecer las instituciones para evitar que decisiones importantes se tomen con fines puramente electorales. Que cada quién saque sus propias conclusiones, aunque yo creo que ya sabemos cuál es la bronca. Ya saben, la política a veces da risa, otras da pena, pero siempre da de qué hablar.
Definitivamente, este episodio levanta muchas preguntas: ¿Hasta dónde llega la politiquería en Costa Rica? ¿Deberían existir leyes más estrictas para regular la inauguración de obras públicas durante periodos preelectorales? Y ahora, cuéntenme, ustedes ¿creen que el Presidente Chaves se aprovechó de la situación para ganar votos, o simplemente buscaba acelerar la entrega de las viviendas?