¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez, viendo cómo la cosa andaba con el arroz. Resulta que los arroceros nacionales le dieron un buen susto a los diputados en la Asamblea Legislativa este martes, pero no con un banquete bien surtido, sino con un “casado” significativamente reducido. Un poquito de carne, frijoles… pero el arroz, ¡el arroz estaba escaso!
Y no era precisamente porque estaban a dieta los señores diputados. Ese 60% menos de arroz en el plato, mis queridos lectores, simboliza la caída dramática de hectáreas cultivadas del grano en nuestro país desde agosto de 2022, cuando el Presidente Chaves sacó a relucir su famosa “Ruta del Arroz”. Ustedes saben, esa política que prometía bajar precios, pero parece que nos dejó con el plato casi vacío.
Según los números fríos de la Corporación Arrocera Nacional (Conarroz), la cosa se puso fea. En el período 2021-2022, teníamos unas 35.317 hectáreas dedicadas al cultivo del arroz. Pero miren ahora: ¡solo quedan 14.353 hectáreas en el periodo 2024-2025! Eso son 20.932 hectáreas menos, una pérdida considerable que está dejando a muchos productores con el corazón encogido y las manos vacías.
“Esto del 60% de arroz menos en el casado es pa’ hacerse bolas, eh,” exclamó Fernando Rivas, un productor de la Región Chorotega, con justa razón. “Significa el 60% de hectáreas que perdimos desde que entró en vigor la ‘Ruta del Arroz’, y eso nos está acabando a palo seco.” Claro que sí, mae. Nadie quiere ver cómo se va al traste un rubí de nuestra economía.
Ante este panorama desalentador, los arroceros han levantado la voz e instan a los diputados a aprobar el proyecto de ley que crearía el Fondo de Competitividad y Auxilio Arrocero (Fonarroz). Dicen que es vital para echarle un respiro a los productores, especialmente a los más chiquitos que ya están batallando para salir adelante. Que si no, ¡pura sal!
Pero, ¿cómo se iba a financiar este Fonarroz, se preguntarán algunos? Pues con un aporte por cada tonelada de arroz importado y también por el que producimos aquí mismo. Hablando de números, serían $25 por tonelada de arroz en granza proveniente de importaciones, y $39.40 por tonelada de arroz pilado. Y de acá, $25 por tonelada de arroz en granza producida en Costa Rica. Parece un brete tratar de hacer cuentas, pero bueno, hay que intentarlo.
Sin embargo, el Fonarroz ha encontrado resistencia por parte del Gobierno, que ha bloqueado el proyecto con mociones de reiteración. ¡Qué torta! Como si no tuviera problemas suficientes, ahora encima tienen que lidiar con esto. Se necesita más voluntad política para resolver estas situaciones, vamos. Además, la dependencia creciente del arroz importado nos pone en una posición vulnerable y compromete nuestra seguridad alimentaria. No podemos dejar que la cosa se vaya al diablo.
Así que aquí estamos, con el arroz a medias y la incertidumbre rondándonos. ¿Serán capaces nuestros representantes de escuchar a los productores y aprobar el Fonarroz, o seguiremos viendo cómo la industria arrocera se desangra poco a poco? Les pregunto, ¿ustedes creen que el Fonarroz es la solución definitiva para salvar el sector arrocero costarricense, o deberíamos estar explorando otras alternativas?
Y no era precisamente porque estaban a dieta los señores diputados. Ese 60% menos de arroz en el plato, mis queridos lectores, simboliza la caída dramática de hectáreas cultivadas del grano en nuestro país desde agosto de 2022, cuando el Presidente Chaves sacó a relucir su famosa “Ruta del Arroz”. Ustedes saben, esa política que prometía bajar precios, pero parece que nos dejó con el plato casi vacío.
Según los números fríos de la Corporación Arrocera Nacional (Conarroz), la cosa se puso fea. En el período 2021-2022, teníamos unas 35.317 hectáreas dedicadas al cultivo del arroz. Pero miren ahora: ¡solo quedan 14.353 hectáreas en el periodo 2024-2025! Eso son 20.932 hectáreas menos, una pérdida considerable que está dejando a muchos productores con el corazón encogido y las manos vacías.
“Esto del 60% de arroz menos en el casado es pa’ hacerse bolas, eh,” exclamó Fernando Rivas, un productor de la Región Chorotega, con justa razón. “Significa el 60% de hectáreas que perdimos desde que entró en vigor la ‘Ruta del Arroz’, y eso nos está acabando a palo seco.” Claro que sí, mae. Nadie quiere ver cómo se va al traste un rubí de nuestra economía.
Ante este panorama desalentador, los arroceros han levantado la voz e instan a los diputados a aprobar el proyecto de ley que crearía el Fondo de Competitividad y Auxilio Arrocero (Fonarroz). Dicen que es vital para echarle un respiro a los productores, especialmente a los más chiquitos que ya están batallando para salir adelante. Que si no, ¡pura sal!
Pero, ¿cómo se iba a financiar este Fonarroz, se preguntarán algunos? Pues con un aporte por cada tonelada de arroz importado y también por el que producimos aquí mismo. Hablando de números, serían $25 por tonelada de arroz en granza proveniente de importaciones, y $39.40 por tonelada de arroz pilado. Y de acá, $25 por tonelada de arroz en granza producida en Costa Rica. Parece un brete tratar de hacer cuentas, pero bueno, hay que intentarlo.
Sin embargo, el Fonarroz ha encontrado resistencia por parte del Gobierno, que ha bloqueado el proyecto con mociones de reiteración. ¡Qué torta! Como si no tuviera problemas suficientes, ahora encima tienen que lidiar con esto. Se necesita más voluntad política para resolver estas situaciones, vamos. Además, la dependencia creciente del arroz importado nos pone en una posición vulnerable y compromete nuestra seguridad alimentaria. No podemos dejar que la cosa se vaya al diablo.
Así que aquí estamos, con el arroz a medias y la incertidumbre rondándonos. ¿Serán capaces nuestros representantes de escuchar a los productores y aprobar el Fonarroz, o seguiremos viendo cómo la industria arrocera se desangra poco a poco? Les pregunto, ¿ustedes creen que el Fonarroz es la solución definitiva para salvar el sector arrocero costarricense, o deberíamos estar explorando otras alternativas?