¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con el circo en Zapote, pero esta vez la pelea es entre el Presidente Chaves y la Contralora Acosta. La cosa está que arde, porque ahora le andan echando fuego al tema de las zonas francas. Se han pasado de listo algunos, ey.
Todo empezó porque doña Marta, en una aparición en la Asamblea, sugirió que tal vez era hora de echarle un ojo a los incentivos fiscales que le damos a esas zonas francas. Dice que, si ya le fueron bien las cosas, quizás podríamos darle un respiro a otros sectores de la economía. Lo que ella plantea, desde su perspectiva técnica, no suena tan descabellado, ¿verdad?
Pero resulta que al Presidente Chaves no le gustó ni un pelo. Y vaya que lo dejó ver. Con una réplica que agarró a todos desprevenidos, sacó a relucir una pregunta que puso a muchos a pensar: ‘¿Cuándo fue que esta señora ganó las elecciones?’ Qué maquina, eh, sacando la artillería pesada así nomás, a pura provocación, ey.
Y no se quedó ahí, sino que soltó otra joyita: “Ella se muere por gobernar, pero para eso no es suficiente hacer cambalaches con los otrora monarcas que la pusieron adonde está”. ¡Uf, qué directa! Parece que la cosa se puso personal rápido, y no precisamente por un asunto técnico, sino por una cuestión de poder, diay.
Las zonas francas, como bien sabemos, son el motor que impulsa nuestra economía. Han generado muchísimos empleos y han traído inversión extranjera. Pero también es cierto que reciben un montón de bonificaciones fiscales, y algunos dicen que ya llegó el momento de revisarlas. ¿Será que nos estamos aferrando a un sistema que ya cumplió su ciclo, o realmente son vitales para nuestro desarrollo?
Esta disputa pone de manifiesto una brecha muy grande en cómo vemos el futuro económico del país. Por un lado, el gobierno defiende a capa y espada un modelo que consideran exitoso; por otro, la Contraloría busca una evaluación más exhaustiva, buscando que el erario público no siga perdiendo dinero. ¡Es un brete, vamos!
Ahora, tenemos que entender que detrás de todo esto hay intereses económicos poderosos. Las empresas de las zonas francas tienen mucha influencia, y no van a dejar que les quiten los privilegios fácilmente. Así que el debate va a seguir candente, con acusaciones de ambos lados y promesas incumplidas. Ya lo hemos visto tantas veces, ¡qué pena!
En fin, la pregunta que me llevo a casa, y que quiero que ustedes, mis queridos lectores del Foro, reflexionen, es esta: ¿Deberíamos mantener los incentivos fiscales actuales a las zonas francas, aun cuando puedan existir alternativas más equitativas para distribuir la riqueza nacional, o es preferible mantener el statu quo, priorizando el crecimiento económico a cualquier costo?
Todo empezó porque doña Marta, en una aparición en la Asamblea, sugirió que tal vez era hora de echarle un ojo a los incentivos fiscales que le damos a esas zonas francas. Dice que, si ya le fueron bien las cosas, quizás podríamos darle un respiro a otros sectores de la economía. Lo que ella plantea, desde su perspectiva técnica, no suena tan descabellado, ¿verdad?
Pero resulta que al Presidente Chaves no le gustó ni un pelo. Y vaya que lo dejó ver. Con una réplica que agarró a todos desprevenidos, sacó a relucir una pregunta que puso a muchos a pensar: ‘¿Cuándo fue que esta señora ganó las elecciones?’ Qué maquina, eh, sacando la artillería pesada así nomás, a pura provocación, ey.
Y no se quedó ahí, sino que soltó otra joyita: “Ella se muere por gobernar, pero para eso no es suficiente hacer cambalaches con los otrora monarcas que la pusieron adonde está”. ¡Uf, qué directa! Parece que la cosa se puso personal rápido, y no precisamente por un asunto técnico, sino por una cuestión de poder, diay.
Las zonas francas, como bien sabemos, son el motor que impulsa nuestra economía. Han generado muchísimos empleos y han traído inversión extranjera. Pero también es cierto que reciben un montón de bonificaciones fiscales, y algunos dicen que ya llegó el momento de revisarlas. ¿Será que nos estamos aferrando a un sistema que ya cumplió su ciclo, o realmente son vitales para nuestro desarrollo?
Esta disputa pone de manifiesto una brecha muy grande en cómo vemos el futuro económico del país. Por un lado, el gobierno defiende a capa y espada un modelo que consideran exitoso; por otro, la Contraloría busca una evaluación más exhaustiva, buscando que el erario público no siga perdiendo dinero. ¡Es un brete, vamos!
Ahora, tenemos que entender que detrás de todo esto hay intereses económicos poderosos. Las empresas de las zonas francas tienen mucha influencia, y no van a dejar que les quiten los privilegios fácilmente. Así que el debate va a seguir candente, con acusaciones de ambos lados y promesas incumplidas. Ya lo hemos visto tantas veces, ¡qué pena!
En fin, la pregunta que me llevo a casa, y que quiero que ustedes, mis queridos lectores del Foro, reflexionen, es esta: ¿Deberíamos mantener los incentivos fiscales actuales a las zonas francas, aun cuando puedan existir alternativas más equitativas para distribuir la riqueza nacional, o es preferible mantener el statu quo, priorizando el crecimiento económico a cualquier costo?
