¡Ay, Dios mío! Parece que estamos viviendo en una película de espías, pero en lugar de agentes secretos, tenemos ciberdelincuentes acechándonos en cada esquina virtual. Según estudios de la UNED, la ciberdelincuencia en Costa Rica va a toda máquina, y nos estamos quedando atrás. Ya no hablamos de algún hacker solitario jugando a ser malo, ahora son organizaciones bien equipadas y coordinadas que buscan nuestra lana y peor aún, ¡nuestra seguridad!
La situación es más grave de lo que parece. Con el auge de los pagos electrónicos, todos estamos metidos en esto. Desde comprar pan hasta pagar las facturas, todo pasa por internet, y eso abre un montón de puertas para los malos actores. Y ni hablar de la gente mayor y los jóvenes, que a veces son los primeros en caer en trampas porque no saben cómo defenderse. Imagínate la abuela confiándole sus datos bancarios a un estafador disfrazado de banco… ¡qué pena!
Lo que antes eran unos muchachos jugando con computadoras, hoy son mafias internacionales con tecnología de punta. Antes podías echarles una bronca y listo, ahora tienes que lidiar con sistemas sofisticados y ataques coordinados. Eso sí que da qué pensar. Y lo peor es que, mientras ellos avanzan a pasos agigantados, nosotros todavía andamos dando vueltas con la defensa básica.
Rodrigo Campos, criminólogo de la UNED, no se anda con rodeos: la clave está en educar desde pequeños. Él dice que meterse con la policía después de que te robaron es como cerrar la puerta del establo después de que se fueron los caballos. Hay que prevenir, enseñar a los nenes desde chiquitos a reconocer las señales de peligro en internet, a no abrir correos sospechosos y a usar contraseñas que nadie pueda adivinar.
Rolando Rojas, el experto en informática, agrega que la gente se confía mucho en los antivirus, pero luego pone contraseñas fáciles como ‘123456’ o su fecha de nacimiento. ¡Qué falta de cuidado! También dice que poca gente activa la autenticación multifactor, que es como ponerle doble llave al candado de casa. No es difícil, pero hay que darle un poco de atención.
¿Y qué podemos hacer nosotros los ciudadanos? Pues, para empezar, dejar de creer todo lo que vemos en internet. Si alguien te pide información personal urgente, desconfía. Verifica si realmente es quien dice ser, llama al banco directamente, no le des click a enlaces raros. Y, por favor, ¡cambia esa contraseña simplona YA!
Además, debemos tomar en serio la conversación familiar sobre estos temas. Enseñar a nuestros hijos e incluso a nuestros padres a identificar estafas online. Que sepan que ningún banco te pedirá la clave por WhatsApp y que si te ofrecen dinero fácil, seguramente es trampa. Que hablen claro sobre esos temas, porque muchos tienen vergüenza de admitir que les hicieron timo.
En fin, la cosa está seria, maes. Tenemos que ponernos las pilas y aprender a defendernos en este mundo digital. Pero me pregunto... ¿Realmente estamos dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo en mejorar nuestra seguridad cibernética, o seguiremos siendo presa fácil para los ciberdelincuentes? ¿Cuál creen ustedes que sería la medida más efectiva para combatir esta creciente amenaza?
La situación es más grave de lo que parece. Con el auge de los pagos electrónicos, todos estamos metidos en esto. Desde comprar pan hasta pagar las facturas, todo pasa por internet, y eso abre un montón de puertas para los malos actores. Y ni hablar de la gente mayor y los jóvenes, que a veces son los primeros en caer en trampas porque no saben cómo defenderse. Imagínate la abuela confiándole sus datos bancarios a un estafador disfrazado de banco… ¡qué pena!
Lo que antes eran unos muchachos jugando con computadoras, hoy son mafias internacionales con tecnología de punta. Antes podías echarles una bronca y listo, ahora tienes que lidiar con sistemas sofisticados y ataques coordinados. Eso sí que da qué pensar. Y lo peor es que, mientras ellos avanzan a pasos agigantados, nosotros todavía andamos dando vueltas con la defensa básica.
Rodrigo Campos, criminólogo de la UNED, no se anda con rodeos: la clave está en educar desde pequeños. Él dice que meterse con la policía después de que te robaron es como cerrar la puerta del establo después de que se fueron los caballos. Hay que prevenir, enseñar a los nenes desde chiquitos a reconocer las señales de peligro en internet, a no abrir correos sospechosos y a usar contraseñas que nadie pueda adivinar.
Rolando Rojas, el experto en informática, agrega que la gente se confía mucho en los antivirus, pero luego pone contraseñas fáciles como ‘123456’ o su fecha de nacimiento. ¡Qué falta de cuidado! También dice que poca gente activa la autenticación multifactor, que es como ponerle doble llave al candado de casa. No es difícil, pero hay que darle un poco de atención.
¿Y qué podemos hacer nosotros los ciudadanos? Pues, para empezar, dejar de creer todo lo que vemos en internet. Si alguien te pide información personal urgente, desconfía. Verifica si realmente es quien dice ser, llama al banco directamente, no le des click a enlaces raros. Y, por favor, ¡cambia esa contraseña simplona YA!
Además, debemos tomar en serio la conversación familiar sobre estos temas. Enseñar a nuestros hijos e incluso a nuestros padres a identificar estafas online. Que sepan que ningún banco te pedirá la clave por WhatsApp y que si te ofrecen dinero fácil, seguramente es trampa. Que hablen claro sobre esos temas, porque muchos tienen vergüenza de admitir que les hicieron timo.
En fin, la cosa está seria, maes. Tenemos que ponernos las pilas y aprender a defendernos en este mundo digital. Pero me pregunto... ¿Realmente estamos dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo en mejorar nuestra seguridad cibernética, o seguiremos siendo presa fácil para los ciberdelincuentes? ¿Cuál creen ustedes que sería la medida más efectiva para combatir esta creciente amenaza?
