MODELOS ECONÓMICOS EN EL FUTBOL TICO
Clubes apuntan a sociedades
Sociedad Anónima Deportiva desplaza a estructura tradicional de la Asociación
La mitad de los equipos de la Primera abandonó la antigua figura económica
DAVID GOLDBERG J. Y JUAN JOSÉ HERRERA CH. | [email protected]
Publicado: 2010/01/15
El futbol costarricense no se caracteriza por ser muy solvente a nivel económico. Nunca lo hizo.
La gran mayoría de los clubes de la Primera División vive con el cinturón apretado y otros, inclusive, no se escapan de deudas con planillas o entidades estatales, como la Caja Costarricense de Seguro Social (principalmente) o las municipalidades y el Comités de Deportes de sus respectivas localidades.
MÁS SOBRE ESTE TEMA
Sociedades anónimas no parecen ser la solución
Por décadas, la explicación que se ofreció fue que pocos equipos, básicamente los llamados “grandes”, eran los únicos con potencial para verdaderamente subsistir sin penas en nuestra latitud.
Pero ya ni ellos lo logran.
Bajo esta tendencia, las figuras económicas detrás de cada una de estas instituciones deportivas fueron mudando y adaptándose a un ambiente futbolístico más exigente y profesional (correctamente, la FIFA así lo buscó), aunque aún sin tener mucho éxito.
Así, a finales de los años noventa, aparecen las famosas sociedades anónimas deportivas (S. A. D.), las cuales fueron incluidas en 1998 en la Ley del Deporte.
Presuntamente, estas “salvarían” a los clubes, pues se crearon con la intención de darles opciones de modernizar su figura jurídica y así facilitar la captación de capitales mediante la venta de acciones.
Actualmente, seis de 12 equipos de la Primera se apegaron a esta estructura, mientras que la otra mitad aún no se descolgó del tradicional modelo de la Asociación.
Pionero. Cartaginés fue el primero en dar el atrevido salto en 1999 y luego lo hizo Saprissa en el 2003, cuando apareció Jorge Vergara.
La figura de las S. A. D. ofrece la posibilidad de comprar un alto número de acciones, convertirse en el socio mayoritario y tomar control del equipo en todos los campos, tal y como suciedió en el Monstruo .
Similar estructura adquirieron Brujas F. C., Herediano y Liberia Mía (próximamente Águilas Guanacastecas), clubes apoderados por un inversionista principal, al que se otorga la etiqueta de dueño. Ellos son Minor Vargas, Roxie Blen y Mario Sotela, respectivamente.
Por último, queda Puntarenas F.C., al mando de Alejandra Ordóñez, luego de heredarlo de su difunto esposo Adrián Castro (quien lo funda junto a Eduardo Li, pero al ser elegido este como presidente de la Federación Costarricense de Futbol, le dejó su parte).
Los sobrevivientes. Empero, la otra vertiente económica, la cual es la vieja asociación deportiva, aún tiene algunos adeptos.
Pérez Zeledón, San Carlos y Ramonense son tres de los seis equipos de la máxima categoría que todavía mantienen esta línea.
Dichos clubes basan sus gastos en caja chica y sus ingresos en patrocinadores y asistencias.
Además, cuentan con el apoyo de los municipios, sus facilidades y porcentajes de presupuestos.
Un caso curioso es el de Santos de Guápiles, conjunto que pasó a ser sociedad anónima deportiva en el 2004, pero luego se echó para atrás y recuperó su carácter de asociación dos años después.
Ahora, el equipo caribeño se encuentra bajó el “ala” del empresario Carlos Sánchez, quien lo tomó por medio de un “contrato de administración por diez años”, no obstante, dentro de la ley, aún está inscrito como asociación.
Alajuelense es otro escenario especial, ya que mantiene al equipo propiamente como una asociación, sin embargo, creó una S. A. D. paralela para hacer negocios.
En ella, sí se puede invertir, pero sin tener participación de los títulos y activos del club (cancha, estadio, fichas de los futbolistas, etc).
Finalmente está la UCR, que también cuenta con una realidad particular: por ser parte de una entidad académica del Estado no puede dejar de ser una asociación.
Fuente: Clubes apuntan a sociedades - DEPORTES - nacion.com
Clubes apuntan a sociedades
Sociedad Anónima Deportiva desplaza a estructura tradicional de la Asociación
La mitad de los equipos de la Primera abandonó la antigua figura económica
DAVID GOLDBERG J. Y JUAN JOSÉ HERRERA CH. | [email protected]
Publicado: 2010/01/15
El futbol costarricense no se caracteriza por ser muy solvente a nivel económico. Nunca lo hizo.
La gran mayoría de los clubes de la Primera División vive con el cinturón apretado y otros, inclusive, no se escapan de deudas con planillas o entidades estatales, como la Caja Costarricense de Seguro Social (principalmente) o las municipalidades y el Comités de Deportes de sus respectivas localidades.
MÁS SOBRE ESTE TEMA
Sociedades anónimas no parecen ser la solución
Por décadas, la explicación que se ofreció fue que pocos equipos, básicamente los llamados “grandes”, eran los únicos con potencial para verdaderamente subsistir sin penas en nuestra latitud.
Pero ya ni ellos lo logran.
Bajo esta tendencia, las figuras económicas detrás de cada una de estas instituciones deportivas fueron mudando y adaptándose a un ambiente futbolístico más exigente y profesional (correctamente, la FIFA así lo buscó), aunque aún sin tener mucho éxito.
Así, a finales de los años noventa, aparecen las famosas sociedades anónimas deportivas (S. A. D.), las cuales fueron incluidas en 1998 en la Ley del Deporte.
Presuntamente, estas “salvarían” a los clubes, pues se crearon con la intención de darles opciones de modernizar su figura jurídica y así facilitar la captación de capitales mediante la venta de acciones.
Actualmente, seis de 12 equipos de la Primera se apegaron a esta estructura, mientras que la otra mitad aún no se descolgó del tradicional modelo de la Asociación.
Pionero. Cartaginés fue el primero en dar el atrevido salto en 1999 y luego lo hizo Saprissa en el 2003, cuando apareció Jorge Vergara.
La figura de las S. A. D. ofrece la posibilidad de comprar un alto número de acciones, convertirse en el socio mayoritario y tomar control del equipo en todos los campos, tal y como suciedió en el Monstruo .
Similar estructura adquirieron Brujas F. C., Herediano y Liberia Mía (próximamente Águilas Guanacastecas), clubes apoderados por un inversionista principal, al que se otorga la etiqueta de dueño. Ellos son Minor Vargas, Roxie Blen y Mario Sotela, respectivamente.
Por último, queda Puntarenas F.C., al mando de Alejandra Ordóñez, luego de heredarlo de su difunto esposo Adrián Castro (quien lo funda junto a Eduardo Li, pero al ser elegido este como presidente de la Federación Costarricense de Futbol, le dejó su parte).
Los sobrevivientes. Empero, la otra vertiente económica, la cual es la vieja asociación deportiva, aún tiene algunos adeptos.
Pérez Zeledón, San Carlos y Ramonense son tres de los seis equipos de la máxima categoría que todavía mantienen esta línea.
Dichos clubes basan sus gastos en caja chica y sus ingresos en patrocinadores y asistencias.
Además, cuentan con el apoyo de los municipios, sus facilidades y porcentajes de presupuestos.
Un caso curioso es el de Santos de Guápiles, conjunto que pasó a ser sociedad anónima deportiva en el 2004, pero luego se echó para atrás y recuperó su carácter de asociación dos años después.
Ahora, el equipo caribeño se encuentra bajó el “ala” del empresario Carlos Sánchez, quien lo tomó por medio de un “contrato de administración por diez años”, no obstante, dentro de la ley, aún está inscrito como asociación.
Alajuelense es otro escenario especial, ya que mantiene al equipo propiamente como una asociación, sin embargo, creó una S. A. D. paralela para hacer negocios.
En ella, sí se puede invertir, pero sin tener participación de los títulos y activos del club (cancha, estadio, fichas de los futbolistas, etc).
Finalmente está la UCR, que también cuenta con una realidad particular: por ser parte de una entidad académica del Estado no puede dejar de ser una asociación.
Fuente: Clubes apuntan a sociedades - DEPORTES - nacion.com
