¡Ay, Dios mío! Hartos de esperarse, los vecinos de Coto Brus están listos para salir a las calles este viernes. Ya van quince años aguantando que el agua se les vaya como cometa en agosto, llegando a pasarse hasta ocho días seguidos sin ni una gotita. Esto, mis panas, no aguanta nadie, y parece que el AyA anda más lento que tortuga en charco de miel.
La bronca con el agua en Coto Brus es antigua, una herida abierta que no cicatriza. Desde hace más de quince años, los distritos del cantón han vivido esta pesadilla, con los problemas intensificándose en los últimos cinco. Según nos cuentan desde Sitraa, el cuello de botella está en una infraestructura que está más vieja que Mapie, y unas tuberías que parecen hechas de papel maché. ¡Qué despache!
Y colorín colorado, este cuento va dedicado a la Sala Constitucional, que tampoco ha hecho milagros. En julio pasado, mandaron un toque de atención al AyA, declarándolos en desacato por no cumplir una sentencia del año pasado – noviembre del 2023, para ser exactos – donde les exigían ponerle remedio al asunto. Pero bueno, parece que la carta a los judiciales quedó en el olvido, porque los vecinos dicen que las obras significativas siguen siendo humo, pura promesa al viento.
Es que vamos, imagínate vivir así, sin poder siquiera lavar la ropa decentemente o regar tus plantitas. El agua es un derecho básico, ¡una necesidad vital!, y ver cómo te la niegan así, directamente, te quita las ganas de vivir. Los recursos de amparo ante la Sala Constitucional deberían estar sirviendo de algo, pero a veces da la sensación de que andamos dando vueltas en círculo.
La gota que derramó el vaso, como bien dicen por ahí, es la marcha del viernes. A partir de las ocho de la mañana, la gente se reunirá en la Municipalidad de Coto Brus para luego marchar hacia las oficinas del AyA. Dicen que la institución promete y promete, hablando de reemplazar tuberías y diseñando proyectos nuevos, pero para la gente de allá esas promesas son como el canto de sirena: te tientan pero nunca llegan a buen término. ¡Qué carga!
Ahora, claro, algunos dirán que protestar no soluciona nada, que hay que esperar pacientemente. Pero, ¿hasta cuándo, diay? Quince años de sequía no son precisamente poco tiempo. La modernización de los acueductos en zonas rurales es un desafío enorme, sí, pero no imposible. Necesitamos que el Estado invierta en serio, que deje de echar parche y empiece a construir soluciones duraderas. Porque esto de andar pidiendo agua prestada, como si fuéramos mendigos, ¡ninguno puede con eso!
Tenemos que entender que esta problemática refleja una realidad más amplia en Costa Rica: la falta de inversión en infraestructura básica y la burocracia que paraliza cualquier avance. No es solo un problema de Coto Brus; es un problema nacional. Y mientras sigamos ignorándolo, seguiremos viendo cómo nuestros pueblos se secan lentamente. Hay que apurar el zanahoria, porque la situación se pone más crítica día tras día, y los vecinos de Coto Brus no piensan ceder ni un palmo.
Así que, mi pana, dime tú: ¿crees que la marcha del viernes tendrá algún impacto real en la respuesta del AyA, o estamos condenados a seguir pasando sed por mucho tiempo más? ¿Debería el gobierno destinar más recursos a la modernización de los sistemas de agua en las zonas rurales, incluso si eso significa recortar presupuestos en otras áreas? ¡Déjanos tus opiniones en los comentarios!
La bronca con el agua en Coto Brus es antigua, una herida abierta que no cicatriza. Desde hace más de quince años, los distritos del cantón han vivido esta pesadilla, con los problemas intensificándose en los últimos cinco. Según nos cuentan desde Sitraa, el cuello de botella está en una infraestructura que está más vieja que Mapie, y unas tuberías que parecen hechas de papel maché. ¡Qué despache!
Y colorín colorado, este cuento va dedicado a la Sala Constitucional, que tampoco ha hecho milagros. En julio pasado, mandaron un toque de atención al AyA, declarándolos en desacato por no cumplir una sentencia del año pasado – noviembre del 2023, para ser exactos – donde les exigían ponerle remedio al asunto. Pero bueno, parece que la carta a los judiciales quedó en el olvido, porque los vecinos dicen que las obras significativas siguen siendo humo, pura promesa al viento.
Es que vamos, imagínate vivir así, sin poder siquiera lavar la ropa decentemente o regar tus plantitas. El agua es un derecho básico, ¡una necesidad vital!, y ver cómo te la niegan así, directamente, te quita las ganas de vivir. Los recursos de amparo ante la Sala Constitucional deberían estar sirviendo de algo, pero a veces da la sensación de que andamos dando vueltas en círculo.
La gota que derramó el vaso, como bien dicen por ahí, es la marcha del viernes. A partir de las ocho de la mañana, la gente se reunirá en la Municipalidad de Coto Brus para luego marchar hacia las oficinas del AyA. Dicen que la institución promete y promete, hablando de reemplazar tuberías y diseñando proyectos nuevos, pero para la gente de allá esas promesas son como el canto de sirena: te tientan pero nunca llegan a buen término. ¡Qué carga!
Ahora, claro, algunos dirán que protestar no soluciona nada, que hay que esperar pacientemente. Pero, ¿hasta cuándo, diay? Quince años de sequía no son precisamente poco tiempo. La modernización de los acueductos en zonas rurales es un desafío enorme, sí, pero no imposible. Necesitamos que el Estado invierta en serio, que deje de echar parche y empiece a construir soluciones duraderas. Porque esto de andar pidiendo agua prestada, como si fuéramos mendigos, ¡ninguno puede con eso!
Tenemos que entender que esta problemática refleja una realidad más amplia en Costa Rica: la falta de inversión en infraestructura básica y la burocracia que paraliza cualquier avance. No es solo un problema de Coto Brus; es un problema nacional. Y mientras sigamos ignorándolo, seguiremos viendo cómo nuestros pueblos se secan lentamente. Hay que apurar el zanahoria, porque la situación se pone más crítica día tras día, y los vecinos de Coto Brus no piensan ceder ni un palmo.
Así que, mi pana, dime tú: ¿crees que la marcha del viernes tendrá algún impacto real en la respuesta del AyA, o estamos condenados a seguir pasando sed por mucho tiempo más? ¿Debería el gobierno destinar más recursos a la modernización de los sistemas de agua en las zonas rurales, incluso si eso significa recortar presupuestos en otras áreas? ¡Déjanos tus opiniones en los comentarios!