Panamá espera ingresar con brillo en el negocio internacional de la minería, con dos proyectos que pueden generar cientos de millones de dólares anuales de ganancia durante al menos siete décadas.
Las expectativas no son infundadas, puesto que en su territorio alberga la reserva de cobre de Cerro Colorado, la segunda más grande del mundo, capaz de generar ganancias por cerca de los 300 millones anuales. Lejos de conformarse con los beneficios que le prometen los proyectos mineros de Cerro Colorado y Cerro Petaquilla, los panameños implementan El Plan Maestro para el Desarrollo de la Industria Minera, que permitirá desarrollar exploraciones en todo el país en busca de nuevos yacimientos.
Los estudios de factibilidad efectuados anteriormente señalan como lugares con potencial minero las provincias de Bocas del Toro y Chiriquí, fronterizas con Costa Rica, Veraguas, Herrera y Los Santos, en el centro del país, Darién, y la atlántica Colón.
La explotación minera en Panamá data de la época prehispánica, cuando los indios extraían en forma rudimentaria el oro de ríos y minas subterráneas. Con la llegada de los españoles a América, Panamá no sólo se convirtió en un lugar propicio para la extracción de metales preciosos, sino también para su comercialización y transporte.
En la provincia de Veraguas está la mina de oro de El Remance, que empezó a explotarse desde el año 1700 y que hace apenas unos meses cesó su producción en niveles comerciales, a pesar de que aún se extrae el metal precioso en forma artesanal.
En la provincia de Darién, en el corazón de la espesa selva que separa a Panamá de Colombia, se fundó a finales del siglo pasado un pueblo que contó con su propio ferrocarril y otras facilidades de la época, con el fin de explotar la mina de oro de Cana.
Actualmente, allí hay un puesto de los guardabosques que cuidan la reserva forestal de Darién y todavía pueden apreciarse los rieles, maquinaria y demás instrumentos utilizados en la minería, aunque los habitantes emigraron a principios de siglo, cuando se agotaron las reservas de oro.
[SIZE=+1]La mirada puesta en Panamá[/SIZE]
Cerro Colorado tiene un yacimiento de tipo pórfido con 1,400 millones de toneladas de reserva de roca mineralizada, con una ley promedio de explotación de 0.78 por ciento. Los estudios de factibilidad económica aseguran que Cerro Colorado podrá ser explotado por un periodo de 70 años ininterrumpidos, con posibilidades de duplicarse.
El descubrimiento del yacimiento de Cerro Colorado data de 1932, cuando el geólogo de la Sinclair Oil Company, Robert Terry, descubrió venas mineralizadas de cobre.
Estudios efectuados en 1957 hablan de una zona con mineralización de sulfuros de cobre de unos 1.200 metros de largo, 90 metros de ancho y 370 metros de profundidad, con un contenido aproximado de 100 millones de toneladas de mineral.
Desde entonces, hasta esta época, varias transnacionales de Estados Unidos y Canadá han fracasado en sus intentos de explotar el importante yacimiento de cobre.
El otro proyecto que ha captado el interés del mundo minero, es el de Cerro Petaquilla, con un yacimiento de 150 millones de toneladas de roca mineralizada, con una ley promedio de explotación de 0.66 por ciento de cobre y ley de corte de 0.30 por ciento. Petaquilla generará además oro, plata y moligdeno, por un periodo de 50 años.
Ambos proyectos involucran una inversión durante su periodo de explotación de más de 1,000 millones de dólares.
La explotación minera en Panamá está dominada por el capital extranjero, especialmente el canadiense, debido a que los inversionistas panameños tradicionalmente han mostrado muy poco interés por este riesgoso negocio y se han inclinado por la inversión en el sector servicio.
"Estos proyectos pondrán a Panamá en el mapa mundial de la minería", aseguró el director de Recursos Mineros del estatal Ministerio de Comercio e Industrias, Didier Pitano.
Destacó que para un país que sólo mide en extensión poco más de 77.000 kilómetros cuadrados es una gran ventaja poseer la segunda reserva de cobre más grande del mundo y explotable por más de 70 años. Pitano destacó que los panameños desean con este proyecto que el mundo no sólo los reconozca por poseer un canal interoceánico, sino también por la explotación de sus yacimientos mineros.
Añadió que la explotación de estas minas mejorará notablemente la economía del país, porque pondrá a Panamá en la mira de muchas empresas inversionistas que manejan importantes sumas de dinero.
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[SIZE=+1]La duda ciudadana[/SIZE]
A pesar de que el Gobierno ha tratado de convencer a la población de las bondades de la minería, existe renuencia por el temor a los daños ecológicos. Aunque en Cerro Colorado, ubicado en Chiriquí, y Petaquilla, en Colón, han sido recibidos con meridiana aceptación, los proyectos mineros en otros lugares han originado conflictos.
Los grupos que se oponían inicialmente a la explotación de Cerro Colorado argumentaban que se producirían cambios geográficos del paisaje, en la acción directa sobre la flora y la vida silvestre, incidencia en las actividades agropecuarias y contaminación sobre los ríos y costas.
El Estado ha obligado a la empresa canadiense Panacobre, concesionaria de Cerro Colorado, a efectuar serios estudios biológicos que abarcan todos los aspectos ecológicos, la calidad del aire, la recuperación de los terrenos, la flora y fauna, así como el mejoramiento en el uso de la tierra.
La lucha de los ambientalistas y vecinos de Cerro Colorado interesó al Banco Mundial y a la Comisión de Medio Ambiente de las Naciones Unidas, quienes presionaron al Gobierno panameño y condicionaron su apoyo al proyecto a la vigilancia de estrictos parámetros de conservación ambiental.
Expertos de la ONU y de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos, luego de revisar la documentación existente, dieron su voto favorable a la explotación del proyecto.