UNA enseñanza común es que las “almas” de las personas inicuas sufren tormento cruel después de la muerte en un “infierno” ardiente.
Sin embargo, Jehová, el Creador, es un Dios de amor. Es misericordioso y bondadoso. Su actitud para con los inicuos se expresa en Ezequiel 18:23:
‘¿Acaso me deleito de manera alguna en la muerte de alguien inicuo, es la expresión del Señor Soberano Jehová, ‘y no en que se vuelva de sus caminos y realmente siga viviendo?’
Por tanto Jehová no desea ni siquiera ver morir a la persona inicua, mucho menos torturarla. La compasión que Dios tiene por la humanidad y su interés en ella se expresan en las palabras de Jesús en Mateo 10:29-31:
“¿No se venden dos gorriones por una moneda de poco valor? Sin embargo ni uno de ellos caerá a tierra sin el conocimiento de su Padre. Mas los mismísimos cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. Por lo tanto, no tengan temor: ustedes valen más que muchos gorriones.”
El Dios que considera a la humanidad de tal manera no aprobaría el torturar a personas durante esta vida, o en la vida próxima. La Biblia no contiene tal enseñanza.
La idea de un “infierno” de tormento proviene de la antigua Babilonia. También se encuentra entre las enseñanzas religiosas de la antigua Persia y Fenicia. The Encyclopedia Americana (Ediciónde 1956, Tomo 14, pág. 82) dice:
“Aunque en los detalles hay muchas variaciones significativas las características principales del infierno según fue concebido por las teologías hindúes, persas, egipcias, griegas, hebreas y cristianas son esencialmente iguales.”
Estas enseñanzas de un tormento ardiente son muy diferentes de lo que Jesús enseñó. Él se complació en ayudar a los recaudadores de impuestos, las rameras y otros pecadores, a quienes los caudillos religiosos de su día consideraban como proscritos, a fin de que pudieran limpiar sus vidas, y ‘hallar refrigerio’ para sus almas. (Mateo 11:28-30) La Biblia muestra que es solamente a los que son incurablemente inicuos a quienes Dios castigará eternamente... no con tortura eterna, sino destruyéndolos eternamente de manera misericordiosa:
“Los inicuos . . . son como el tamo que el viento ahuyenta. . . . El mismísimo camino de los inicuos perecerá.”—Salmo 1:4, 6.
Rom. 6:23: “El salario que el pecado paga es muerte.”
Después de morir, ¿es posible todavía que la persona reciba castigo adicional por sus pecados?
Rom. 6:7: “El que ha muerto ha sido absuelto de su pecado.”
¿Son compatibles la personalidad de Dios y el tormento eterno de los inicuos?
Jer. 7:31: “[Los habitantes apóstatas de Judea] han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinón, a fin de quemar a sus hijos y sus hijas en el fuego, cosa que yo no había mandado y que no había subido a mi corazón.” (Si nunca subió al corazón de Dios, seguramente él no tiene ni usa nada de esa índole en gran escala.)
Ilustración: ¿Qué opinaría usted de un padre que sujetara la mano de su hijo sobre una llama de fuego para castigar al hijo por una acción mala? “Dios es amor” (1 Juan 4:8 ). ¿Haría él lo que ningún padre humano recto haría? ¡Por supuesto que no!
Jesús estuvo muerto y en su sepulcro por tres días. Pero la Biblia informa: “Su alma no fué dejada en el infierno. . . A este Jesús resucitó Dios.” (Hechos 2:31, 32, Versión Valera de 1934) De manera similar, Jonás, por dirección de Dios, fue levantado del infierno, es decir, de lo que hubiera sido su sepulcro. Esto sucedió cuando el pez lo vomitó sobre tierra seca. Sí, ¡se puede salir del infierno! De hecho, la promesa alentadora que se nos da es la de que el infierno (Hades) ha de ser vaciado de todos sus muertos. Esto se puede ver al leer Apocalipsis (Revelación) 20:13, que dice: “El mar dió los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno [Hades] dieron los muertos que estaban en ellos; y fué hecho juicio de cada uno según sus obras.”—Versión Valera (1934).
Sin embargo, Jehová, el Creador, es un Dios de amor. Es misericordioso y bondadoso. Su actitud para con los inicuos se expresa en Ezequiel 18:23:
‘¿Acaso me deleito de manera alguna en la muerte de alguien inicuo, es la expresión del Señor Soberano Jehová, ‘y no en que se vuelva de sus caminos y realmente siga viviendo?’
Por tanto Jehová no desea ni siquiera ver morir a la persona inicua, mucho menos torturarla. La compasión que Dios tiene por la humanidad y su interés en ella se expresan en las palabras de Jesús en Mateo 10:29-31:
“¿No se venden dos gorriones por una moneda de poco valor? Sin embargo ni uno de ellos caerá a tierra sin el conocimiento de su Padre. Mas los mismísimos cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. Por lo tanto, no tengan temor: ustedes valen más que muchos gorriones.”
El Dios que considera a la humanidad de tal manera no aprobaría el torturar a personas durante esta vida, o en la vida próxima. La Biblia no contiene tal enseñanza.
La idea de un “infierno” de tormento proviene de la antigua Babilonia. También se encuentra entre las enseñanzas religiosas de la antigua Persia y Fenicia. The Encyclopedia Americana (Ediciónde 1956, Tomo 14, pág. 82) dice:
“Aunque en los detalles hay muchas variaciones significativas las características principales del infierno según fue concebido por las teologías hindúes, persas, egipcias, griegas, hebreas y cristianas son esencialmente iguales.”
Estas enseñanzas de un tormento ardiente son muy diferentes de lo que Jesús enseñó. Él se complació en ayudar a los recaudadores de impuestos, las rameras y otros pecadores, a quienes los caudillos religiosos de su día consideraban como proscritos, a fin de que pudieran limpiar sus vidas, y ‘hallar refrigerio’ para sus almas. (Mateo 11:28-30) La Biblia muestra que es solamente a los que son incurablemente inicuos a quienes Dios castigará eternamente... no con tortura eterna, sino destruyéndolos eternamente de manera misericordiosa:
“Los inicuos . . . son como el tamo que el viento ahuyenta. . . . El mismísimo camino de los inicuos perecerá.”—Salmo 1:4, 6.
Rom. 6:23: “El salario que el pecado paga es muerte.”
Después de morir, ¿es posible todavía que la persona reciba castigo adicional por sus pecados?
Rom. 6:7: “El que ha muerto ha sido absuelto de su pecado.”
¿Son compatibles la personalidad de Dios y el tormento eterno de los inicuos?
Jer. 7:31: “[Los habitantes apóstatas de Judea] han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinón, a fin de quemar a sus hijos y sus hijas en el fuego, cosa que yo no había mandado y que no había subido a mi corazón.” (Si nunca subió al corazón de Dios, seguramente él no tiene ni usa nada de esa índole en gran escala.)
Ilustración: ¿Qué opinaría usted de un padre que sujetara la mano de su hijo sobre una llama de fuego para castigar al hijo por una acción mala? “Dios es amor” (1 Juan 4:8 ). ¿Haría él lo que ningún padre humano recto haría? ¡Por supuesto que no!
Jesús estuvo muerto y en su sepulcro por tres días. Pero la Biblia informa: “Su alma no fué dejada en el infierno. . . A este Jesús resucitó Dios.” (Hechos 2:31, 32, Versión Valera de 1934) De manera similar, Jonás, por dirección de Dios, fue levantado del infierno, es decir, de lo que hubiera sido su sepulcro. Esto sucedió cuando el pez lo vomitó sobre tierra seca. Sí, ¡se puede salir del infierno! De hecho, la promesa alentadora que se nos da es la de que el infierno (Hades) ha de ser vaciado de todos sus muertos. Esto se puede ver al leer Apocalipsis (Revelación) 20:13, que dice: “El mar dió los muertos que estaban en él; y la muerte y el infierno [Hades] dieron los muertos que estaban en ellos; y fué hecho juicio de cada uno según sus obras.”—Versión Valera (1934).
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