¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez, viendo cómo nuestros diputados se van de viaje. Esta vez, decidieron hacer una “solemne” sesión en Puntarenas, como si eso fuera a solucionar los problemas que tenemos acá en el país. Parece que prefieren pasear por las provincias antes que echarle ganas a los proyectos de ley que realmente importan, ¿no?
Dicen que esta es la última gira del período constitucional, así que imaginen la pila de propinas y comilonas que nos espera. La sesión, que arrancó puntualmente a la 1:40 p.m. en el nuevo Hospital Monseñor Sanabria – ¡qué lujo!, parece que siempre hay plata para construir hospitales pero nunca para arreglar las escuelas – contó con la presencia de 42 legisladores. Lo hicieron supuestamente en homenaje a Juan Rafael Mora y José María Cañas... ¡Que gallos! Ya sabemos cómo son estos homenajes, puro postureo para quedar bien con la gente.
En la agenda tenían un debate sobre la situación económica y social de Puntarenas. Temas fuertes, como la inseguridad, la pobreza y la falta de empleo… temas que, paradójicamente, no lograron tocar en profundidad porque, según el reglamento, no podían discutir proyectos de ley. Así que básicamente se sentaron a hablaron bonito, mientras el pueblo sigue pasando apuros. ¡Qué barbaridad!
Y ni qué decir de la ausencia del presidente del Congreso, Rodrigo Arias. Ese señor anda haciendo otras cosas, aparentemente. En su lugar, apareció la vicepresidenta legislativa, Vanessa Castro, tratando de mantener el orden entre tanto político distraído. Uno se pregunta si realmente se toman en serio el trabajo que hacen, ¿verdad?
Pero lo más gracioso (o preocupante, dependiendo cómo lo mires) es la polémicacon las giras. Pilar Cisneros, una diputada oficialista, ha dicho abiertamente que cada salida le cuesta al Congreso unos siete millones de colones. ¡Siete millones! Imagínate cuántas obras podrían hacer con ese dinero si lo invirtieran en mejorar las condiciones de vida de la gente. Eso sí enfureció a algunos diputados porteños, como Francisco Nicolás, que respondió diciendo que “Puntarenas cuesta más de siete millones”. ¡Qué manera de evadir el tema, mae! Más fácil gastar lo que no tienen.
No es la primera vez que vemos esto. Recuerdo que la pasada gira a Limón, el 28 de agosto, ni siquiera alcanzaron el quórum mínimo. ¡Parece que muchos diputados prefieren irse de vacaciones que trabajar! Y ahora, dicen que el martes retoman sus funciones en el recinto legislativo… ¿Será que de verdad van a ponerle empeño o seguirán buscando excusas para evitar tomar decisiones difíciles?
Y hablando de decisiones difíciles, la situación en Puntarenas es crítica. La crisis económica golpea duro a las familias, la delincuencia está por todas partes y la falta de oportunidades desespera a la juventud. Mientras tanto, los diputados andan de gira, tomando fotos y dando discursos vacíos. Uno se da cuenta de que la política en Costa Rica a veces es un verdadero brete, un lío enorme.
Al final, ¿son estas giras regionales una forma efectiva de acercarse a la población y entender sus necesidades, o simplemente una oportunidad para que los diputados se luchen y gasteen el dinero público? ¿Creen que deberían priorizar la discusión de proyectos de ley o continuar con estas visitas que, a juicio de muchos, son un desperdicio de recursos? ¿Les gustaría ver un cambio radical en la forma en que funciona el Congreso?
Dicen que esta es la última gira del período constitucional, así que imaginen la pila de propinas y comilonas que nos espera. La sesión, que arrancó puntualmente a la 1:40 p.m. en el nuevo Hospital Monseñor Sanabria – ¡qué lujo!, parece que siempre hay plata para construir hospitales pero nunca para arreglar las escuelas – contó con la presencia de 42 legisladores. Lo hicieron supuestamente en homenaje a Juan Rafael Mora y José María Cañas... ¡Que gallos! Ya sabemos cómo son estos homenajes, puro postureo para quedar bien con la gente.
En la agenda tenían un debate sobre la situación económica y social de Puntarenas. Temas fuertes, como la inseguridad, la pobreza y la falta de empleo… temas que, paradójicamente, no lograron tocar en profundidad porque, según el reglamento, no podían discutir proyectos de ley. Así que básicamente se sentaron a hablaron bonito, mientras el pueblo sigue pasando apuros. ¡Qué barbaridad!
Y ni qué decir de la ausencia del presidente del Congreso, Rodrigo Arias. Ese señor anda haciendo otras cosas, aparentemente. En su lugar, apareció la vicepresidenta legislativa, Vanessa Castro, tratando de mantener el orden entre tanto político distraído. Uno se pregunta si realmente se toman en serio el trabajo que hacen, ¿verdad?
Pero lo más gracioso (o preocupante, dependiendo cómo lo mires) es la polémicacon las giras. Pilar Cisneros, una diputada oficialista, ha dicho abiertamente que cada salida le cuesta al Congreso unos siete millones de colones. ¡Siete millones! Imagínate cuántas obras podrían hacer con ese dinero si lo invirtieran en mejorar las condiciones de vida de la gente. Eso sí enfureció a algunos diputados porteños, como Francisco Nicolás, que respondió diciendo que “Puntarenas cuesta más de siete millones”. ¡Qué manera de evadir el tema, mae! Más fácil gastar lo que no tienen.
No es la primera vez que vemos esto. Recuerdo que la pasada gira a Limón, el 28 de agosto, ni siquiera alcanzaron el quórum mínimo. ¡Parece que muchos diputados prefieren irse de vacaciones que trabajar! Y ahora, dicen que el martes retoman sus funciones en el recinto legislativo… ¿Será que de verdad van a ponerle empeño o seguirán buscando excusas para evitar tomar decisiones difíciles?
Y hablando de decisiones difíciles, la situación en Puntarenas es crítica. La crisis económica golpea duro a las familias, la delincuencia está por todas partes y la falta de oportunidades desespera a la juventud. Mientras tanto, los diputados andan de gira, tomando fotos y dando discursos vacíos. Uno se da cuenta de que la política en Costa Rica a veces es un verdadero brete, un lío enorme.
Al final, ¿son estas giras regionales una forma efectiva de acercarse a la población y entender sus necesidades, o simplemente una oportunidad para que los diputados se luchen y gasteen el dinero público? ¿Creen que deberían priorizar la discusión de proyectos de ley o continuar con estas visitas que, a juicio de muchos, son un desperdicio de recursos? ¿Les gustaría ver un cambio radical en la forma en que funciona el Congreso?
