¡Ay, Dios mío, qué vaina! Aquí andamos viendo cómo la Fiscalía va a tratar de meterle mano a una doctora, Doña Leonora Matamoros Víquez, por unos pecuados que datan de 2017. Resulta que la acusan de haberse "jalado una torta" de 115 ampollas de fentanilo del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología, justo donde ella trabajaba. Cinco pecuados, dicen, ¡imagínate el bronca!
La Fapta, esos muchachos de la Fiscalía que investigan la onda de la corrupción, ya mandaron el caso al juzgado para ver si le dan luz verde a la jueza y la meten a probarse lo que le imputan. Es decir, todavía no hay sentencia, pero bueno, las cosas van caminando. Y ahí está la jugada:
Lo que más está dando que hablar ahora es que, a pesar de todo este lío legal, ¡la CCSS la siguió echando candela en el trabajo! Sí, señores, la doctora Matamoros Víquez volvió a laburar en el mismo hospital donde, al parecer, se "fue al traste" con algunas dosis de fentanilo. ¿Cómo es posible, eh? Uno se queda pensando.
Para los que no estén enterados, el pecuado es un delito que castiga a los funcionarios públicos que se apropian de cosas que les encargaron cuidar. En este caso, si le encuentran la marranada a la doctora, podría enfrentarse a una pena considerable, hasta 75 años de pura bala, si le prueban todos los delitos. ¡Eso sí es que se te va el chunche!
La CCSS, tratando de justificarse, dice que la parte administrativa no tiene nada que ver con lo judicial, y que simplemente siguieron los procedimientos internos. Pero, ¿cómo le explican a la ciudadanía que le permitan a una funcionaria acusada de robar medicamento controlado seguir teniendo acceso a estos fármacos? Parece que alguien anda cometiendo alguna “vara” ahí arriba, ¿eh?
Y ojo, que este no es el único caso que está dando vueltas. Fuentes cercanas a la DEA y al OIJ nos comentaron que organizaciones criminales andarían utilizando esas dosis de fentanilo que se roban de los hospitales para fabricar drogas sintéticas. ¡Qué peligroso! Esto significa que el problema es más grande de lo que parece, y que necesitamos ponerle un freno urgente.
Ahora bien, recordemos que hace poco salió a relucir una auditoría en el Hospital México, con inconsistencias terribles en el registro de medicamentos, incluyendo el fentanilo. Un oficio alertó sobre cargas dobles y triples en el sistema, pero al parecer nadie le prestó atención hasta que la cosa llegó a mayores. ¡Qué desidia! ¿Será que alguien estaba haciendo negocios turbios?
En fin, este caso nos deja muchas preguntas en el aire. ¿Cómo puede ser que la CCSS reinstale a una funcionaria acusada de robar fentanilo? ¿Estamos ante un caso aislado o forma parte de un esquema mayor? Y lo más importante: ¿Qué medidas se van a tomar para garantizar la seguridad de los medicamentos y evitar que esto vuelva a suceder? Compas, díganme ustedes: ¿Les parece normal que una persona acusada de un delito tan grave siga trabajando en un lugar donde tiene acceso a sustancias peligrosas?
La Fapta, esos muchachos de la Fiscalía que investigan la onda de la corrupción, ya mandaron el caso al juzgado para ver si le dan luz verde a la jueza y la meten a probarse lo que le imputan. Es decir, todavía no hay sentencia, pero bueno, las cosas van caminando. Y ahí está la jugada:
Lo que más está dando que hablar ahora es que, a pesar de todo este lío legal, ¡la CCSS la siguió echando candela en el trabajo! Sí, señores, la doctora Matamoros Víquez volvió a laburar en el mismo hospital donde, al parecer, se "fue al traste" con algunas dosis de fentanilo. ¿Cómo es posible, eh? Uno se queda pensando.
Para los que no estén enterados, el pecuado es un delito que castiga a los funcionarios públicos que se apropian de cosas que les encargaron cuidar. En este caso, si le encuentran la marranada a la doctora, podría enfrentarse a una pena considerable, hasta 75 años de pura bala, si le prueban todos los delitos. ¡Eso sí es que se te va el chunche!
La CCSS, tratando de justificarse, dice que la parte administrativa no tiene nada que ver con lo judicial, y que simplemente siguieron los procedimientos internos. Pero, ¿cómo le explican a la ciudadanía que le permitan a una funcionaria acusada de robar medicamento controlado seguir teniendo acceso a estos fármacos? Parece que alguien anda cometiendo alguna “vara” ahí arriba, ¿eh?
Y ojo, que este no es el único caso que está dando vueltas. Fuentes cercanas a la DEA y al OIJ nos comentaron que organizaciones criminales andarían utilizando esas dosis de fentanilo que se roban de los hospitales para fabricar drogas sintéticas. ¡Qué peligroso! Esto significa que el problema es más grande de lo que parece, y que necesitamos ponerle un freno urgente.
Ahora bien, recordemos que hace poco salió a relucir una auditoría en el Hospital México, con inconsistencias terribles en el registro de medicamentos, incluyendo el fentanilo. Un oficio alertó sobre cargas dobles y triples en el sistema, pero al parecer nadie le prestó atención hasta que la cosa llegó a mayores. ¡Qué desidia! ¿Será que alguien estaba haciendo negocios turbios?
En fin, este caso nos deja muchas preguntas en el aire. ¿Cómo puede ser que la CCSS reinstale a una funcionaria acusada de robar fentanilo? ¿Estamos ante un caso aislado o forma parte de un esquema mayor? Y lo más importante: ¿Qué medidas se van a tomar para garantizar la seguridad de los medicamentos y evitar que esto vuelva a suceder? Compas, díganme ustedes: ¿Les parece normal que una persona acusada de un delito tan grave siga trabajando en un lugar donde tiene acceso a sustancias peligrosas?