¡Ay, Dios mío! Parece que nos estamos ahogando en plástico… pero no en botellas, sino en tarjetas de crédito. Según el reporte semestral del Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), ya tenemos más de tres millones de tarjetas de crédito circulando en este país. ¡Eso sí que es un brete!
Para ponerlo en perspectiva, resulta que entre diciembre y junio de este año, la cantidad de opciones para endeudarnos saltó de 439 a ¡476! Tipos diferentes de tarjetas. Sí, has leído bien. Ahora tienes más opciones que sabores de raspao en la feria. Un verdadero panorama para cualquiera que quiera acumular deuda, diay.
Gianina Córdoba, la directora de Análisis Económico del MEIC, soltó la bomba: hay 37 nuevas tarjetas en circulación, además de los 3.010.639 documentos plásticos que ya andaban dando vueltas. Seamos honestos, con tanta opción, uno se pone a mirar y termina queriendo todas, aunque sepamos que no necesita ni la mitad. La tentación es grande, compa.
Pero ojo, que no todo es risa y chuleta. Aunque las tarjetas de crédito sean cómodas y nos permitan comprar cosas que quizás no podríamos pagar al instante, también tienen sus trampas. Las comisiones, las anualidades, esos cargos escondidos... ¡Pueden salir más caras que un viaje a Europa!
Además, hay que recordar que no somos los únicos medios de pago disponibles. Tenemos el Sinpe, esas billeteras electrónicas que facilitan la vida, transferencias bancarias, códigos QR… Cosas que te permiten mover plata sin tener que andar sacando el gafete. Pero bueno, siempre hay quien busca estatus en tener la tarjeta de oro, aunque esté hasta el cuello en deudas. ¡Qué carga!
Lo importante es ser conscientes de nuestras capacidades de pago. No caigamos en la trampa de gastar más de lo que ganamos. El banco no va a venir a rescatarte si te vas al traste por querer impresionar a los vecinos con unas zapatillas costosas. La responsabilidad es nuestra, máes. Planificar, controlar los gastos, y si es posible, dejar los gustitos para ocasiones especiales.
Y hablando de eso, revisen bien los contratos antes de firmar cualquier cosa. Presten atención a los montos por comisión, a los intereses, a las condiciones. Algunos bancos están operando al límite máximo permitido, tratando de sacarles el jugo al bolsillo a sus clientes. Así que, ¡ojo abierto!
Con tantas opciones de tarjetas, aplicaciones y métodos de pago, ¿cree usted que estamos perdiendo el control de nuestras finanzas personales, o estas nuevas tecnologías nos ayudan a administrar mejor nuestro dinero? ¿Cuál es su estrategia para evitar meterse en deudas innecesarias?
Para ponerlo en perspectiva, resulta que entre diciembre y junio de este año, la cantidad de opciones para endeudarnos saltó de 439 a ¡476! Tipos diferentes de tarjetas. Sí, has leído bien. Ahora tienes más opciones que sabores de raspao en la feria. Un verdadero panorama para cualquiera que quiera acumular deuda, diay.
Gianina Córdoba, la directora de Análisis Económico del MEIC, soltó la bomba: hay 37 nuevas tarjetas en circulación, además de los 3.010.639 documentos plásticos que ya andaban dando vueltas. Seamos honestos, con tanta opción, uno se pone a mirar y termina queriendo todas, aunque sepamos que no necesita ni la mitad. La tentación es grande, compa.
Pero ojo, que no todo es risa y chuleta. Aunque las tarjetas de crédito sean cómodas y nos permitan comprar cosas que quizás no podríamos pagar al instante, también tienen sus trampas. Las comisiones, las anualidades, esos cargos escondidos... ¡Pueden salir más caras que un viaje a Europa!
Además, hay que recordar que no somos los únicos medios de pago disponibles. Tenemos el Sinpe, esas billeteras electrónicas que facilitan la vida, transferencias bancarias, códigos QR… Cosas que te permiten mover plata sin tener que andar sacando el gafete. Pero bueno, siempre hay quien busca estatus en tener la tarjeta de oro, aunque esté hasta el cuello en deudas. ¡Qué carga!
Lo importante es ser conscientes de nuestras capacidades de pago. No caigamos en la trampa de gastar más de lo que ganamos. El banco no va a venir a rescatarte si te vas al traste por querer impresionar a los vecinos con unas zapatillas costosas. La responsabilidad es nuestra, máes. Planificar, controlar los gastos, y si es posible, dejar los gustitos para ocasiones especiales.
Y hablando de eso, revisen bien los contratos antes de firmar cualquier cosa. Presten atención a los montos por comisión, a los intereses, a las condiciones. Algunos bancos están operando al límite máximo permitido, tratando de sacarles el jugo al bolsillo a sus clientes. Así que, ¡ojo abierto!
Con tantas opciones de tarjetas, aplicaciones y métodos de pago, ¿cree usted que estamos perdiendo el control de nuestras finanzas personales, o estas nuevas tecnologías nos ayudan a administrar mejor nuestro dinero? ¿Cuál es su estrategia para evitar meterse en deudas innecesarias?