¡Ay, Dios mío! Qué vara más rara se armó allá en Estados Unidos. Resulta que los demócratas están preparando un proyecto de ley pa' defender la libertad de expresión, como si fuera cosa fácil. Después del chapuzón que dieron con el caso de Charlie Kirk, parece que andan buscando cómo apagar el fuego político, pero bueno, siempre hay humo en esos asuntos.
La jugada viene de que Donald Trump y su pandilla andaban usando el asesinato de Kirk para darle unos golpes bajos a la oposición. Según dicen, hasta suspendieron a Jimmy Kimmel, un comediante que anda criticando a Trump, porque supuestamente estaba explotando la tragedia para sacar raja política. ¡Qué desenfreno, mae!
Y ahí entra el proyecto de ley, que promete “proteger” a los que sufren ataques políticos. Dicen que van a ponerle unas consecuencias bien fuertes a los funcionarios que se metan con la libertad de expresión, pero todavía no dan muchos detalles. Suena a que quieren meterles mano a los que abusan del poder, pero ya sabemos cómo terminan estas cosas... a veces son puras promesas y al final no pasa nada.
Otro detalle que está causando ruido es que el senador Alex Padilla sacó a relucir unas criticas de Trump a un periodista que se atrevió a preguntar por su familia, y unas demandas que ha puesto contra el New York Times y el Wall Street Journal, porque no le gustaron algunos artículos. Parece que el señor Trump no tolera que lo cuestionen, ¡qué pelao! Más encima, la ministra de Justicia Pam Bondi haciendo distinciones entre “libertad de expresión” y “discurso de odio”, generando más polémica.
Por supuesto, los conservadores no se quedaron callados. Están diciendo que durante la época del expresidente Obama también hubo cacería de brujas online, recordando el famoso caso del New York Post y la información sobre el hijo de Joe Biden. Facebook y Twitter bloquearon la difusión de ese artículo argumentando que era desinformación rusa. ¡Uy, qué rifa! Parece que todos tienen algo que decir cuando les conviene, diay.
Lo que me da lata es que esto nos haga olvidar nuestros propios problemas aquí en Costa Rica. Claro, es interesante ver cómo se pelean los gringos, pero mientras tanto, nosotros seguimos batallando con temas mucho más urgentes: la seguridad, la salud pública, el aumento de precios... Cosas que realmente nos afectan a diario. A veces pienso que nos dejamos llevar por las ondas gringas y olvidamos mirar nuestro propio ombligo.
Hablando de eso, a mí me preocupa la polarización política que estamos viviendo aquí también. Cada vez es más difícil tener una conversación civilizada, porque la gente está encerrada en sus propias burbujas ideológicas. Las redes sociales no ayudan precisamente, porque amplifican las voces extremas y dificultan encontrar puntos en común. Creo que necesitamos urgentemente aprender a escuchar al otro, aunque no estemos de acuerdo.
En fin, este revuelo en Estados Unidos nos invita a reflexionar sobre la importancia de la libertad de expresión y los peligros de la intolerancia. Pero también nos recuerda que tenemos nuestras propias luchas por delante, y que no podemos permitirnos distraernos con los problemas ajenos. Ahora dime, ¿crees que estos debates sobre la libertad de expresión en Estados Unidos tendrán algún impacto real en cómo protegemos este derecho fundamental aquí en Costa Rica?
La jugada viene de que Donald Trump y su pandilla andaban usando el asesinato de Kirk para darle unos golpes bajos a la oposición. Según dicen, hasta suspendieron a Jimmy Kimmel, un comediante que anda criticando a Trump, porque supuestamente estaba explotando la tragedia para sacar raja política. ¡Qué desenfreno, mae!
Y ahí entra el proyecto de ley, que promete “proteger” a los que sufren ataques políticos. Dicen que van a ponerle unas consecuencias bien fuertes a los funcionarios que se metan con la libertad de expresión, pero todavía no dan muchos detalles. Suena a que quieren meterles mano a los que abusan del poder, pero ya sabemos cómo terminan estas cosas... a veces son puras promesas y al final no pasa nada.
Otro detalle que está causando ruido es que el senador Alex Padilla sacó a relucir unas criticas de Trump a un periodista que se atrevió a preguntar por su familia, y unas demandas que ha puesto contra el New York Times y el Wall Street Journal, porque no le gustaron algunos artículos. Parece que el señor Trump no tolera que lo cuestionen, ¡qué pelao! Más encima, la ministra de Justicia Pam Bondi haciendo distinciones entre “libertad de expresión” y “discurso de odio”, generando más polémica.
Por supuesto, los conservadores no se quedaron callados. Están diciendo que durante la época del expresidente Obama también hubo cacería de brujas online, recordando el famoso caso del New York Post y la información sobre el hijo de Joe Biden. Facebook y Twitter bloquearon la difusión de ese artículo argumentando que era desinformación rusa. ¡Uy, qué rifa! Parece que todos tienen algo que decir cuando les conviene, diay.
Lo que me da lata es que esto nos haga olvidar nuestros propios problemas aquí en Costa Rica. Claro, es interesante ver cómo se pelean los gringos, pero mientras tanto, nosotros seguimos batallando con temas mucho más urgentes: la seguridad, la salud pública, el aumento de precios... Cosas que realmente nos afectan a diario. A veces pienso que nos dejamos llevar por las ondas gringas y olvidamos mirar nuestro propio ombligo.
Hablando de eso, a mí me preocupa la polarización política que estamos viviendo aquí también. Cada vez es más difícil tener una conversación civilizada, porque la gente está encerrada en sus propias burbujas ideológicas. Las redes sociales no ayudan precisamente, porque amplifican las voces extremas y dificultan encontrar puntos en común. Creo que necesitamos urgentemente aprender a escuchar al otro, aunque no estemos de acuerdo.
En fin, este revuelo en Estados Unidos nos invita a reflexionar sobre la importancia de la libertad de expresión y los peligros de la intolerancia. Pero también nos recuerda que tenemos nuestras propias luchas por delante, y que no podemos permitirnos distraernos con los problemas ajenos. Ahora dime, ¿crees que estos debates sobre la libertad de expresión en Estados Unidos tendrán algún impacto real en cómo protegemos este derecho fundamental aquí en Costa Rica?
