¡Ay, Dios mío! Esto sí que es novela. Resulta que un simple pago de más de millón y medio de colones en una pulpería de Zapote terminó destapando toda una red de timadores cibernéticos liderada por unos orientales. ¡Qué carga! Parecía sacado de una teleserie, pero es pura realidad tica.
La trama se desarrolló gracias a que los sistemas de fraude de varios bancos empezaron a detectar movimientos raros en billeteras electrónicas durante el mes de julio pasado. Al parecer, estos tipos estaban robando información de tarjetas de crédito utilizando el clásico truco del *phishing* – esos correos sospechosos que te piden que ingreses tus datos personales. Totalmente salado para las víctimas, ¿verdad?
Según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), los estafadores creaban páginas web falsas haciéndose pasar por funcionarios de bancos, Correos de Costa Rica e incluso Kolbi. Les enviaban enlaces a las personas ofreciendo ayuda con trámites, y así lograban robarles los números de sus tarjetas, fechas de vencimiento, códigos de seguridad y tokens. ¡Qué barbaridad! Era como si estuvieran jugando a disfrazarse para engañar a la gente.
Una vez que tenían la información, los pillaron creando tarjetas virtuales dentro de billeteras digitales en teléfonos y relojes inteligentes. Ahí acumulaban los datos robados y, después de esperar meses, hacían compras a lo grande. Piensen en esto: ¡unos cinco o seis meses esperando para gastarle a alguien! Qué paciencia, aunque para hacer cosas malas, claro.
Lo que realmente puso a volar alarmas fue una compra particularmente llamativa en Zapote, donde dos de los involucrados gastaron una suma considerable en licor. Ese fue el detalle que encendió todas las luces rojas para el OIJ y los llevó a iniciar una serie de allanamientos en Heredia, Palmares de Alajuela y hasta una tienda de celulares en San José. ¡Eso sí que es ojo avizor!
Durante los operativos, detuvieron a los sospechosos y encontraron un montón de evidencia comprometedora, incluyendo iPhones que revendían en la tienda de celulares del centro. Además, se incautaron electrodomésticos, licores y hasta una casa prefabricada, producto de sus fechorías. Según el director del OIJ, Randall Zúñiga, la banda obtuvo aproximadamente 60 millones de colones en beneficio económico. ¡Una vara bien gorda de plata robada!
Se estima que afectaron a unas 30 personas, quienes recibieron esos correos fraudulentos entre octubre del 2024 y septiembre del 2025. El OIJ continúa investigando para determinar si hay más víctimas y rastrear hasta dónde llegó el alcance de esta operación. Dicen que todavía tienen que revisar toda la información de los aparatos electrónicos que les confiscaron, asi que seguramente habrá más sorpresas. De verdad, ¡esto se puso chungo!
Ahora me pregunto, ¿creen que deberíamos exigir mayores controles y regulaciones para las billeteras electrónicas y los métodos de autenticación online? ¿O creen que la responsabilidad recae principalmente en la educación y concientización de los usuarios para evitar caer en trampas de *phishing*? ¡Den su opinión en el foro, máes!
La trama se desarrolló gracias a que los sistemas de fraude de varios bancos empezaron a detectar movimientos raros en billeteras electrónicas durante el mes de julio pasado. Al parecer, estos tipos estaban robando información de tarjetas de crédito utilizando el clásico truco del *phishing* – esos correos sospechosos que te piden que ingreses tus datos personales. Totalmente salado para las víctimas, ¿verdad?
Según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), los estafadores creaban páginas web falsas haciéndose pasar por funcionarios de bancos, Correos de Costa Rica e incluso Kolbi. Les enviaban enlaces a las personas ofreciendo ayuda con trámites, y así lograban robarles los números de sus tarjetas, fechas de vencimiento, códigos de seguridad y tokens. ¡Qué barbaridad! Era como si estuvieran jugando a disfrazarse para engañar a la gente.
Una vez que tenían la información, los pillaron creando tarjetas virtuales dentro de billeteras digitales en teléfonos y relojes inteligentes. Ahí acumulaban los datos robados y, después de esperar meses, hacían compras a lo grande. Piensen en esto: ¡unos cinco o seis meses esperando para gastarle a alguien! Qué paciencia, aunque para hacer cosas malas, claro.
Lo que realmente puso a volar alarmas fue una compra particularmente llamativa en Zapote, donde dos de los involucrados gastaron una suma considerable en licor. Ese fue el detalle que encendió todas las luces rojas para el OIJ y los llevó a iniciar una serie de allanamientos en Heredia, Palmares de Alajuela y hasta una tienda de celulares en San José. ¡Eso sí que es ojo avizor!
Durante los operativos, detuvieron a los sospechosos y encontraron un montón de evidencia comprometedora, incluyendo iPhones que revendían en la tienda de celulares del centro. Además, se incautaron electrodomésticos, licores y hasta una casa prefabricada, producto de sus fechorías. Según el director del OIJ, Randall Zúñiga, la banda obtuvo aproximadamente 60 millones de colones en beneficio económico. ¡Una vara bien gorda de plata robada!
Se estima que afectaron a unas 30 personas, quienes recibieron esos correos fraudulentos entre octubre del 2024 y septiembre del 2025. El OIJ continúa investigando para determinar si hay más víctimas y rastrear hasta dónde llegó el alcance de esta operación. Dicen que todavía tienen que revisar toda la información de los aparatos electrónicos que les confiscaron, asi que seguramente habrá más sorpresas. De verdad, ¡esto se puso chungo!
Ahora me pregunto, ¿creen que deberíamos exigir mayores controles y regulaciones para las billeteras electrónicas y los métodos de autenticación online? ¿O creen que la responsabilidad recae principalmente en la educación y concientización de los usuarios para evitar caer en trampas de *phishing*? ¡Den su opinión en el foro, máes!