Diay, maes, ya se siente en el aire, ¿verdad? Ese olorcito a setiembre, a patria, a los güilas de la escuela ensayando la misma canción de siempre con la flauta dulce. Es esa época del año en que uno se siente extra orgulloso de este pedacito de tierra. Y con eso, ¡obvio!, se viene el corre-corre del recorrido de la Antorcha de la Independencia. Una de las varas más chivas que tenemos, si me preguntan a mí. Ver a miles de estudiantes pasándose esa llama de libertad por 378 kilómetros, desde Peñas Blancas hasta la vieja metrópoli en Cartago, es algo que de verdad le pone a uno la piel de gallina. Es un fiestón nacional que nos une y nos recuerda de dónde venimos.
Pero bueno, todo muy tuanis, todo muy lindo, hasta que la cosa se sale de control. Seamos honestos: donde hay más de 22,000 personas, sobre todo un montón de chiquillos emocionados, el potencial para que todo se convierta en un despiche es altísimo. Por eso la Cruz Roja, que siempre anda en todas, ya salió a dar línea. Y no es por aguar la fiesta, para nada. Es más bien para que la celebración sea eso, una celebración, y no termine en una noticia de sucesos. Porque nada peor que un recuerdo bonito de fiestas patrias arruinado por un descuido. Así que antes de que se mande a la calle con la familia, póngale atención a esto para que la vara salga a cachete.
Primero, lo básico que hasta parece un chiste tener que repetirlo, pero siempre hay alguien que se lo brinca: el sol y la sed. Mae, el sol de mediodía en cualquier parte de este país no anda con juegos, y menos si usted está en media calle esperando que pase la antorcha. No se me haga el valiente. Póngase bloqueador como si no hubiera un mañana y ande una botellita con agua. Deshidratarse o terminar como un camarón no es nada patriótico. Y hablando de fuegos, vamos al tema de los faroles. Yo sé, la candelita adentro del farol hecho con una caja de leche es la estampa clásica, el recuerdo de nuestra infancia. Pero una candela, más el pelo de la chiquita de adelante, más el viento... diay, es la receta perfecta para jalarse una torta monumental. Mejor ahórrese el susto y use una de esas lucecitas LED que venden en cualquier lado. El farol se va a ver igual de chiva y nos evitamos una emergencia.
El Ministerio de Educación también se puso las pilas y ya tiró el lema de este año: "Libertad, cultura y bienestar: uniendo pasado, presente y futuro". Suena bastante oficial, ¿verdad? Pero en el fondo, la idea es esa. Se trata de conectar con nuestra historia sin dejar de cuidarnos en el presente. Además de las recomendaciones de la Cruz Roja, el MEP confirmó que la seguridad va a estar reforzada. Habrá más operativos en carretera y presencia policial en los eventos, lo cual es de agradecer para mantener el orden. Y para los que por A o por B no pueden ir al brete, o simplemente prefieren la comodidad del sillón, habilitaron un sitio web (antorcha.mep.go.cr) para seguir todo el recorrido de forma virtual. ¡Qué nivel! Así nadie se queda por fuera del fiestón.
Al final del día, la Antorcha es más que una simple carrera. Es un símbolo, un chunche que nos recuerda que la libertad no llegó en una caja de Amazon, sino que fue un proceso largo y que nos toca a nosotros mantener viva esa llama. Cuidarnos mientras celebramos es parte de esa responsabilidad. Es demostrar que somos una comunidad que sabe festejar con alegría pero también con cabeza. Así que aliste el gallo pinto, hidrátese bien, cuide a los güilas y salga a disfrutar de una de las tradiciones más bonitas que tenemos. Celebremos con todo, pero de forma segura, para que el único fuego que brille sea el de la Antorcha y no el de una emergencia.
Y ahora les pregunto a ustedes, foreros: ¿Cuál es el recuerdo más tuanis o el más vacilón que tienen de un desfile de faroles o viendo pasar la Antorcha? ¡Cuenten sus historias!
Pero bueno, todo muy tuanis, todo muy lindo, hasta que la cosa se sale de control. Seamos honestos: donde hay más de 22,000 personas, sobre todo un montón de chiquillos emocionados, el potencial para que todo se convierta en un despiche es altísimo. Por eso la Cruz Roja, que siempre anda en todas, ya salió a dar línea. Y no es por aguar la fiesta, para nada. Es más bien para que la celebración sea eso, una celebración, y no termine en una noticia de sucesos. Porque nada peor que un recuerdo bonito de fiestas patrias arruinado por un descuido. Así que antes de que se mande a la calle con la familia, póngale atención a esto para que la vara salga a cachete.
Primero, lo básico que hasta parece un chiste tener que repetirlo, pero siempre hay alguien que se lo brinca: el sol y la sed. Mae, el sol de mediodía en cualquier parte de este país no anda con juegos, y menos si usted está en media calle esperando que pase la antorcha. No se me haga el valiente. Póngase bloqueador como si no hubiera un mañana y ande una botellita con agua. Deshidratarse o terminar como un camarón no es nada patriótico. Y hablando de fuegos, vamos al tema de los faroles. Yo sé, la candelita adentro del farol hecho con una caja de leche es la estampa clásica, el recuerdo de nuestra infancia. Pero una candela, más el pelo de la chiquita de adelante, más el viento... diay, es la receta perfecta para jalarse una torta monumental. Mejor ahórrese el susto y use una de esas lucecitas LED que venden en cualquier lado. El farol se va a ver igual de chiva y nos evitamos una emergencia.
El Ministerio de Educación también se puso las pilas y ya tiró el lema de este año: "Libertad, cultura y bienestar: uniendo pasado, presente y futuro". Suena bastante oficial, ¿verdad? Pero en el fondo, la idea es esa. Se trata de conectar con nuestra historia sin dejar de cuidarnos en el presente. Además de las recomendaciones de la Cruz Roja, el MEP confirmó que la seguridad va a estar reforzada. Habrá más operativos en carretera y presencia policial en los eventos, lo cual es de agradecer para mantener el orden. Y para los que por A o por B no pueden ir al brete, o simplemente prefieren la comodidad del sillón, habilitaron un sitio web (antorcha.mep.go.cr) para seguir todo el recorrido de forma virtual. ¡Qué nivel! Así nadie se queda por fuera del fiestón.
Al final del día, la Antorcha es más que una simple carrera. Es un símbolo, un chunche que nos recuerda que la libertad no llegó en una caja de Amazon, sino que fue un proceso largo y que nos toca a nosotros mantener viva esa llama. Cuidarnos mientras celebramos es parte de esa responsabilidad. Es demostrar que somos una comunidad que sabe festejar con alegría pero también con cabeza. Así que aliste el gallo pinto, hidrátese bien, cuide a los güilas y salga a disfrutar de una de las tradiciones más bonitas que tenemos. Celebremos con todo, pero de forma segura, para que el único fuego que brille sea el de la Antorcha y no el de una emergencia.
Y ahora les pregunto a ustedes, foreros: ¿Cuál es el recuerdo más tuanis o el más vacilón que tienen de un desfile de faroles o viendo pasar la Antorcha? ¡Cuenten sus historias!