RECOMENDACIONES GENERALES PARA ELLOS Y ELLAS
La sexualidad es sencillamente fantástica, y las hormonas representan el verdadero director de orquesta que zambulle al individuo en mil y una actividad sexual, sin embargo hay que recordar que por ninguna razón se debe mantener un practica sexual sea oral, anal o vaginal con personas que presenten llagas, brotes, irritaciones en la región anal o genital.
El mal olor genital, o la presencia de secreciones amarillentas, verduscas o purulentas son motivo suficiente para abstenerse del acto sexual.
Los brotes, irritaciones en los labios o la cavidad oral, también deben ser vistos con cautela porque en ciertas ocasiones pueden provocar lesiones en los órganos sexuales.
El semen siempre tiene que oler a cloro, ese es su olor natural, además su color es blanco nacarado y su textura es parcialmente coagulada, características que hablan de su integridad.
La presencia de un semen amarillo, verduzco, con sangre o pus, o con mal olor deben alertar sobre la presencia de una infección severa que puede dañar de severamente a ambos miembros de la pareja.
En una mujer sana el flujo vaginal es blanco, transparente o amarillo claro, no se acompaña de mal olor ni genera ardor, picazón o irritación. La presencia de flujos fétidos, de color verde, amarillo o grisáceo es indicativa de procesos infecciosos que amenazan la salud de ambos amantes.
Todas estas acotaciones son de capital importancia porque a nivel popular existe la creencia errónea que es normal que los genitales huelan mal, se menciona con insistencia que el olor a pescado es característico de los genitales.
Hay otros signos que deben alertar a las parejas, así, cuando el acto sexual genera molestias como ardor, picazón, brotes, o irritación, es altamente sugestivo que uno o ambos miembros de la pareja cursa con una infección.
El amante inexperto, suele creer que estas irritaciones son producto de una alergia al preservativo, a la sangre menstrual o al semen, entidades aunque posibles son realmente poco frecuentes.
Las delicias del sexo, no deben ser razón para asumir riesgos, sobre todo, en estos tiempos donde las enfermedades de trasmisión sexual como el Sida son una verdadera amenaza.
La sexualidad es sencillamente fantástica, y las hormonas representan el verdadero director de orquesta que zambulle al individuo en mil y una actividad sexual, sin embargo hay que recordar que por ninguna razón se debe mantener un practica sexual sea oral, anal o vaginal con personas que presenten llagas, brotes, irritaciones en la región anal o genital.
El mal olor genital, o la presencia de secreciones amarillentas, verduscas o purulentas son motivo suficiente para abstenerse del acto sexual.
Los brotes, irritaciones en los labios o la cavidad oral, también deben ser vistos con cautela porque en ciertas ocasiones pueden provocar lesiones en los órganos sexuales.
El semen siempre tiene que oler a cloro, ese es su olor natural, además su color es blanco nacarado y su textura es parcialmente coagulada, características que hablan de su integridad.
La presencia de un semen amarillo, verduzco, con sangre o pus, o con mal olor deben alertar sobre la presencia de una infección severa que puede dañar de severamente a ambos miembros de la pareja.
En una mujer sana el flujo vaginal es blanco, transparente o amarillo claro, no se acompaña de mal olor ni genera ardor, picazón o irritación. La presencia de flujos fétidos, de color verde, amarillo o grisáceo es indicativa de procesos infecciosos que amenazan la salud de ambos amantes.
Todas estas acotaciones son de capital importancia porque a nivel popular existe la creencia errónea que es normal que los genitales huelan mal, se menciona con insistencia que el olor a pescado es característico de los genitales.
Hay otros signos que deben alertar a las parejas, así, cuando el acto sexual genera molestias como ardor, picazón, brotes, o irritación, es altamente sugestivo que uno o ambos miembros de la pareja cursa con una infección.
El amante inexperto, suele creer que estas irritaciones son producto de una alergia al preservativo, a la sangre menstrual o al semen, entidades aunque posibles son realmente poco frecuentes.
Las delicias del sexo, no deben ser razón para asumir riesgos, sobre todo, en estos tiempos donde las enfermedades de trasmisión sexual como el Sida son una verdadera amenaza.