Maes, no sé si ya vieron la noticia, pero amanecer con estas varas es durísimo. Otra vez la Ruta 27, y otra vez una historia que termina de la peor forma. Este sábado por la madrugada un oficial de policía, un mae de apenas 35 años de apellido Blandón, falleció en un accidente espantoso por Turrúcares. Diay, uno lee esto y de verdad que se le arruga el corazón. Un oficial, alguien que se dedica a cuidarnos, termina perdiendo la vida así, en un segundo. ¡Qué sal!, de verdad.
El reporte del OIJ es para sentarse a pensar. Aparentemente, la vara fue un despiche total. Blandón iba en su moto particular —no se sabe si iba o venía del brete, o si simplemente andaba en su día libre— cuando, por razones que todavía se investigan, colisionó primero contra un carro. Imagínense el caos. Un golpe así te descontrola por completo, y con la mala fortuna de que después del primer impacto, fue a dar contra un tráiler. Una moto contra un carro y un tráiler... las posibilidades de salir bien de algo así son casi nulas. En un parpadeo, la vida de este mae se fue al traste.
Y aquí es donde uno se pone a pensar en la Ruta 27. ¿Cuántas historias más como esta necesitamos para entender que esa carretera es una trampa mortal? Especialmente para los que andan en moto. Es una combinación fatal: altas velocidades, gente que maneja como si estuviera en un videojuego, y la diferencia abismal de tamaño entre un chunche como una moto y los tráileres que la transitan a toda hora. No es la primera ni será la última vez que esa ruta se viste de luto. Por más que uno maneje con cuidado, la imprudencia de otro o un simple descuido te pueden costar todo.
Lo que más impacta es el lado humano. No era solo "un policía". Era un mae de 35 años. Blandón. Seguramente tenía familia, compas, sueños, planes para el fin de semana. Alguien lo estaba esperando en casa. Y ahora, su familia tiene que enfrentar un dolor que nadie debería vivir, todo mientras las autoridades intentan armar el rompecabezas de qué fue exactamente lo que pasó. La carretera estuvo cerrada por horas, como siempre pasa, mientras se hacía el levantamiento. Una escena que, lamentablemente, se ha vuelto demasiado común en nuestras calles.
Más allá de lamentar la noticia, que por supuesto es lo principal, creo que esto debería ser un llamado de atención para todos los que andamos en la calle. La vida pende de un hilo y a veces se nos olvida. Un pésame para la familia del oficial y para el Ministerio de Seguridad Pública. Pero ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿qué creen que es el verdadero despiche con la Ruta 27 y la seguridad vial en general? ¿Es falta de educación de los choferes, es el diseño de la carretera, o es que simplemente manejar en este país ya es jugársela todos los días?
El reporte del OIJ es para sentarse a pensar. Aparentemente, la vara fue un despiche total. Blandón iba en su moto particular —no se sabe si iba o venía del brete, o si simplemente andaba en su día libre— cuando, por razones que todavía se investigan, colisionó primero contra un carro. Imagínense el caos. Un golpe así te descontrola por completo, y con la mala fortuna de que después del primer impacto, fue a dar contra un tráiler. Una moto contra un carro y un tráiler... las posibilidades de salir bien de algo así son casi nulas. En un parpadeo, la vida de este mae se fue al traste.
Y aquí es donde uno se pone a pensar en la Ruta 27. ¿Cuántas historias más como esta necesitamos para entender que esa carretera es una trampa mortal? Especialmente para los que andan en moto. Es una combinación fatal: altas velocidades, gente que maneja como si estuviera en un videojuego, y la diferencia abismal de tamaño entre un chunche como una moto y los tráileres que la transitan a toda hora. No es la primera ni será la última vez que esa ruta se viste de luto. Por más que uno maneje con cuidado, la imprudencia de otro o un simple descuido te pueden costar todo.
Lo que más impacta es el lado humano. No era solo "un policía". Era un mae de 35 años. Blandón. Seguramente tenía familia, compas, sueños, planes para el fin de semana. Alguien lo estaba esperando en casa. Y ahora, su familia tiene que enfrentar un dolor que nadie debería vivir, todo mientras las autoridades intentan armar el rompecabezas de qué fue exactamente lo que pasó. La carretera estuvo cerrada por horas, como siempre pasa, mientras se hacía el levantamiento. Una escena que, lamentablemente, se ha vuelto demasiado común en nuestras calles.
Más allá de lamentar la noticia, que por supuesto es lo principal, creo que esto debería ser un llamado de atención para todos los que andamos en la calle. La vida pende de un hilo y a veces se nos olvida. Un pésame para la familia del oficial y para el Ministerio de Seguridad Pública. Pero ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿qué creen que es el verdadero despiche con la Ruta 27 y la seguridad vial en general? ¿Es falta de educación de los choferes, es el diseño de la carretera, o es que simplemente manejar en este país ya es jugársela todos los días?
