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Wilas
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La pequeña recepcionista

Se que imaginar un relato sin imágenes es bastante complicado por lo que le busque las imágenes más parecidas a las damas de la historia, obvio no expondré a ninguna por lo que busque las que más se apagaran al relato.
La primera es parecida a Gabriela (actriz porno milf llamada Sara Jay)
La segunda la más parecida a Adriana (Real: sabrá Dios quien es)
 

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Parte 12

Dice un viejo refrán que cae más rápido un mentiroso que un cojo, en este caso, un infiel.

El lunes por la mañana había quedado con Gabriela en que ella se llevaria el carro para hacer unas compras de su oficina y de sus compañeras en el supermercado del "precio inteligente" por lo que debía alistarme un poco más temprano para que ella me dejara en el trabajo, como todas las mañanas el rapidin mañanero no faltó, ella se bañó primero y mientras alistaba los desayunos yo me bañaba. Gabriela vestía una falda azul rey un par de dedos por arriba de su rodilla y una blusa corte ejecutivo blanca con delgadas líneas verticales color azul, sus piernas completamente lisas terminaban en un par de zapatos negros de tacón mediano, su perfume con dulce olor invitaba a comerla una vez mas antes de irnos, por mi parte más informal con un jeans azul y una camiseta beige con el logo de la empresa bordado.
- Vamos amor, que se hace tarde.
- voy voy, dame un toque. *dijo mientras arreglaba el escote de su camisa y sus aretes.
Encendí el vehículo para que fuera calentando y mientras esperaba a mi esposa logré divisar una pequeña marca de zapato en el dash del vehículo, para no arriesgarme a que pudiera originar sospechas la borré con los trapos del carro, en fin, si era de mi esposa o de Adriana, eso no importaba.
Ese día en particular no había muchos embotellamientos por lo que llegué con buen tiempo al trabajo, mi esposa estacionó el vehículo frente al portón principal de la empresa y justo en la caseta del oficial de seguridad estaba Adri, hablaba con el oficial, don Jacinto, un nicaragüense de aproximadamente 55 años, una excelente persona y un testigo ocular de los acercamientos sospechosos entre Adri y yo. Le di un beso de despedida a mi esposa y ella lo alargó más y lo acompañó con un "te amo" me bajé del carro mientras don Jacinto y Adri veían hacia nuestras dirección, hubo un cruce de miradas entre Gabriela y Adriana, reconocía esa mirada de mi esposa, tenia años conviviendo con ella, esa mirada calma pero penetrante le decía a Adriana, - ese es mi hombre, no te le acerques. Adri quiso recibirme con un beso en la mejilla, yo extendi mi mano y la saludé igual a don Jacinto que con su cordialidad rompió el momento de tensión que se vivía en ese momento, Gabiela dio la vuelta y se marchó, eso si, muy despacio.
Adri entendió que no era conveniente levantar sospechas, al menos en mi interés, por ese momento, así que camino junto a mi,
- es muy linda su esposa.
- si, ella es preciosa.
- se ve brava.
- tu lo crees? No me habia fijado! *dije con un tono sarcástico.
Adri sonrió y soltó...
- pues salada, se tendrá que acostumbrar a compartir... o a perder...
- o tendrás que acostumbrarte vos... a perder... * le dije con cierta seriedad.
- no me gusta perder don Oscar, *dijo Adri mientras se acomodaba si cabello. - ahora le subo su correspondencia.
- Gracias Adri.
Antes de empezar el día, me había dejado algo preocupado la determinación de Adriana, estaba empeñada en hacer daño a mi relación no se si por orgullo o por deporte.
Cogi mi teléfono de la oficina, y hice una llamada...
- hermano? Necesito que venga a mi oficina. * le dije a Antonio con un tono de urgencia.
- mae aún no llego pero ya estoy cerca, apenas llego voy a su oficina.
- Va, pero no se quede hablando con nadie.

Sentado en la silla de mi oficina, mirando un punto fijo y pensando en las intensiones de Adriana, pude imaginar varios escenarios, quizás la recepcionista por su pura inmadurez quería buscar pareja "estable" que la mantuviera o solo le gustaba asustar con "vaina vacia", al fin y al cabo no tenia nada para inculparme.

Faltado 15 minutos para las 8 am, Antonio estaba tocando la puerta de mi oficina,
- Pase... * dije con voz alta.
- Presente mi generalisimo comandante 0 * entro Antonio haciendo ademán con su mano en posición horizontal en su frente. - Para que soy bueno.
- Bueno para cagarla si... * dije irónicamente.
- oh mi hermano! Eso dolió!
- bueno voy al grano, necesito quitarme a Adriana de encima.
- Metafóricamente o literalmente? * dijo Antonio con risa morbosa.
La expresión en mi rostro y de mis ojos contestó esa pregunta.
- bueno solo hay dos opciones, la primera, mandarla devuelta a la bananera de donde salió o dos que te conviertas al Islam y que tengas dos esposas.
- muy graciocito Don Comedias, que desayunó hoy? Picha de payaso?
- mae muy que amargadito para comer en dos lados! Bueno bueno, cual es el plan?
- usted.
- yo que?
- usted es el plan!

En ese momento sonó nuevamente la puerta de mi oficina,
- pase * dije desde adentro.
Era Adriana y traía mi correspondencia.
- Aquí está su correspondencia... Óscar... *tiro los papeles en el escritorio y se retiró.
Antonio después de ver la actitud retadora de Adriana volvió su atención hacia mí,
- y esta que anda? Mal cogida?! * pregunto con risa burlista.
- me va a ayudar o no?
- si si, solo déjeme joder un rato playo, no sea tan amargado!
- hermano, yo estoy casado y esto de ninguna manera me sirve, esta muchacha está con su orgullo por las nubes y de alguna forma debo alejarla de mi relación.
- bueno, pondré todo mi empeño y mis dotes de seducción para sacarlo de esta bronca. *dijo mientras hacía el ademán de sentarse en mis piernas.
- quite quite playo!
La idea de que Antonio intentara llamar la atención de Adriana no era la manera más efectiva pero si la que estaba más a mano y pues, la única, al fin y al cabo si Adriana lo que quería era estabilidad económica era lo mejor, Antonio era un sujeto soltero, 38 años, sin obligaciones, casa, vehículo... bueno, una excelente opción para una mujer que buscara un "sugar daddy".
Pasaron algunos días y Adriana solo giraba el saludo que una recepcionista le puede hacer normalmente a un empleado de la compañía. El viernes de esa semana, Adriana me habló un poco más amistosamente y fue a mi oficina,
- con permiso don Óscar.
- propio Adri, pasa, que se te ofrece?
- solo quería pedirle disculpas por no hablarle estos días, estaba en mis días, ud comprende.
- no hay problema Adri, entiendo.
- a que hora sale don Óscar?
- en 20 minutos señorita.
- ah yo también, quieria hablar algo con usted, es acerca de algo que me sucede aquí.
- bueno Adri, ya es tarde, lo hablamos mañana?
- no es que es importante y seguro ud me puede ayudar. * me dijo con vos de desespero. - me puede dar ride, al menos al centro solamente!
No era lo que deseaba hacer en ese momento, pero creí que si no lo hacía podía empeorar la diplomacia del momento.
- bueno, ok, pero solo al centro Adri, no puedo desviarme mucho, mi esposa me está esperando para ir de compras (la primera excusa que se me vino a la mente)
- si don Óscar, no hay problema!

Como siempre esperé a Adri a 100mts de la entrada de la empresa, ella apresurada se montó a mi carro y nos fuimos.
- don Oscar es que quería comentarle algo, me da un poco de vergüenza pero es mejor hablarlo con alguien.
- si dime Adri.
- es que vieras que don Antonio estq algo raro conmigo.
- como raro? *puta Antonio ni para eso servís! Me dije a mi mismo.
- si como que está echándome el cuento o no sé!
- ahhh, ok ok! Bueno y? No te gusta?
- noooo, ja ja, que dice don Oscar, ni un poco! Me gusta más usted!
Justo en ese momento pasábamos por un famoso restaurante de la "M" y Adri se antojo de uno de sus combos.
- Don Óscar podemos pasar un momento para comprar mi cena?
Pensé que era funcional, iba para mi casa, era viernes y había pereza de cocinar.
- Si Adri yo comprare algo también.
No era buena idea pasar por el servicio al auto, por lo que me estacioné en el lugar más escondido y fui a comprar yo mismo.
- ya vengo Adri.
- compreme un Big M porfa don Óscar. * Adri me da un billete de 5 mil.
Apurando en pedido pude salir en menos de 10 minutos con la comida. Deje a Adri en el centro, se despidió con un beso en la mejilla después de haber pintado sus labios, y se bajó, quité con un kleenex su labial de mi mejilla y me dirigí a mi hogar.
Ya en casa, Gabriela había llegado hace más de una hora.
- hola amor, traje comida!
- me leíste la mente! Tengo hambre! Mira mis uñas! * Gabriela me había comentado esa mañana que iría donde una de sus amigas a hacerse un trabajo en sus uñas, cosas de mujeres.
- estan muy lindas amor. * dije mientras servía las comidas.
- verdad que si! * Gaby se fotografiaba sus uñas con su teléfono. - amor me prestas tu teléfono que tiene mejor cámara?
- claro, ahí está sobre la mesa. *dije sin ningún reparo, todos los msjs comprometedores se habían quedado seguros en mi teléfono de trabajo en mi oficina.
- Gabriela tomó el teléfono y abrió la aplicación de cámara, su semblante cambió por completo y sus cejas empezaron a demostrar enojo.
Había cometido un grave error, mientras compraba la comida mi celular había quedado en el carro y Adri no perdió la oportunidad de "marcar su territorio". Había tomado una fotografía suya en mi auto, con filtro de corona de flores y haciendo la universal "duckface".
- Se levantó del sofá, con mi teléfono en su mano caminó hacía mi y mostrándome la pantalla directamente pregunto:
- quien es esta y porque está en su carro?
Me habían agarrado sin poder reaccionar y dar una explicación lógica, solo me mantuve en silencio.
- amor, puedo explicarte.
Gabriela tiró el teléfono al sofá y salió caminando rápido hacia la alcoba, sus lágrimas brotaban de sus ojos y cerró la puerta.
 
Parte 12

Dice un viejo refrán que cae más rápido un mentiroso que un cojo, en este caso, un infiel.

El lunes por la mañana había quedado con Gabriela en que ella se llevaria el carro para hacer unas compras de su oficina y de sus compañeras en el supermercado del "precio inteligente" por lo que debía alistarme un poco más temprano para que ella me dejara en el trabajo, como todas las mañanas el rapidin mañanero no faltó, ella se bañó primero y mientras alistaba los desayunos yo me bañaba. Gabriela vestía una falda azul rey un par de dedos por arriba de su rodilla y una blusa corte ejecutivo blanca con delgadas líneas verticales color azul, sus piernas completamente lisas terminaban en un par de zapatos negros de tacón mediano, su perfume con dulce olor invitaba a comerla una vez mas antes de irnos, por mi parte más informal con un jeans azul y una camiseta beige con el logo de la empresa bordado.
- Vamos amor, que se hace tarde.
- voy voy, dame un toque. *dijo mientras arreglaba el escote de su camisa y sus aretes.
Encendí el vehículo para que fuera calentando y mientras esperaba a mi esposa logré divisar una pequeña marca de zapato en el dash del vehículo, para no arriesgarme a que pudiera originar sospechas la borré con los trapos del carro, en fin, si era de mi esposa o de Adriana, eso no importaba.
Ese día en particular no había muchos embotellamientos por lo que llegué con buen tiempo al trabajo, mi esposa estacionó el vehículo frente al portón principal de la empresa y justo en la caseta del oficial de seguridad estaba Adri, hablaba con el oficial, don Jacinto, un nicaragüense de aproximadamente 55 años, una excelente persona y un testigo ocular de los acercamientos sospechosos entre Adri y yo. Le di un beso de despedida a mi esposa y ella lo alargó más y lo acompañó con un "te amo" me bajé del carro mientras don Jacinto y Adri veían hacia nuestras dirección, hubo un cruce de miradas entre Gabriela y Adriana, reconocía esa mirada de mi esposa, tenia años conviviendo con ella, esa mirada calma pero penetrante le decía a Adriana, - ese es mi hombre, no te le acerques. Adri quiso recibirme con un beso en la mejilla, yo extendi mi mano y la saludé igual a don Jacinto que con su cordialidad rompió el momento de tensión que se vivía en ese momento, Gabiela dio la vuelta y se marchó, eso si, muy despacio.
Adri entendió que no era conveniente levantar sospechas, al menos en mi interés, por ese momento, así que camino junto a mi,
- es muy linda su esposa.
- si, ella es preciosa.
- se ve brava.
- tu lo crees? No me habia fijado! *dije con un tono sarcástico.
Adri sonrió y soltó...
- pues salada, se tendrá que acostumbrar a compartir... o a perder...
- o tendrás que acostumbrarte vos... a perder... * le dije con cierta seriedad.
- no me gusta perder don Oscar, *dijo Adri mientras se acomodaba si cabello. - ahora le subo su correspondencia.
- Gracias Adri.
Antes de empezar el día, me había dejado algo preocupado la determinación de Adriana, estaba empeñada en hacer daño a mi relación no se si por orgullo o por deporte.
Cogi mi teléfono de la oficina, y hice una llamada...
- hermano? Necesito que venga a mi oficina. * le dije a Antonio con un tono de urgencia.
- mae aún no llego pero ya estoy cerca, apenas llego voy a su oficina.
- Va, pero no se quede hablando con nadie.

Sentado en la silla de mi oficina, mirando un punto fijo y pensando en las intensiones de Adriana, pude imaginar varios escenarios, quizás la recepcionista por su pura inmadurez quería buscar pareja "estable" que la mantuviera o solo le gustaba asustar con "vaina vacia", al fin y al cabo no tenia nada para inculparme.

Faltado 15 minutos para las 8 am, Antonio estaba tocando la puerta de mi oficina,
- Pase... * dije con voz alta.
- Presente mi generalisimo comandante 0 * entro Antonio haciendo ademán con su mano en posición horizontal en su frente. - Para que soy bueno.
- Bueno para cagarla si... * dije irónicamente.
- oh mi hermano! Eso dolió!
- bueno voy al grano, necesito quitarme a Adriana de encima.
- Metafóricamente o literalmente? * dijo Antonio con risa morbosa.
La expresión en mi rostro y de mis ojos contestó esa pregunta.
- bueno solo hay dos opciones, la primera, mandarla devuelta a la bananera de donde salió o dos que te conviertas al Islam y que tengas dos esposas.
- muy graciocito Don Comedias, que desayunó hoy? Picha de payaso?
- mae muy que amargadito para comer en dos lados! Bueno bueno, cual es el plan?
- usted.
- yo que?
- usted es el plan!

En ese momento sonó nuevamente la puerta de mi oficina,
- pase * dije desde adentro.
Era Adriana y traía mi correspondencia.
- Aquí está su correspondencia... Óscar... *tiro los papeles en el escritorio y se retiró.
Antonio después de ver la actitud retadora de Adriana volvió su atención hacia mí,
- y esta que anda? Mal cogida?! * pregunto con risa burlista.
- me va a ayudar o no?
- si si, solo déjeme joder un rato playo, no sea tan amargado!
- hermano, yo estoy casado y esto de ninguna manera me sirve, esta muchacha está con su orgullo por las nubes y de alguna forma debo alejarla de mi relación.
- bueno, pondré todo mi empeño y mis dotes de seducción para sacarlo de esta bronca. *dijo mientras hacía el ademán de sentarse en mis piernas.
- quite quite playo!
La idea de que Antonio intentara llamar la atención de Adriana no era la manera más efectiva pero si la que estaba más a mano y pues, la única, al fin y al cabo si Adriana lo que quería era estabilidad económica era lo mejor, Antonio era un sujeto soltero, 38 años, sin obligaciones, casa, vehículo... bueno, una excelente opción para una mujer que buscara un "sugar daddy".
Pasaron algunos días y Adriana solo giraba el saludo que una recepcionista le puede hacer normalmente a un empleado de la compañía. El viernes de esa semana, Adriana me habló un poco más amistosamente y fue a mi oficina,
- con permiso don Óscar.
- propio Adri, pasa, que se te ofrece?
- solo quería pedirle disculpas por no hablarle estos días, estaba en mis días, ud comprende.
- no hay problema Adri, entiendo.
- a que hora sale don Óscar?
- en 20 minutos señorita.
- ah yo también, quieria hablar algo con usted, es acerca de algo que me sucede aquí.
- bueno Adri, ya es tarde, lo hablamos mañana?
- no es que es importante y seguro ud me puede ayudar. * me dijo con vos de desespero. - me puede dar ride, al menos al centro solamente!
No era lo que deseaba hacer en ese momento, pero creí que si no lo hacía podía empeorar la diplomacia del momento.
- bueno, ok, pero solo al centro Adri, no puedo desviarme mucho, mi esposa me está esperando para ir de compras (la primera excusa que se me vino a la mente)
- si don Óscar, no hay problema!

Como siempre esperé a Adri a 100mts de la entrada de la empresa, ella apresurada se montó a mi carro y nos fuimos.
- don Oscar es que quería comentarle algo, me da un poco de vergüenza pero es mejor hablarlo con alguien.
- si dime Adri.
- es que vieras que don Antonio estq algo raro conmigo.
- como raro? *puta Antonio ni para eso servís! Me dije a mi mismo.
- si como que está echándome el cuento o no sé!
- ahhh, ok ok! Bueno y? No te gusta?
- noooo, ja ja, que dice don Oscar, ni un poco! Me gusta más usted!
Justo en ese momento pasábamos por un famoso restaurante de la "M" y Adri se antojo de uno de sus combos.
- Don Óscar podemos pasar un momento para comprar mi cena?
Pensé que era funcional, iba para mi casa, era viernes y había pereza de cocinar.
- Si Adri yo comprare algo también.
No era buena idea pasar por el servicio al auto, por lo que me estacioné en el lugar más escondido y fui a comprar yo mismo.
- ya vengo Adri.
- compreme un Big M porfa don Óscar. * Adri me da un billete de 5 mil.
Apurando en pedido pude salir en menos de 10 minutos con la comida. Deje a Adri en el centro, se despidió con un beso en la mejilla después de haber pintado sus labios, y se bajó, quité con un kleenex su labial de mi mejilla y me dirigí a mi hogar.
Ya en casa, Gabriela había llegado hace más de una hora.
- hola amor, traje comida!
- me leíste la mente! Tengo hambre! Mira mis uñas! * Gabriela me había comentado esa mañana que iría donde una de sus amigas a hacerse un trabajo en sus uñas, cosas de mujeres.
- estan muy lindas amor. * dije mientras servía las comidas.
- verdad que si! * Gaby se fotografiaba sus uñas con su teléfono. - amor me prestas tu teléfono que tiene mejor cámara?
- claro, ahí está sobre la mesa. *dije sin ningún reparo, todos los msjs comprometedores se habían quedado seguros en mi teléfono de trabajo en mi oficina.
- Gabriela tomó el teléfono y abrió la aplicación de cámara, su semblante cambió por completo y sus cejas empezaron a demostrar enojo.
Había cometido un grave error, mientras compraba la comida mi celular había quedado en el carro y Adri no perdió la oportunidad de "marcar su territorio". Había tomado una fotografía suya en mi auto, con filtro de corona de flores y haciendo la universal "duckface".
- Se levantó del sofá, con mi teléfono en su mano caminó hacía mi y mostrándome la pantalla directamente pregunto:
- quien es esta y porque está en su carro?
Me habían agarrado sin poder reaccionar y dar una explicación lógica, solo me mantuve en silencio.
- amor, puedo explicarte.
Gabriela tiró el teléfono al sofá y salió caminando rápido hacia la alcoba, sus lágrimas brotaban de sus ojos y cerró la puerta.
fuck ya me estrese jajaja, no se si es inventada esta parte o si le paso, pero que heavy jaja. Favor confirmar para dormir tranquilo jaja
 
#1 en FACTURA ELECTRÓNICA
Parte 13

El diciembre del mismo año de nuestra boda, Gabriela y yo habíamos decidido juntar nuestros aguinaldos y unos ahorros que teníamos juntos para amueblar nuestra casa.
Sin duda la joya de Corona había sido un sofá cama que compramos en forniture de Artistica, era impresionante, grande y su comodidad invitaba a echarse unas 6 horas seguidas de play station, la elección de ese mueble fue realmente buena, ahora en este momento, como era de esperarse estaba acostado en ese sofá, mis ojos bien abiertos sin una pizca de sueño y con un sentimiento de culpa que me estaba comiendo vivo, podía escuchar los sollozos de Gabriela que venían desde la habitación, con cada uno de ellos una aguja clavaba su punta en mi corazón, el sentimiento de culpa después de cometer un error que hace sentir tan mal a una persona que se ama es la peor sensación del mundo.
Rondando las 3am los ruidos provenientes del cuarto ya habían cesado y mis ojos comenzaron a cerrarse.
Destellos de sol entraban por los ventanales y golpeaban justo en mi rostro, eso sumado al calor mañanero de este verano me hicieron cortar el sueño que no había podido conciliar en la noche, el reloj marcaba las 10:29 am, era un sábado diferente ya que siempre acostumbraba los fines de semana a ser yo el que hacía el desayuno pero creo que ella en ese momento no queria ni verme.
Esta claro que debía empezar a hablar con la verdad y solo con la verdad, después de todo, ya la había "cagado" en grande. Camine muy sigilosamente hacia nuestra recámara, abrí la puerta despacio y me asomé para observar que había de mi esposa. Ya despierta, tenia una de las pijamas que le había regalado, acostada de lado sus rodillas estaban cerca de su pecho y sus manos rodeaban sus piernas, entré y me posé de pie frente a la cama, Gabriela alzó la vista hacia mí y le salieron un par de lágrimas, de mi parte, la vergüenza y culpabilidad no me dejaban poderla verla a los ojos,
- tenia tanto que decirte... * dijo Gabriela con su voz quebrada.
Fui al otro extremo de la cama, me acosté y traté de abrazarla.
- no me toque Óscar... no quiero por favor... *su voz se volvió pesada.
- que me tiene que explicar? Que se está cogiendo a la zorra que tiene como secretaría?
Secretaria, recepcionista eso ya no importaba, lo que realmente era vital para mi era el perdón de ella y ganar nuevamente su confianza y eso solo lo lograría hablando con la verdad, la dolorosa verdad.
- Vengo a decirte la verdad, lo que quieres preguntar yo lo diré porque te amo.
- que maneras de amar Óscar, no quiero escuchar nada suyo, no quiero verlo, váyase, por favor no quiero verlo.
Sentí que en ese momento lo mejor era alejarme, darle su espacio, accedí a dejarla sola, Gabriela se levantó de la cama, tomó un paño y se metió al baño cerrando la puerta con fuerza. Volvi a postrarme sobre el sofá, ¿porque nosotros los hombres somos tan complicados? Tenemos una mujer hermosa en nuestro hogar, tenemos estabilidad emocional y financiera... ¿porque buscamos afuera lo que podemos tener en nuestro hogar o pagar en un encuentro fortuito? ¿ porque nos gusta tanto lo arriesgado? ¿Será naturaleza humana?... un montón de preguntas llegaban a mi cabeza y sin fuerza a responderlas solo daban vueltas dentro de ella. Gabriela por fin salió de la ducha, podía verla reflejada en uno de los espejos que teníamos en la pared del cuarto, estaba desnuda, por amor a Dios, como podía comer en otro lado que no fuera ahi, podía notar que había aumentado un poquito de peso pero aún así seguía siendo una mujer que robaba miradas, se colocó un calzón tipo hilo, una leggins que hacía notar su voluminoso trasero, sus pechos caían sobre la parte superior de su abdomen, los levantó con un sostén liso y luego colocó una blusa con cuello en V que resaltaba sus grandes tetas, todo su atuendo color negro, sentada sobre su mueble de maquillaje puso algo de rubor en su rostro, hizo una cola de caballo en su pelo y tomó uno de sus bolsos preferidos, sin decirme nada y yo sin tener el valor moral para preguntarle, tomo sus llaves de la casa y se dispuso a salir, como un pervertido no podía dejar de verle ese par de nalgas e imaginarlas encima de mi rostro, se detuvo un momento y sacó un sobre de su bolso, caminó hacia mí y extendiendo su mano me lo entregó, dio media vuelta nuevamente con lágrimas y salió.
Mi corazón latía con desespero, supuse en mi interior que aquí se acababa todo, ese sobre era posible que contuviera la carta de despedida, honestamente no deseaba ni abrirlo, pero bueno, ¿que podía ser peor que lo que estaba pasando ahora? Despues de medio día, tome un poco de valor con un unas cuantas cervezas encima, y abri el sobre, dentro había una hoja tamaño carta doblada en 3 partes, estaba seguro entonces que no era la despedida. Mis latidos se detuvieron por un momento, y mi respiración de volvió pausada, mis manos temblaban y una lágrima corrió mi mejilla... en aquella hoja de un laboratorio metropolitano con el nombre de mi esposa, indicaban en la parte de gonadotropina coriónica humana un POSITIVO, con letra en pluma negra Gabriela había escrito "un mes mi amor" dentro un corazón dibujado con tinta rosa.
 
Parte 13

El diciembre del mismo año de nuestra boda, Gabriela y yo habíamos decidido juntar nuestros aguinaldos y unos ahorros que teníamos juntos para amueblar nuestra casa.
Sin duda la joya de Corona había sido un sofá cama que compramos en forniture de Artistica, era impresionante, grande y su comodidad invitaba a echarse unas 6 horas seguidas de play station, la elección de ese mueble fue realmente buena, ahora en este momento, como era de esperarse estaba acostado en ese sofá, mis ojos bien abiertos sin una pizca de sueño y con un sentimiento de culpa que me estaba comiendo vivo, podía escuchar los sollozos de Gabriela que venían desde la habitación, con cada uno de ellos una aguja clavaba su punta en mi corazón, el sentimiento de culpa después de cometer un error que hace sentir tan mal a una persona que se ama es la peor sensación del mundo.
Rondando las 3am los ruidos provenientes del cuarto ya habían cesado y mis ojos comenzaron a cerrarse.
Destellos de sol entraban por los ventanales y golpeaban justo en mi rostro, eso sumado al calor mañanero de este verano me hicieron cortar el sueño que no había podido conciliar en la noche, el reloj marcaba las 10:29 am, era un sábado diferente ya que siempre acostumbraba los fines de semana a ser yo el que hacía el desayuno pero creo que ella en ese momento no queria ni verme.
Esta claro que debía empezar a hablar con la verdad y solo con la verdad, después de todo, ya la había "cagado" en grande. Camine muy sigilosamente hacia nuestra recámara, abrí la puerta despacio y me asomé para observar que había de mi esposa. Ya despierta, tenia una de las pijamas que le había regalado, acostada de lado sus rodillas estaban cerca de su pecho y sus manos rodeaban sus piernas, entré y me posé de pie frente a la cama, Gabriela alzó la vista hacia mí y le salieron un par de lágrimas, de mi parte, la vergüenza y culpabilidad no me dejaban poderla verla a los ojos,
- tenia tanto que decirte... * dijo Gabriela con su voz quebrada.
Fui al otro extremo de la cama, me acosté y traté de abrazarla.
- no me toque Óscar... no quiero por favor... *su voz se volvió pesada.
- que me tiene que explicar? Que se está cogiendo a la zorra que tiene como secretaría?
Secretaria, recepcionista eso ya no importaba, lo que realmente era vital para mi era el perdón de ella y ganar nuevamente su confianza y eso solo lo lograría hablando con la verdad, la dolorosa verdad.
- Vengo a decirte la verdad, lo que quieres preguntar yo lo diré porque te amo.
- que maneras de amar Óscar, no quiero escuchar nada suyo, no quiero verlo, váyase, por favor no quiero verlo.
Sentí que en ese momento lo mejor era alejarme, darle su espacio, accedí a dejarla sola, Gabriela se levantó de la cama, tomó un paño y se metió al baño cerrando la puerta con fuerza. Volvi a postrarme sobre el sofá, ¿porque nosotros los hombres somos tan complicados? Tenemos una mujer hermosa en nuestro hogar, tenemos estabilidad emocional y financiera... ¿porque buscamos afuera lo que podemos tener en nuestro hogar o pagar en un encuentro fortuito? ¿ porque nos gusta tanto lo arriesgado? ¿Será naturaleza humana?... un montón de preguntas llegaban a mi cabeza y sin fuerza a responderlas solo daban vueltas dentro de ella. Gabriela por fin salió de la ducha, podía verla reflejada en uno de los espejos que teníamos en la pared del cuarto, estaba desnuda, por amor a Dios, como podía comer en otro lado que no fuera ahi, podía notar que había aumentado un poquito de peso pero aún así seguía siendo una mujer que robaba miradas, se colocó un calzón tipo hilo, una leggins que hacía notar su voluminoso trasero, sus pechos caían sobre la parte superior de su abdomen, los levantó con un sostén liso y luego colocó una blusa con cuello en V que resaltaba sus grandes tetas, todo su atuendo color negro, sentada sobre su mueble de maquillaje puso algo de rubor en su rostro, hizo una cola de caballo en su pelo y tomó uno de sus bolsos preferidos, sin decirme nada y yo sin tener el valor moral para preguntarle, tomo sus llaves de la casa y se dispuso a salir, como un pervertido no podía dejar de verle ese par de nalgas e imaginarlas encima de mi rostro, se detuvo un momento y sacó un sobre de su bolso, caminó hacia mí y extendiendo su mano me lo entregó, dio media vuelta nuevamente con lágrimas y salió.
Mi corazón latía con desespero, supuse en mi interior que aquí se acababa todo, ese sobre era posible que contuviera la carta de despedida, honestamente no deseaba ni abrirlo, pero bueno, ¿que podía ser peor que lo que estaba pasando ahora? Despues de medio día, tome un poco de valor con un unas cuantas cervezas encima, y abri el sobre, dentro había una hoja tamaño carta doblada en 3 partes, estaba seguro entonces que no era la despedida. Mis latidos se detuvieron por un momento, y mi respiración de volvió pausada, mis manos temblaban y una lágrima corrió mi mejilla... en aquella hoja de un laboratorio metropolitano con el nombre de mi esposa, indicaban en la parte de gonadotropina coriónica humana un POSITIVO, con letra en pluma negra Gabriela había escrito "un mes mi amor" dentro un corazón dibujado con tinta rosa.

Que sad
 
Parte 14

Dice la Ley de Murphy que cuando algo sale mal, puede salir peor, muchísimo peor.

Aún con el sobre el mis manos me levanté del sofá, caminé hasta la cocina, debia tomar un poco de agua, mis piernas temblaban, obvio seguía avergonzado y golpeado, pero emocionado de que seria papá.
La presión de todo lo que estaba viviendo se apoderaba más de mi, debía controlar mi nivel de estrés y en el minibar tenia un escoces Glenlivet que la misma Gabriela me había obsequiado para la navidad del 2019, aún tenia su sello de seguridad; serví el primer trago, un doble en las rocas, sentado a la mesa con la compañía de esa botella. Ese primer trago con el sabor dulce de un buen blended me recordó al primer encuentro con Gabriela. Ese día, hace ya casi 6 años, estaba algo inseguro, Gaby es una mujer hermosa, que en primera me había rechazado pero ahora tenia la oportunidad de tener sexo con ella solo una vez y desaparecer, nunca imaginaria que 6 años después estaría esperando un hijo mío, aquella noche fría de sábado corría el mes de diciembre, estaba vestido para la ocasión espere a Gabriela fuera de su apartamento, cuando salió lucia sencillamente hermosa, con un vestido negro con escote pronunciado compuesto por dos cintas que tapaban sus pechos y un cinturón dorado, se había puesto unas zapatillas beige que dejaban ver los dedos de sus pies que causaban la excitación que causa la simple higiene corporal.
Después de cenar e ir al mirador en un restaurante en las montañas de Heredia, llegamos a su apartamento y después de unos besos en el carro entramos en su pieza, le arranque su vestido, dejando al descubierto sus pechos, mis ojos brillaban al ver ese par de manjares por primera vez, lamí cada parte de sus tetas y con más cariño sus pezones grandes y rosados, mi mano derecha estaba masturbando su clitoris sobre el calzón, metia mis dedos en su vagina para luego llevarlos a mi boca y probar por primera vez el sabor de su deliciosa vulva, quite por completo su vestido, quedó en su ropa interior tipo hilo negro, se veía tan comible que la deje con su ropa interior y sus tacones, corrí su hilo para lamer su vagina, mi banquete, ella me tomó por mi cabello y me dirigió de espaldas a su cama, quitó mi camisa y mi cinturón, mordía mi verga por encima del pantalón y veía a mis ojos mientas lo hacia...
- uy hay algo bien grande aquí escondido...
- sácalo y lo verás... le contesté ya evitando con todas mis fuerzas de embestirla.
Soltó el broche de mi pantalon y metió su mano en él, saco mi pene que ya estaba totalmente erecto, sus labios pintados con labial rosado daban pequeños besos en la punta de mi glande y pasaba la punta de su lengua por la cabeza de mi pene; después de un oral mutuo hicimos el amor como si nos conociéramos de toda la vida.
El hielo en mi whisky ya estaba derretido, las memorias que tenia de cada momento sexual y afectivo con mi esposa eran tantas que podía terminar la botella ahí mismo, cosa que claramente hice. Cerca de las 8 p.m., entro un mensaje a mi teléfono, ese mensaje contenía un emoji de un corazón y una leyenda que decía "estoy sola", la destinataria tan irritable e indeseada, Adriana.
Sentí en ese momento el odio mas exacerbado, pero, dentro de mi ecuanimidad y conciencia sabia que estaba ebrio, por lo que solo contesté con un "ok" y por supuesto borré la conversación, sin embargo, Adriana no se rendiría sin pelear, volvió a enviarme un mensaje que contenía una fotografía, en la imagen se retrataba su rostro y acostada sobre la cama, al parecer estaba desnuda y sus clavículas hacían notar esto; no quería ni verla, sentía tanto rencor que solo borré nuevamente la conversación, minutos después de dejarla en vista terminó su asedio con un "vendrás tarde o temprano" y un emoji lanzando un beso.
Rondaban las 10 p.m. y mi organismo repleto de alcohol no pudo más, volví a quedar dormido sobre ese sofá.
El domingo por la mañana la resaca era insoportable, no soy un hombre acostumbrado a consumir licor en grandes cantidades; debía salir a desayunar, no tenía la voluntad para hacerlo, pero, no había de otra, así que me bañé y alisté a como pude y salí a sobrevivir solo ese domingo.

Cerca de medio día un nuevo mensaje entró a mi teléfono, era Gabriela, su misiva decía "a las 4 p.m. en Linconl, sea puntual".
Corrí al apartamento, debía quitar de alguna forma el olor a alcohol que literalmente transpiraba, esta vez debía hacerlo bien.
Al ser las 5 p.m. llegue a la explanada de ese centro comercial, Gabriela estaba esperando ahi, la vi, ella no me había visto, vestía un pantalon jeans azul oscuro y una blusa básica Blanca con detalles en rojo, zapatos teni blancas y una chaqueta negra de cuero que en algún momento le vi a su mejor amiga, por lo que supe que pasó la noche del sábado ahi. Estacione un momento para tomar fuerzas y enfrentarme a ella, la veía a unos metros de mi, por Dios que bella es mi esposa, robando miradas de hombres y envidia de mujeres, sin mucho que pensar me acerque a ella, abrió la puerta del vehículo y entró, enseguida le traté de besar y ella se negó, era obvio que no era el mejor momento para hacerlo,
- tienes hambre? *le pregunté.
- no...... estaba tomando?
- si un par de whiskys.
- un par?? Apestas a güaro... bueno vamos a otro lugar.
Nos dirigimos a zona verde poco concurrida cerca de ese centro comercial, al estacionarme Gabriela saco de su bolso un cajetilla de cigarros, saco uno y lo prendió, inmediatamente se lo quité
- quiero que mi hijo nazca sano, fumar por ahora no.
- con todo esto, no se que me hace más daño.
El silencio se apoderó de nosotros por unos segundos, rompi ese incómodo momento diciendole
- estoy aquí porque te amo y porque me equivoque y quiero arreglar las cosas, no escucharás otra cosa que no sea la verdad.
- me lo juras? *dijo Gabriela con una lágrima en sus ojos.
- por nuestros hijo. *conteste inmediatamente.

....

- tuviste sexo con ella?
....

- Sí.
Los ojitos de los cuales me habia enamorado estaban convirtiendose en cristales de agua a punto de estallar.

- cuantas veces?

- no lo sé, no las conté...
- cuantas?
- 5, 6 veces quizás.

Entre sollozos y lágrimas soltó la pregunta que me hice a mí mismo tantas veces.
- porque me haces esto Óscar?
No tenia respuesta para esto, - ni yo lo sé amor, simplemente pasó, *dije con mi alma destrozada.
El interrogatorio siguió por al menos una hora más,

- no me pidas que confíe en ti Oscar, pasará mucho tiempo antes de eso.
- yo lo sé mi amor, no lo pretendo, solo que me des otra oportunidad.
Mientras sonaba en el radio One more night interpretada por Phil Collins, extendi mi mano poniendo la Palma hacia arriba invitando a tomarmela entrelazando los dedos, ella puso su mano sobre la mía, acerque mi rostro al suyo y nos besamos, ese beso, fue el beso más rico que jamás allá dado, volvimos a nuestra casa y dormimos juntos, como lo hacen los amantes, los verdaderos amantes.

El lunes en la mañana, con el ambiente aún pesado por lo vivido el fin de semana, deje a Gabriela en su trabajo, posteriormente fui al mío, afortunadamente la recepción estaba sola por lo que cómodamente subí a mi oficina, ingrese, coloque mi bolso en una silla en el rincón, sobre mi escritorio había una cajita de lapiceros envuelta en un papel tipo china color rojo, lo tomé y desenvolví, tenia un trozo de papel de cuaderno con la leyenda "felicidades", la caja portaba una prueba de embarazo casera, de las que se compran en cualquier supermercado, su resultado era POSITIVO.


El mundo me volvió a caer encima.




 
Excelente historia. Me imagino al mae sufriendo. Las consecuencias de poner cuernos a la esposa

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Se sufre muy diferente de cada lado, el dolor de la mujer es más entrañable, el dolor del hombre es de orgullo y vergüenza.

Se sufre muy diferente de cada lado, el dolor de la mujer es más entrañable, el dolor del hombre es de orgullo y vergüenza
No imagino el sentimiento. Si te digo que últimamente he andado en busca de "algo" o mejor dicho "alguien"... Pero tu historia me ha hecho repensarlo muy bien. No sé si podría lidiar con algo como lo que describes.
 
Excelente historia, me encanta los giros y todo lo que acontece, sea real o no tienes una buena narrativa imagino cada cosa que describes. Continúa no nos dejes con la duda mucho tiempo.

Enviado desde mi ELE-L04 mediante Tapatalk
 
Parte 14

Dice la Ley de Murphy que cuando algo sale mal, puede salir peor, muchísimo peor.

Aún con el sobre el mis manos me levanté del sofá, caminé hasta la cocina, debia tomar un poco de agua, mis piernas temblaban, obvio seguía avergonzado y golpeado, pero emocionado de que seria papá.
La presión de todo lo que estaba viviendo se apoderaba más de mi, debía controlar mi nivel de estrés y en el minibar tenia un escoces Glenlivet que la misma Gabriela me había obsequiado para la navidad del 2019, aún tenia su sello de seguridad; serví el primer trago, un doble en las rocas, sentado a la mesa con la compañía de esa botella. Ese primer trago con el sabor dulce de un buen blended me recordó al primer encuentro con Gabriela. Ese día, hace ya casi 6 años, estaba algo inseguro, Gaby es una mujer hermosa, que en primera me había rechazado pero ahora tenia la oportunidad de tener sexo con ella solo una vez y desaparecer, nunca imaginaria que 6 años después estaría esperando un hijo mío, aquella noche fría de sábado corría el mes de diciembre, estaba vestido para la ocasión espere a Gabriela fuera de su apartamento, cuando salió lucia sencillamente hermosa, con un vestido negro con escote pronunciado compuesto por dos cintas que tapaban sus pechos y un cinturón dorado, se había puesto unas zapatillas beige que dejaban ver los dedos de sus pies que causaban la excitación que causa la simple higiene corporal.
Después de cenar e ir al mirador en un restaurante en las montañas de Heredia, llegamos a su apartamento y después de unos besos en el carro entramos en su pieza, le arranque su vestido, dejando al descubierto sus pechos, mis ojos brillaban al ver ese par de manjares por primera vez, lamí cada parte de sus tetas y con más cariño sus pezones grandes y rosados, mi mano derecha estaba masturbando su clitoris sobre el calzón, metia mis dedos en su vagina para luego llevarlos a mi boca y probar por primera vez el sabor de su deliciosa vulva, quite por completo su vestido, quedó en su ropa interior tipo hilo negro, se veía tan comible que la deje con su ropa interior y sus tacones, corrí su hilo para lamer su vagina, mi banquete, ella me tomó por mi cabello y me dirigió de espaldas a su cama, quitó mi camisa y mi cinturón, mordía mi verga por encima del pantalón y veía a mis ojos mientas lo hacia...
- uy hay algo bien grande aquí escondido...
- sácalo y lo verás... le contesté ya evitando con todas mis fuerzas de embestirla.
Soltó el broche de mi pantalon y metió su mano en él, saco mi pene que ya estaba totalmente erecto, sus labios pintados con labial rosado daban pequeños besos en la punta de mi glande y pasaba la punta de su lengua por la cabeza de mi pene; después de un oral mutuo hicimos el amor como si nos conociéramos de toda la vida.
El hielo en mi whisky ya estaba derretido, las memorias que tenia de cada momento sexual y afectivo con mi esposa eran tantas que podía terminar la botella ahí mismo, cosa que claramente hice. Cerca de las 8 p.m., entro un mensaje a mi teléfono, ese mensaje contenía un emoji de un corazón y una leyenda que decía "estoy sola", la destinataria tan irritable e indeseada, Adriana.
Sentí en ese momento el odio mas exacerbado, pero, dentro de mi ecuanimidad y conciencia sabia que estaba ebrio, por lo que solo contesté con un "ok" y por supuesto borré la conversación, sin embargo, Adriana no se rendiría sin pelear, volvió a enviarme un mensaje que contenía una fotografía, en la imagen se retrataba su rostro y acostada sobre la cama, al parecer estaba desnuda y sus clavículas hacían notar esto; no quería ni verla, sentía tanto rencor que solo borré nuevamente la conversación, minutos después de dejarla en vista terminó su asedio con un "vendrás tarde o temprano" y un emoji lanzando un beso.
Rondaban las 10 p.m. y mi organismo repleto de alcohol no pudo más, volví a quedar dormido sobre ese sofá.
El domingo por la mañana la resaca era insoportable, no soy un hombre acostumbrado a consumir licor en grandes cantidades; debía salir a desayunar, no tenía la voluntad para hacerlo, pero, no había de otra, así que me bañé y alisté a como pude y salí a sobrevivir solo ese domingo.

Cerca de medio día un nuevo mensaje entró a mi teléfono, era Gabriela, su misiva decía "a las 4 p.m. en Linconl, sea puntual".
Corrí al apartamento, debía quitar de alguna forma el olor a alcohol que literalmente transpiraba, esta vez debía hacerlo bien.
Al ser las 5 p.m. llegue a la explanada de ese centro comercial, Gabriela estaba esperando ahi, la vi, ella no me había visto, vestía un pantalon jeans azul oscuro y una blusa básica Blanca con detalles en rojo, zapatos teni blancas y una chaqueta negra de cuero que en algún momento le vi a su mejor amiga, por lo que supe que pasó la noche del sábado ahi. Estacione un momento para tomar fuerzas y enfrentarme a ella, la veía a unos metros de mi, por Dios que bella es mi esposa, robando miradas de hombres y envidia de mujeres, sin mucho que pensar me acerque a ella, abrió la puerta del vehículo y entró, enseguida le traté de besar y ella se negó, era obvio que no era el mejor momento para hacerlo,
- tienes hambre? *le pregunté.
- no...... estaba tomando?
- si un par de whiskys.
- un par?? Apestas a güaro... bueno vamos a otro lugar.
Nos dirigimos a zona verde poco concurrida cerca de ese centro comercial, al estacionarme Gabriela saco de su bolso un cajetilla de cigarros, saco uno y lo prendió, inmediatamente se lo quité
- quiero que mi hijo nazca sano, fumar por ahora no.
- con todo esto, no se que me hace más daño.
El silencio se apoderó de nosotros por unos segundos, rompi ese incómodo momento diciendole
- estoy aquí porque te amo y porque me equivoque y quiero arreglar las cosas, no escucharás otra cosa que no sea la verdad.
- me lo juras? *dijo Gabriela con una lágrima en sus ojos.
- por nuestros hijo. *conteste inmediatamente.

....

- tuviste sexo con ella?
....

- Sí.
Los ojitos de los cuales me habia enamorado estaban convirtiendose en cristales de agua a punto de estallar.

- cuantas veces?

- no lo sé, no las conté...
- cuantas?
- 5, 6 veces quizás.

Entre sollozos y lágrimas soltó la pregunta que me hice a mí mismo tantas veces.
- porque me haces esto Óscar?
No tenia respuesta para esto, - ni yo lo sé amor, simplemente pasó, *dije con mi alma destrozada.
El interrogatorio siguió por al menos una hora más,

- no me pidas que confíe en ti Oscar, pasará mucho tiempo antes de eso.
- yo lo sé mi amor, no lo pretendo, solo que me des otra oportunidad.
Mientras sonaba en el radio One more night interpretada por Phil Collins, extendi mi mano poniendo la Palma hacia arriba invitando a tomarmela entrelazando los dedos, ella puso su mano sobre la mía, acerque mi rostro al suyo y nos besamos, ese beso, fue el beso más rico que jamás allá dado, volvimos a nuestra casa y dormimos juntos, como lo hacen los amantes, los verdaderos amantes.

El lunes en la mañana, con el ambiente aún pesado por lo vivido el fin de semana, deje a Gabriela en su trabajo, posteriormente fui al mío, afortunadamente la recepción estaba sola por lo que cómodamente subí a mi oficina, ingrese, coloque mi bolso en una silla en el rincón, sobre mi escritorio había una cajita de lapiceros envuelta en un papel tipo china color rojo, lo tomé y desenvolví, tenia un trozo de papel de cuaderno con la leyenda "felicidades", la caja portaba una prueba de embarazo casera, de las que se compran en cualquier supermercado, su resultado era POSITIVO.


El mundo me volvió a caer encima.





Esta historia me emociona y a la vez me estresa jajaja, es muy buena. Me imagino yo ahi..
No me imagino que haria yo con dos chavalas embarazadas y en este caso sobre como decirle a la esposa..
 
Parte 15

No podía creer lo que estaba pasando, le había jurado por lo más sagrado a mi esposa que le había dicho toda la verdad a cerca de lo que pasó con Adriana, claramente esto seria el final de mi matrimonio, aunque no lo supiera en el momento que hice la confesión eso seria un golpe bajísimo que, poniéndome en los zapatos de ella, ni yo soportaría. El ojo derecho me brincaba, mi pecho se sentía apretado y en mi estómago un vacío permanente enorme de esos que normalmente se pasan al momento después de un susto.
¿Que hago ahora? ¿Como puedo llegar a mi casa y decirle a mi esposa que la mujer que fue mi amante está esperando un hijo mío? No había lugar para eso.
Cogí inmediatamente el teléfono y llamé a la única persona en la empresa que sabía todo y llegó unos minutos después,
- Buenos días mi camarada, lo escuché agitado, que pasó?
- hermano, que flores van a ir mejor para mí funeral, claveles y rosas blancas?
- bueno bro, yo creería que claveles... o unas manzanilla pero en te, se ve como si hubiera visto un fantasma.
- playo, el único fantasma aquí voy a ser yo después de que Gabriela se de cuenta de esto. * le di la cajita a Antonio y el saco el interior.
- y esto bro? Guacala, aún está miada *dijo sacudiéndose la mano.
Volvió a verme a los ojos y entendió lo que pasaba sin que le hubiera dicho una palabra.
- hermano NO! Mieeeerda, ahora si está jodido playo.
- estoy muerto mi amigo, vaya a mi funeral por favor.
- mae Oscar pero como paso playo? No se puso condón?
- diay llenandola de leche así pasó, a picha pelada si no estuviera cagado de risa.
- si quieres te voy comprando los boletos de avión ya, o tengo un amigo que falsifica cédulas, te creamos una identidad falsa y listo, fingimos que Oscar González murió y toda le herencia es para tu mujer y listo.
- ah no bro, que gran idea. *dije con sarcasmo.
- bueno cual otra? Aparte de que tu mujer cuando se de cuenta te va a castrar.
- no se Antonio, no me esta ayudando en nada.
- mae, me duele pero esta vez no puedo ayudarlo, o más bien no se como.
- yo sé amigo, solo quería alguien que me escuchara.
- pues para eso son los amigos, venga para arrimarsela.
Un abrazo de amigos, tan reconfortante es lo que necesitaba en ese momento, pero debíamos volver a trabajar, o al menos, haciendo que trabajaba.
Cerca del medio día sonó la puerta de mi oficina,
- pase
- hola amor, te traje tu correspondencia.
Era Adriana, traía una falda algo ajustada una palma arriba de sus rodillas, verle las nalgas era imnotizante, pero debía mantener la cordura.
- se sentó sobre el escritorio y acarició mi corbata,
- como te sientes? Vas a ser papá! O mejor dicho vamos!
- si ya ves, estoy feliz.... *dije con sonrisa fingida.
- si yo también! Este bebé nos unirá más!
Me mantuve en silencio mientras Adriana se retiraba, cuando llegó a la puerta se devolvió un momento y dijo,
- si es niña se llamará Marie y si es niño Gabriel, que te parece?
Me mantuve en silencio nuevamente, Adriana volvió a hablarme esta vez con un tono vengativo
- puedes ir diciéndole a su esposa desde ya a ver que va a ir haciendo.
Cuando Adriana salió de mi oficina me derrumbé, lloré, me pregunté mil veces por qué lo hice y hasta que volvieron a tocar mi puerta me calmé y limpie un poco mis ojos.
- limpieza *oí diciendo desde afuera.
- pase.
Doña Marta era en ese entonces una de las empleadas más antiguas de la empresa, tenia más de 40 años de trabajar con los jefes, conocía cada rincón de este lugar y a cada persona, tenia un sexto sentido para intuir cualquier cosa, incluso de temas que no conocía como tramitologias de trabajo o simple lenguaje técnico, estaba a un poco menos de un mes de pensionarse, aunque ella decía que au cuerpo estaba en óptimas condiciones para seguir laborando, tenia una vitalidad y una mirada siempre positiva a la vida.
Empezó a hacer la limpieza mientras me mantenia en mi silla viendo archivos sin importancia en la computadora.
- que tiene don Óscar.
- nada Doña Marta, estoy bien.
- no, tiene los ojos irritados y perdidos.
- problemas personales doña Marta.
- Entiendo don Óscar. Si se siente bien, soy una buena consejera.
En ese momento justo no tenia a nadie a quien recurrir, Doña Marta tenia la fama de ser reservada, no pasaría nada si ella conocía lo que me sucedía.
- cierre la puerta doña Marta, siéntese.
- claro don Óscar, dígame.
- no se si ya lo sabía, la recepcionista está embarazada.
- no lo sabía...
- es mío.
- Ay don Óscar, no me diga. Ya sabe el patrón?
- solo ud y Antonio lo saben.
- esa muchachita desde que llegó no me dio buena espina.
- no doña Marta, también es culpa mía, yo también la busqué.
- Don Óscar pero porque? Si su esposa es preciosa... cuando se dio cuenta?
- hoy en la mañana, encontré la prueba envuelta en papel y una caja de lapiceros. * le di la caja y ella la tomó para verla.
- uy don Óscar esto todavía tiene un poco de orines. *dijo entre risas.
Eché a reir yo también, esa señora me había sacado una sonrisa en un día tan oscuro.
- si me permite aconsejarle don Óscar, dígale a su esposa ya, todo, es mejor que lo sepa de su boca.
- si, lo sé.
Doña Marta se levantó y cuando iba saliendo le dije,
- doña Marta voy a ser papá.
- si ya lo sé!
- mi esposa también.
Marta se puso su mano en la frente y con cara de sorpresa se fue caminando mientras negaba con su cabeza.
Adriana había pedido un par de días de permiso para ir a Limon, un familiar suyo se encontraba mal de salud por lo que estaría fuera hasta el viernes así que tuve unos días de relativa tranquilidad pero aún mi cabeza trabajaba sin descanso pensando en como le iba a hacer frente a esto.
El jueves por la mañana tenia una cara de zombi, había dormido realmente poco desde el lunes y eso me pasaba factura en mi apariencia.
Doña Marta entró en mi oficina sin tocar,
- buen día don Oscar!
- buenos días doña Marta! Como amaneció?
- muy bien gracias a Dios! Y ud?
- bueno, no es mi mejor día.
- bueno señor, como sabe en 15 días me pensiono y le traje un par de regalos!
- muchas gracias doña Marta * dije con tono amistoso pero aún con preocupación.
- el primero es un marco don Óscar! Para que ponga la foto de su esposa y ud porque yo se que ese amor es muy bonito y no se va a acabar y el segundo es este.
Eran un par de empaques de prueba de embarazo.
- las encontré en la basura del baño de mujeres, las dos iban juntas.
No entendía porque está señora estaba dándome esto.
- don Oscar le puedo preguntar algo muy personal?
- pues si doña Marta, si puedo contestarle si.
- cuando fue la última vez que ud tuvo relaciones con esa muchacha?
- pues hace más de un mes.
- el día que ud me enseño la prueba de embarazo recuerdo que aún tenia un poco de orina.
- si, lo recuerdo doña Marta! Porque?
- las pruebas de embarazo caseras dan resultado después de 15 días, porque esperó hasta el lunes para hacérsela?
Me mantenía en silencio escuchándola.
- esa muchacha es una agazapada señor.
Doña Marta se levantó de la silla y antes de irse me pregunto,
- dígame una cosa don Óscar, ud estuvo en la bodega 1 acompañado alguna vez?
- si... *dije realmente sorprendido de lo que me decía esta señora.
- decía mi abuela que las zorras no abandonan jamás su madriguera.
Ese jueves llegue a mi casa con una luz de esperanza pero también muy confundido, abrí la puerta, la luz estaba tenue,
- ya llegué amor.
- estoy en el cuarto. *dijo Gaby.
Entre y ahí estaba mi esposa, tenia un conjunto baby doll morado con encaje,
- como me veo. *me preguntó
- deliciosa. *conteste con mi boca hecha agua.
Se levantó de la cama y caminó hacia mí, acariciaba levemente mi pene pon encima del pantalón, y preguntó,
- más que la puta de tu secretaria? *me dijo mientras me lamía el cuello.
- más que cualquier otra mujer.
- entonces cogeme ya.
Gabriela me tomó del cuello y me trajo a la cama, me desvistió, nos hicimos oral casi con ganas de comernos, ¡oh bendito sexo de reconciliación! Hicimos el amor hasta quedarnos dormidos.
 

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