¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez… Parece que San José nunca deja de sorprendernos, aunque no siempre para bien. Ahora tenemos esto de los limpiaparabrisas informales, pero no cualquier cosa, ¡son extranjeros! Y no cualquiera, principalmente venezolanos, según la Policía. Esto se ha levantado tanto polvareda que hasta el director de la Policía Municipal, Marcelo Solano, tuvo que salir a hablar.
La cosa es que esta práctica, que según Solano no era común por acá, llegó hace poco y prendió todas las alarmas. Él mismo dice que en otros países centro y sudamericanos, estos señores (y señoras también, claro) a veces usan este 'trabajo' como fachada para observar vehículos, echar ojo a qué hay adentro y así facilitar robos. Que sí, que no, pero el susto está dado, y nadie quiere andar con la mosca detrás de la oreja mientras va camino al brete.
La Policía ya anda echando operativos fijos en esos lugares donde se junta la gente, como el Paseo Colón, Torre Mercedes, Barrio Don Bosco, la Avenida 10, Los Yoses, y cerca de la Soda Tapia. Han decomisado botellitas de jabón, trapos, toda la onda para limpiar los cristales. Pero no solo eso, lo que preocupa más es que parecen estar organizados, como dicen ellos, ‘en grupo’. Imagínate, hasta seis u ocho mae rodeándote en un semáforo, ¡eso da escalofríos!
El director Solano nos cuenta que esta estrategia es peligrosa porque dejan al conductor prácticamente atrapado, como en una presa. Con el cinturón puesto y sin poder moverse mucho, es fácil que accedan a que les limpien el parabrisas, más por miedo que por necesidad. Y ahí, listo, te pueden estar estudiando a ver qué tienes dentro del carro. ¡Menuda vara!
Y no es broma, señores. La Policía cree que esto puede llevar a cosas peores, a robos directos. Porque si ya saben que vas tú solito, que llevas una tele nueva en el asiento trasero, pues se animan a intentar algo. Tenemos que ponerle el ojo encima a esto, porque si le damos rienda suelta, nos pueden ir a meter la pata en un lío gordo. Veríamos cómo se descontrola la seguridad en nuestras calles, y eso nadie lo quiere.
Por eso la Policía insiste en que no aceptemos el servicio, ni paguemos nada. Mejor aguantarnos unos rayones en el vidrio que arriesgarse a perder las llaves del carro o, peor aún, sufrir algo peor. También piden a las instituciones del gobierno que echen una mano a esas personas que se ven obligadas a hacer esto por necesidad. Ya saben, buscar soluciones sociales para que no tengan que recurrir a estas prácticas ilegales y potencialmente peligrosas.
Además, nos dan unos consejitos muy buenos: no bajar el vidrio, no hacer contacto visual, mantener las puertas con seguro, y si te sientes intimidado, anotar la descripción de la persona y reportarlo al 911. ¡Más vale prevenir que lamentar, mi pana! Y si ves a alguien actuando sospechoso, avísale a la Policía, ¡la colaboración ciudadana es clave para combatir este problema!
En fin, parece que estamos ante una nueva preocupación en San José. Un fenómeno importado que, si no se controla, podría traer consecuencias negativas para la seguridad de todos. Entonces, les pregunto, ¿qué medidas creen ustedes que deberían tomarse para evitar que esta práctica se consolide y proteja a los ciudadanos?
La cosa es que esta práctica, que según Solano no era común por acá, llegó hace poco y prendió todas las alarmas. Él mismo dice que en otros países centro y sudamericanos, estos señores (y señoras también, claro) a veces usan este 'trabajo' como fachada para observar vehículos, echar ojo a qué hay adentro y así facilitar robos. Que sí, que no, pero el susto está dado, y nadie quiere andar con la mosca detrás de la oreja mientras va camino al brete.
La Policía ya anda echando operativos fijos en esos lugares donde se junta la gente, como el Paseo Colón, Torre Mercedes, Barrio Don Bosco, la Avenida 10, Los Yoses, y cerca de la Soda Tapia. Han decomisado botellitas de jabón, trapos, toda la onda para limpiar los cristales. Pero no solo eso, lo que preocupa más es que parecen estar organizados, como dicen ellos, ‘en grupo’. Imagínate, hasta seis u ocho mae rodeándote en un semáforo, ¡eso da escalofríos!
El director Solano nos cuenta que esta estrategia es peligrosa porque dejan al conductor prácticamente atrapado, como en una presa. Con el cinturón puesto y sin poder moverse mucho, es fácil que accedan a que les limpien el parabrisas, más por miedo que por necesidad. Y ahí, listo, te pueden estar estudiando a ver qué tienes dentro del carro. ¡Menuda vara!
Y no es broma, señores. La Policía cree que esto puede llevar a cosas peores, a robos directos. Porque si ya saben que vas tú solito, que llevas una tele nueva en el asiento trasero, pues se animan a intentar algo. Tenemos que ponerle el ojo encima a esto, porque si le damos rienda suelta, nos pueden ir a meter la pata en un lío gordo. Veríamos cómo se descontrola la seguridad en nuestras calles, y eso nadie lo quiere.
Por eso la Policía insiste en que no aceptemos el servicio, ni paguemos nada. Mejor aguantarnos unos rayones en el vidrio que arriesgarse a perder las llaves del carro o, peor aún, sufrir algo peor. También piden a las instituciones del gobierno que echen una mano a esas personas que se ven obligadas a hacer esto por necesidad. Ya saben, buscar soluciones sociales para que no tengan que recurrir a estas prácticas ilegales y potencialmente peligrosas.
Además, nos dan unos consejitos muy buenos: no bajar el vidrio, no hacer contacto visual, mantener las puertas con seguro, y si te sientes intimidado, anotar la descripción de la persona y reportarlo al 911. ¡Más vale prevenir que lamentar, mi pana! Y si ves a alguien actuando sospechoso, avísale a la Policía, ¡la colaboración ciudadana es clave para combatir este problema!
En fin, parece que estamos ante una nueva preocupación en San José. Un fenómeno importado que, si no se controla, podría traer consecuencias negativas para la seguridad de todos. Entonces, les pregunto, ¿qué medidas creen ustedes que deberían tomarse para evitar que esta práctica se consolide y proteja a los ciudadanos?