http://www.nacion.com/ln_ee/2009/noviembre/10/opinion2154292.html
¿Qué tal?
Ahora bajo una pésima interpretación del concepto de inteligencias múltiples algunos estudiantes justifican el fracaso en asignaturas como Matemática, Química o Física esgrimiendo que ellos son aptos para otras disciplinas y por tanto esas materias les bloquean su "desarrollo" en el sistema educativo.
Sin embargo, a pesar de que algunos pueden estar en lo cierto; el nivel en el que se están dando estos fracasos y estas "fobias" no da para poner esos pretextos. Aquí lo que hay es una señal más del deterioro de la educación costarricense y el síntoma de una "educación" cada vez más frívola y especializada, y lo peor es que esto se mantiene aún a niveles universitarios.
Es entendible que a alguien no le gusten las matemáticas y por tanto considere los cursos de servicio como trabas, sin embargo los temas que se tratan no son nada del otro mundo como para que una persona, por ejemplo, tenga problemas para obtener un título en Odontología o Administración de Empresas porque no pueden ganar un curso de precálculo.
Yo siempre he estado de acuerdo con que no todos tenemos facilidad para ciertas cosas, eso es obvio, pero también me parece que una persona que no sea capaz de ganar un curso de cálculo o de física general no tiene la capacidad para desempeñarse profesionalmente en ningún campo, mucho menos si tiene problemas para ganar las pruebas de bachillerato.
¿Por qué no Física?
El viernes 6 de noviembre, los estudiantes de undécimo año realizaron el examen de Bachillerato correspondiente al área de Ciencias. Por esta razón, han salido en los diarios algunas estadísticas interesantes al respecto que conviene analizar más profundamente.
Los estudiantes que realizan los exámenes tienen la “opción” de seleccionar una de las tres ciencias para presentar el examen: Biología, Química o Física. Según el artículo de La Nación del sábado 7 de noviembre, un 84% de los estudiantes escogen Biología, lo cual quiere decir que entre Física y Química se reparten solo un 16% (Física con un 9% y Química con un 7%). Las razones para esta desproporción en la escogencia son muy variadas.
Fobia a los números. En primer lugar, es cierto que tanto Física como Química tienen una fuerte base matemática, lo que provoca la fobia tradicional a los números y cálculos que muchas veces impera en nuestro sistema educativo.
Pero ese miedo a todo lo numérico es algo que debemos trabajar desde los primeros años de educación, y no solo profesores y alumnos, sino, también, padres de familia. Es cierto que no todos tienen las mismas facilidades para los números, y algunos serán más aptos en artes o letras; pero tampoco se puede obviar la importancia que tiene la matemática en el desarrollo cognoscitivo, y de desarrollo de capacidades y habilidades para un estudiante, indistintamente del área de su preferencia.
Otro punto por analizar con mucho cuidado es el hecho de que a escala nacional existen muchas instituciones (tanto privadas como públicas), donde los estudiantes realmente no tienen opción de escoger, pues el colegio les “recomienda” que solo pueden escoger Biología “porque es más fácil”.
Este “consejo” por parte del colegio trae sus consecuencias en la calidad de la educación, pues muchos profesores de Física y Química ya no tienen la presión de ver la materia pues nadie presentará bachillerato en sus asignaturas, y en muchos colegios, aumenta el ausentismo, la apatía y el desinterés hacia esas materias.
Por supuesto que una importante cuota de responsabilidad corresponde a los docentes, que muchas veces no encontramos la forma de que la enseñanza de la Física sea agradable e interesante.
Cerca de la realidad. La Física nos ofrece una infinidad de posibilidades para poder explicar muchos fenómenos que los estudiantes perciben a diario y poder relacionar los conceptos del programa de estudio con esas situaciones cotidianas. Si lográramos hacer eso, la Física dejaría de ser una materia fría y lejana, para convertirse en algo más cercano a la realidad y al mundo que nos rodea, lo cual es precisamente la razón de ser de la Física, buscar explicaciones a los fenómenos que nos rodean. Las ideas son muchas: analizar escenas de películas, experimentos de laboratorio, análisis de noticias o sucesos, y sobre todo, aprovechar al máximo las inquietudes y dudas de los estudiantes.
La Física es una ciencia con grandes aplicaciones en muchos y diversos campos de la vida cotidiana. No es justo que la veamos como una ciencia secundaria. Como profesores, debemos esforzarnos por que los estudiantes encuentren el gusto por nuestra materia. Como padres de familia e institución, debemos evitar transmitir miedo hacia las materias numéricas.
En conclusión, es una meta para todos nosotros que aumente el número de estudiantes que se deciden a realizar el examen en Física, y sobre todo, que aumente el porcentaje de aprobación que el año anterior fue el más bajo de todas las materias.
¿Qué tal?
Ahora bajo una pésima interpretación del concepto de inteligencias múltiples algunos estudiantes justifican el fracaso en asignaturas como Matemática, Química o Física esgrimiendo que ellos son aptos para otras disciplinas y por tanto esas materias les bloquean su "desarrollo" en el sistema educativo.
Sin embargo, a pesar de que algunos pueden estar en lo cierto; el nivel en el que se están dando estos fracasos y estas "fobias" no da para poner esos pretextos. Aquí lo que hay es una señal más del deterioro de la educación costarricense y el síntoma de una "educación" cada vez más frívola y especializada, y lo peor es que esto se mantiene aún a niveles universitarios.
Es entendible que a alguien no le gusten las matemáticas y por tanto considere los cursos de servicio como trabas, sin embargo los temas que se tratan no son nada del otro mundo como para que una persona, por ejemplo, tenga problemas para obtener un título en Odontología o Administración de Empresas porque no pueden ganar un curso de precálculo.
Yo siempre he estado de acuerdo con que no todos tenemos facilidad para ciertas cosas, eso es obvio, pero también me parece que una persona que no sea capaz de ganar un curso de cálculo o de física general no tiene la capacidad para desempeñarse profesionalmente en ningún campo, mucho menos si tiene problemas para ganar las pruebas de bachillerato.