¡Ay, Dios mío, qué bronca nos cayó encima! Resulta que Estados Unidos, como buen vecino del norte, no está muy contento con cómo va llevando las cosas el presidente colombiano Gustavo Petro. Se armó un escándalo en la ONU donde el embajador Mike Waltz soltó críticas durísimas, calificando sus políticas como “irresponsables” y poniendo en peligro la estabilidad del país. Pareciera que la cosa está más caliente que gallo en jayacán.
La gota que derramó el vaso, aparentemente, fue el discurso de Petro en una marcha pro Palestina en Nueva York, donde, según Washington, le pidió al ejército estadounidense que “desobedeciera”. Obvio, esto no le sentó nada bien a los gringos, quienes ya le revocaron la visa al presidente hace unos días. Ahora, además de la molestia diplomática, están amenazando con dejar de financiar la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, una ayuda que, aunque a veces da para dudar, ha sido importante para la paz en estas tierras.
Y es que la Misión de la ONU, que lleva funcionando desde 2017, ha tenido su papeleta. Su propósito original era apoyar la reinserción de los ex combatientes de las FARC, pero parece que ahora se le acusa de ampliar su mandato para favorecer intereses políticos, especialmente de grupos étnicos. Waltz, el embajador yanqui, dice que están revisando si vale la pena seguir metiéndole plata a esta misión. ¡Imagínate, quitarle el chunche a Colombia justo cuando necesitamos mantener la calma!
Para colmo, la canciller colombiana, en señal de protesta, renunció a su propia visa estadounidense, lo cual tampoco ayudó a calmar las aguas. Parece que la relación entre ambos países está más tensa que una cuerda de guitarra, y nosotros, aquí en Costa Rica, viendo cómo se pone el brete a nuestros vecinos. Uno nunca sabe si esto podría afectar nuestra economía y estabilidad, porque, díganlo claro, el drama colombiano siempre termina afectándonos a todos en Centroamérica.
En la reunión de la ONU, mientras tanto, otros representantes defendieron la misión, argumentando que ha sido clave para prevenir actos violentos y darle voz a las comunidades vulnerables. Incluso la nueva jefa de la misión, Miroslav Jenca, insistió en que renovar su mandato sería una muestra de apoyo a Colombia y un compromiso con la paz internacional. ¡Pero eso, como sabemos, depende de las buenas intenciones y de que los poderosos estén de acuerdo, y ahí es donde viene el problema!
La elección presidencial de 2026 en Colombia se avecina como una tormenta perfecta. Con tanta tensión política y la amenaza de perder el apoyo internacional, las cosas podrían ponerse aún más feas. Ya tenemos suficiente con los problemas internos; ahora sumarle la presión externa… ¡qué sal!
En Costa Rica, lógicamente, estamos observando todo esto con cautela. Aunque somos un país pequeño, dependemos mucho del comercio y la estabilidad regional. Un conflicto abierto en Colombia, o cualquier otra nación centroamericana, nos tocaría de lleno. Esperamos que los líderes involucrados pongan cabeza fría y busquen soluciones pacíficas, porque meterse en broncas ajenas nunca trae buenos resultados. Como diría mi abuela, “más vale prevenir que lamentar”, ¿verdad?
Con todo este panorama, me pregunto... ¿Crees que Estados Unidos está justificadamente criticando las políticas de Petro, o se trata de injerencia extranjera disfrazada de preocupación por la seguridad regional? ¿Y cuál crees que debería ser la posición de Costa Rica frente a este conflicto?
La gota que derramó el vaso, aparentemente, fue el discurso de Petro en una marcha pro Palestina en Nueva York, donde, según Washington, le pidió al ejército estadounidense que “desobedeciera”. Obvio, esto no le sentó nada bien a los gringos, quienes ya le revocaron la visa al presidente hace unos días. Ahora, además de la molestia diplomática, están amenazando con dejar de financiar la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, una ayuda que, aunque a veces da para dudar, ha sido importante para la paz en estas tierras.
Y es que la Misión de la ONU, que lleva funcionando desde 2017, ha tenido su papeleta. Su propósito original era apoyar la reinserción de los ex combatientes de las FARC, pero parece que ahora se le acusa de ampliar su mandato para favorecer intereses políticos, especialmente de grupos étnicos. Waltz, el embajador yanqui, dice que están revisando si vale la pena seguir metiéndole plata a esta misión. ¡Imagínate, quitarle el chunche a Colombia justo cuando necesitamos mantener la calma!
Para colmo, la canciller colombiana, en señal de protesta, renunció a su propia visa estadounidense, lo cual tampoco ayudó a calmar las aguas. Parece que la relación entre ambos países está más tensa que una cuerda de guitarra, y nosotros, aquí en Costa Rica, viendo cómo se pone el brete a nuestros vecinos. Uno nunca sabe si esto podría afectar nuestra economía y estabilidad, porque, díganlo claro, el drama colombiano siempre termina afectándonos a todos en Centroamérica.
En la reunión de la ONU, mientras tanto, otros representantes defendieron la misión, argumentando que ha sido clave para prevenir actos violentos y darle voz a las comunidades vulnerables. Incluso la nueva jefa de la misión, Miroslav Jenca, insistió en que renovar su mandato sería una muestra de apoyo a Colombia y un compromiso con la paz internacional. ¡Pero eso, como sabemos, depende de las buenas intenciones y de que los poderosos estén de acuerdo, y ahí es donde viene el problema!
La elección presidencial de 2026 en Colombia se avecina como una tormenta perfecta. Con tanta tensión política y la amenaza de perder el apoyo internacional, las cosas podrían ponerse aún más feas. Ya tenemos suficiente con los problemas internos; ahora sumarle la presión externa… ¡qué sal!
En Costa Rica, lógicamente, estamos observando todo esto con cautela. Aunque somos un país pequeño, dependemos mucho del comercio y la estabilidad regional. Un conflicto abierto en Colombia, o cualquier otra nación centroamericana, nos tocaría de lleno. Esperamos que los líderes involucrados pongan cabeza fría y busquen soluciones pacíficas, porque meterse en broncas ajenas nunca trae buenos resultados. Como diría mi abuela, “más vale prevenir que lamentar”, ¿verdad?
Con todo este panorama, me pregunto... ¿Crees que Estados Unidos está justificadamente criticando las políticas de Petro, o se trata de injerencia extranjera disfrazada de preocupación por la seguridad regional? ¿Y cuál crees que debería ser la posición de Costa Rica frente a este conflicto?